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Karine

Me siento al lado de mi mocoso y acaricio su cabello, acaricio su rostro; observo con detenimiento a mi pequeño. Lo cargo y destapo mis sábanas lo coloco con sumo cuidado en la cama y lo arropo. Voy al armario - para sacar mi pijama - y hay una muda de Tomas apartada de toda mi ropa -- su pijama para ser exactos.

Observo mi habitación, pero tampoco es como si las mujeres que trabajan y mantienen la casa de mi hermana me dejan notas con lo que hacen o dejan de hacer. Respiro y me calmo.

¿No es como si alguien hubiera entrado a esta casa, se hubiera tomado el tiempo de rebuscar en la habitación de mi sobrino y luego me hubiera dejado su muda en mi habitación, no? Eso estaría re loco.

Esto no me gusta. No me gusta ni un poquito.

Se supone que en estos casos según lo que he visto en las películas, la paranoica es la primera en morir y lo peor de todo es que no tengo a nadie para confesarle mis secretos y mis miedos, con quien llorar antes de que ocurra lo inevitable. Si llamo a mi madre me hará una de dos o se pone histérica paranoica o me dice que deje de ver mis películas que para ella no son nada productivas pero también cabe la posibilidad de que me le dé un ataque y la mando al otro barrio. Si llamo a Karen, es capaz de ponerme un guardaespaldas 24/7, a Mathèo le tengo cero confianza así que ni modo.

No tengo con quien contar.

Aunque puedo tener un poco de razón y que haya sido Alicia, ella trabaja en esta casa, conoce perfectamente esta casa. A lo mejor ella sabía que Tomas estaba aquí, conmigo.

¡Claro! Por eso ella me dejo la muda de mi travieso.

Aunque ella tiene prohibido tocar nuestras cosas personales y no la veo capaz de abrir mi armario... Sí, soy la única de todos en esta casa que es amable con ella así que... Quizás....

¿Pero si no es ella quien ha estado aquí? No tiene sentido, si fuese en la habitación de mi hermana quizás podría entenderlo ¿Pero en la mía? No

Me duele tanto la cabeza ahora mismo que siento que va a explotar en cualquier momento.

- ¿Por qué está todo tan oscuro? - grita mamá. Lo sé por el eco de sus tacones y por su voz. Y por cómo enciende todo tan apresuradamente. Ella detesta la oscuridad. - ¡Hola! - grita.

No respondo. Camino a la puerta de mi habitación y la abro; inhalo hondo y preparo mis pulmones. Rezo mentalmente para que mi sobrino hermoso no se despierte.

- ¡No hay nadie en casa mamá! - chillo.

Mamá empieza a subir las escaleras, lo sé por el pinche ruido que hacen sus tacones con las escaleras de madera.

Llega al umbral de mi puerta con un papel en la mano y me mira. Me mira y luego mira a mi mocosin.

- ¿Y por qué no bajas a recibir a tu madre? - pues porque no sabía que habías salido mami.

- No quería dejar solo al enano. ¿A dónde fuiste? - me mira y resopla. Tal y como lo haría una morra de mi edad.

Me cuenta porque salió, no le presto total atención así que no puedo decir precisamente todo. Me cuenta también que Karen y Mathèo salieron a un viaje muy importante y que debía cuidar a Tomas porque Alicia no va a estar en todo el fin de semana ya que había pedido permiso para ver a su hermana que acaba de dar a luz. Entonces eso quiere decir que;

Nadie estuvo en casa.

Nadie estuvo en la puñetera casa.

Alicia ha pedido permiso para​​​​ todo el fin de semana.

Pozo Sin FondoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora