¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Harry.
Luego de comprobar que tenía cada rizo peinado y en su lugar, sonrío al espejo para salir de la habitación.
—¿Y Sarah? —pregunto al ver solo a Mitch en el pasillo del hotel.
—Aún no termina de arreglarse —hace un gesto de fastidio con la cara y cruza los brazos.
—Si gustas la esperamos —le doy una mirada rápida a mi teléfono para ver la hora.
10:30 pm del 31 de diciembre del 2022.
Y se iba el año. Se iba sin esperar que todos lograramos cerrar etapas o curar heridas. El tiempo no perdona y hoy puedo darme cuenta cuando me soy consciente que tengo un nuevo año a mis pies, que no se que va a traer consigo pero que espero que siga regalandome más momentos para contar cuando tenga ochenta años.
—No, vamos yendo —Mitch empieza a caminar y lo sigo.
—¿Es en la azotea? —cuestiono cuando lo veo presionar el piso doce.
—Si, eso digo Pauli —me miro una vez más en el espejo. —Ya basta, estás igual de feo.
Lo miro mal y le saco el dedo medio cuando bajo del ascensor y oigo su risa.
El ambiente que nos recibe es bastante animado, y cómo no, si estamos en Río de Janeiro. Fue una idea loca pero cuando mi amigo Fernandinho me comentó de la fiesta que daba cada año, supe que tenía que estar aquí.
—Son más animados que los ingleses ¿No?
Río ante el sarcasmo de Mitch y alzo la mano cuando veo a Fernandinho entra la multitud.
—¡Harry! —con su calidez latina, me da un fuerte abrazo que recibo contento.
—Hermano, gracias por la invitación. ¿Recuerdas a Mitch, verdad?
—¡Claro! —ambos muchachos se dan la mano. —¡Eres un monstruo con la guitarra, hombre!
—Gracias —Mitch sonríe, aunque nadie pueda creerlo.
Y luego de charlar un rato más con el brasileño, nos indica una mesa en la que pasaremos el resto de la noche.
—Pidan lo que quieran, yo invito —Fer me da un golpe en el hombro y yo asiento.
—Quiero probar ¿Cómo se llamaban? —Mitch me habla en el oído debido al volumen de la música.
—Caipirinhas —recuerdo el nombre perfectamente porque lo googleamos durante toda nuestra estadía en Brasil.
Fer ordena que nos sirvan el licor y al rato llega Sarah vestida de amarillo.
