Pozo Sin Fondo

[34]

Karine

Para que sea más simple el entenderme, hace como poco más de tres años me ocurrieron cosas que todavía intento asimilar, cosas que me han marcado y han dejado huella en lo más profundo de mi alma. Mi psicólogo dice que si plasmo mis heridas en un papel sabré llevar mejor mi dolor.

Hace tres años fue el comienzo de la historia más loca y surrealista que una persona puede experimentar pues con un buen par bien puesto a mi me tocó vivirla en carne propia. Conocí a la familia Banguar, una de las familias mas terrorificas del jodido planeta tierra, conocí a Teztkat, a Nane, Bodganne, Inno y Shayla pero también conocí a la verdadera Karine Evans fui bendecida por ir de la mano de mi hermana, mi motor, mi luz, de mi adorada Rhina.

Ese año entendí lo que se siente cuando le arrebatas la vida a alguien, la desesperación de tener hambre y no probar bocado alguno, la agonía de ser separado de los seres que amas, la desesperación y sobre todo la supervivencia.

En ese año, de todas las barbaridades que viví la peor sin duda alguna es el haberme despertado sola en un hospital, con otro color de cabello, un nombre diferente y una carta completamente vacía. No tuve flores al despertar, tampoco recibí peluches ni chocolates, no vi a mi madre ni a mi hermana. Cuando por fin me dieron el alta después de tres duros, largos y agotadores tres meses, una enfermera me devolvió las que según ella eran mis pertenencias del día en que me dejaron en la puerta de este cochino lugar a punto de morir debido a las múltiples heridas que mi pobre cuerpo ha soportado, ya saben; mi espalda destrozada, un millón de hematomas esparcidos por todo mi cuerpo, una desnutrición muy severa y para añadirle la guinda al pastel la puñalada se me infectó a tal punto que parecía una muerta viviente debido a las fiebres tan altas que me tocó aguantar. Las heridas de bala estaban completamente limpias y aun así no logro explicarme cómo es que antes de cerrar los ojos yo me encontraba en New Orleans, siendo cruelmente torturada en el anfiteatro del parlamento y cuando vuelvo a abrir los ojos me encuentro en mi preciosa Francia. En el mismo hospital en el que el mundo me dio la bienvenida, la misma ciudad donde di mis primeros pasos y dije mis primeras palabras.

En medio de todo ese caos, entre mis pertenencias, en medio del pasaporte falso se encontraba la verdadera carta:

Mejor así, confundidos.

Que no sepan si si, o si no,donde, cuando y con quien.

Esto es lo que le pasa a una muchacha de 18 años cuando intenta jugar a ser mayor.