Debajo de la bella palma.

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I

(Cansado después de tanto caminar,
el pasto debajo de una bella palma,
me hizo detenerme para descansar.
Pues mi espalda y la hojarasca se
volvían uno mismo en aquel lugar).

Acostado y con mi mirada fija miré.

A los rayos del sol a lo alto
y se deslizaban a acariciar.
Unas hojas como ornamento,
siendo una corona foliar.

A rayos del sol relucientes,
tanto como el mismo oro.
Eran tan suaves y fuertes
siendo de Dios su tesoro.

Los rayos del sol acariciaban,
las hojas de una bella palma.
Rayos como manos que frotaban
con cariño a una majestuosa planta.

II

Eh llegado a la conclusión,
que los rayos de nuestro sol.
Son brazos del inmenso cielo
bajando a acariciar con asombro
lo que por debajo está oculto.

Eh pensado también que el sol,
abraza con mucha compasión.
Cuando sus dedos como rayos
se deslizan por una suave región
e irradian calor que claman amor.

III

Cuando veas los rayos del sol
entre las ramas de una palma.
Recuerda que es la bella tierra
dándote su brazo y un saludo cálido.

Autor: Alejandro Rodríguez.

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Pensamientos de un joven amante (Vol.I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora