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Karine

Ya creo que hasta perdí el poco orgullo que me quedaba ¿Cómo pude permitir que precisamente él me vea en semejante estado? No solo me ha visto medio desnuda si no que también todas y cada una de mis marcas, algunas más grandes y horribles que otras y no estoy segura siquiera si ha llegado a sentir asco, pena o satisfacción. Ese hombre es tan impredecible que irrita.

Miro la manguera y la colcha en el suelo pero es que tengo tanta rabia encima que no me corto y cojo lo primero que encuentro a mi alcance y lo arrojo contra la pared ocasionandome un dolor horrible en la cintura y en el hombro pero psicológicamente me hace sentir de maravilla.

Empiezo a sentir frío y sin muchas ganas cojo la manguera y empiezo la labor, no me muevo mucho porque todavía me duele horrores mi precioso cuerpecito y pues obviamente evitar los movimientos bruscos tan típicos en mi fantástica persona es todo una aventura. Lavarme el cabello ha sido realmente fácil y placentero; enserio, me urgía una duchita pero el enjabonarme el cuerpinin fue peor que la segunda guerra mundial. Enserio.

Me apresuro a cubrirme con la toalla y secar rápido . No miento cuando digo que este lugar es tremendamente frío como el infierno mismo y eso que ni lo conozco pero real que si sigo frecuentando este sitio y a esta familia no me quedará nada para volverme intima de esos patanes .

Me apresuro en cambiarme y pues si, me vale tres hectáreas de un rábano mi actual aspecto porque pues como que hay mil cosas mucho más importantes de las que deba empezar a preocuparme que si me ve medio decente el cabello que traigo.

Recojo todo y más o menos y como puedo limpio todo. No me tardo demasiado y puedo llegar a escuchar el eco de los zapatos de alguien acercarse. Se que es alguien imponente pues no vacila al andar y tampoco está corriendo o va a prisas. Eso me pone más nerviosa si es posible.

Me estoy mordiendo las uñas cuando la puerta es abierta con violencia otra vez y me deja ver a un hombre condenadamente guapo

- Espero que sepas rezar - dice sin tapujos, completamente indiferente a mi angustia y mi terror. ¿En qué momento se fué? Pero como no si ya sé que me espera en cuanto salga de acá. Se que me van a machacar y que es culpa de su jodida mente de mierda que no quiere entender que lo que hace su familia está como el culo. Eso sí que lo sé.

Si, no tiene nada que ver con rezar y esas cosas pero jo me revienta ser humillada y castigada de esa manera. Ni siquiera se si es correcto considerarlo un castigo. Me siento frustrada y patética.

- Camina - me gruñe mirando su carísimo reloj - ya mismo es la hora - asiento con la cabeza y me acerco a él como puedo, manteniendo mi distancia pero ojo, no por mi eh, si no por mi pésima estabilidad emocional actualmente. Definitivamente si que me estoy volviendo loca, me aterra y me atrae, me irrita y me encanta, lo quiero matar pero si lo hago perdería la razón de cualquier cosa.

- Antes de entrar Karine - si no me llega a atrapar me lo llevo por delante - ten mas cuidado - lo miro mal y me suelto de mala gana de él . No me voy a hacer la machita, mi cuerpo se sintió como haber sido pisoteado por una manada de elefantes.

- Habla de una vez - expreso con fuerza. Teztkat se lame los labios y asiente .

- ¿Eres consciente de que vas a recibir cincuenta latigazos verdad? - Pues si rey, obvio que si. Desde luego que sí, pero ya la verdad es que no se si soportarlos y matarte o matarte primero y soportarlo después. Tan pendejo. Respiro profundamente y asiento levemente. - Estarás atada de las manos y mi tío pretende hacerte arrodillar ante él. - Siento como me lo dice con pena, mis ojos pican y mi famosísimo tic nervioso aparece atacando con fuerza a mis dedos y a mi pierna izquierda. No quiero su lastima. Vamos eso si que ya es lo que me faltaba.

Esto es una mierda.

- ¿Tu familia cree que tratandome como a ganado va a conseguir mi sumisión? - lo miro a nada más y nada menos que sus preciosos ojos verdes que hoy se ven más claros y hermosos que nunca. Demasiado cristalinos. Observo como estos se abren de par en par y sus labios se entreabren; si; él es hermoso pero tiene una belleza tan oscura que duele, que mata. Si no fuese una perfecta imagen de incredulidad se vería hasta atractivo para cualquier mortal, como de costumbre; pero haber, yo lo conozco y lo suficiente como para saber que no se esperaba mi respuesta, ni mi dureza, ni que me diese cuenta del golpe en su labio, ni siquiera de que ha derramado alguna lágrima.

Mis perfectas murallas, que me costaron mucho reforzarlas y mantenerlas cuando él está cerca se endurecen - Podreis humillarme, hacerme el peor daño físico que os venga a vuestra mente tan jodida, he incluso seguir atentando contra mi preciada vida pero escúchame y escuchalo bien - me acerco a él. Aun con mi tic y todo lo señalo encabronada - jamás tendréis ningún poder sobre mi. - Lo aparto de mi camino y antes de cruzar la gran sala, antes de abrir siquiera las puertas me planteo salir corriendo.

Alejarme de todo esto serįa una buena idea, una solución viable y .... y una completa y auténtica estupidez de mi parte. Abro las puertas, entro enfuruñada a la gran sala y wey no hay ni un alma acá dentro. Giro mi cabeza de un lado al otro repetidas veces, miro hacia arriba, me adentro hasta el centro,y busco en las esquinas y nada, nada de nada, No hay nadie. Nadie.

- No va a ser en la mansión - me giro para mirarlo fatal, de mis peores miradas asesinas y juro que me dolió mas a mi que a el seguro. Pilla la pregunta que de mala gana y por miedo a la respuesta no quiero pronunciar. Teztkat intenta sonreír pero no le sale como pretende aparentar - Será en el anfiteatro del parlamento.

Siento como mi cuerpo se congela y mi nudo en la garganta crece cada vez más y más. Sonrió y no sé exactamente porqué pero lo hago y asiento con la cabeza.

Si el señor lo quiere a lo grande pues en ese caso, a lo grande será.

- Pues en ese caso - lo miro directamente a sus hermosos ojos - no le hagamos esperar a tu papi Teztkat - él sonríe, pero esta vez de verdad. Bufa y susurra un idiota con su preciosa sonrisa plasmada todavia en su cara.

Pozo Sin FondoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora