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M A T I L D A

M A T I L D A

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Harry.

El semáforo cambia a rojo y detengo mi bicicleta respetando las líneas peatonales. Hay muchos autos en la pista y por ese motivo nos encontramos casi orillados sobre la acera.

—¡Hey! Cuidado sueltas esa caja de cupcakes —mi cabeza gira y veo como mi mejor amiga me frunce el ceño.

—La tengo bien sujetada, deberías preocuparte por mí —abro los brazos mostrando que soy un montón de cosas que me ha pedido llevar.

—¿Por qué eres tan quejica? —se burla ella.

Suspiro y cuando voy a responder, el sonido de las bocinas nos hacen asustar.

—¡Avanza o moriremos!

Riendo pongo en marcha mi vehículo, de vez en cuando volteo hacia ella que viene siguiéndome. Las muchas bolsas y cajas que cuelgan de su bicicleta me hacen pensar que quizá exageró con las decoraciones pero como Mat siempre dice Antes muerta que sencilla, H.

Haciendo equilibrio y rogando que nada se estropeara, llegamos a su hogar. Con cuidado y tomandonos algo de tiempo para trasladar todo hacia dentro, terminamos de llenar toda la mesa de cosas.

—De acuerdo —dice ella frente a este montón de objetos. —Empecemos a decorar.

—Mat ¿Podemos dejarlo para mañana? Estoy muy cansado —digo lanzándome sobre el sofá.

—¡Claro que no! ¡Mañana es mi cumpleaños y todo debe quedar listo!

Cierro los ojos sabiendo que no va a haber motivo ni razón alguna para que esta muchacha testaruda quiera obedecerme, por lo que me pongo de pie y ella aplaude emocionada.

De esa forma, empezamos.

Mat comienza sacando un montón de decoración de colores. Globos, sombreros graciosos, algunas bufandas, mucho confeti y también tiras llenas de brillantina.

—Encárgate de pegar esto en las paredes, H —me entrega unas tiras de papel. —He impreso estos discos de mis artistas favoritos para ponerlos ahí.

—Nos van a cobrar más si las paredes se despintan, Mati.

—Eso no pasará, querido roomie —toma una de mis mejillas y la aplasta. —Y si ocurre serás el hombre elegido para pintarla nuevamente.

En mi experiencia con ella desde que tengo uso de razón y el conocerla tanto me hacen saber que solo perderé el tiempo refutando, es por eso que a pesar de querer dormir, ya que estamos fuera de casa desde las nueve de la mañana, y a pesar de no querer maltratar la pared sin una sola marca, digo:

—Bien —asiento y comienzo a buscar cinta para hacerlo.

Para no estar entre tanto silencio, pongo reproducir a mi playlist de Spotify y así ambos nos encargamos de llenar nuestro departamento de brillo y color para el cumpleaños de Matilda.

Mundo Harry (One Shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora