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Juliet.
Mis manos sudaban mientras caminaba hacia un lado del backstage. Todos corrían de un lugar a otro esperando que llegara el gran momento para él.
Había trabajado mucho para llegar hasta aquí, se lo merecía.
—¿Cómo estás? —Ny camina en círculos mientras sus manos están en un puño.
—Mierda, me muero de nervios —le doy una sonrisa maternal y la tomo sus hombros.
—Lo van a hacer genial —le confirmo.
—Ruega que no me caiga —Mitch tiene su guitarra ya colgada en su hombro.
Le sonrío y miro a mi alrededor, todos están terminando de prepararse. Sarah intenta calmar a su novio mientras este mantiene el rostro sin expresión.
—¿Por qué no entras a verlo? Debe estar muy nervioso.
Escucho el consejo de Mitch y asiento. Estaba en mis planes hacerlo, simplemente quería darle un tiempo para él solo.
Camino hasta la puerta y luego de golpear, dejo la gran bulla detrás mío para que el silencio apareciera.
La escena que encuentro me enternece. El hombre de rizos chocolate está sentado con las manos en las piernas y la mirada perdida, su boca tiene un ligero puchero y sus ojos empiezan a colocarse más vidriosos cuando me mira finalmente.
—¿Harry? —corro hasta él y me siento a su lado. —¿Qué ocurre?
Pero no dice nada, simplemente voltea y me abraza.
Lo recibo entre mis brazos y lo oigo suspirar repetidas veces. Acaricio su espalda y le digo que todo estará bien, que solo son nervios.
—¿Has visto la cantidad de personas que hay ahí afuera? —dice una vez nos separamos.
—Así es, hace un momento me asomé por el escenario.
Eran una multitud.
—¿Te das cuenta que voy a tocar, tranquilamente, como para cien mil personas?
Y entendí todo.
Él no se creía capaz de entretener a cien mil personas. Él no se sentía en un lugar seguro como lo eran sus conciertos donde habían miles de chicas gritando por él. Este público era distinto, y él lo sabía.
—Mírame —sus ojos esmeralda conectaron con los míos. —Eres Harry Styles, el mejor músico y cantante del siglo veintiuno, eres un showman, puedes con cien mil, doscientos mil o trescientos mil personas ¿Entiendes? Tú naciste para hacer esto, tú naciste para brillar en cada escenario al que subas.
—Es demasiada gente, no creo que logre llegar a todos, yo, tu sabes lo complicado que es —lo siento frustrado y eso me hace sentir impotente.
Suspiro y el corazón se me encoge. Él no sabe lo especial y admirable que es.
