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Harry.
Doy vueltas a la cama sin lograr conciliar el sueño. Cuando giro completamente hacia mi derecha, mi mano se estira y mi ceño se frunce al sentirlo vacío. Cansado de no poder dormir, miro el celular y confirmo que apenas va a ser la una de la madrugada.
Me levanto de la cama y bajo rumbo a tomar un vaso de agua, el calor solo dificulta la simple tarea de dormir. El agua fría refresca mi cuerpo y cuando estoy por apagar la luz de la cocina, la puerta se abre y la bulla entra al interior de mi casa.
—¡Viva, Lu! —la voz de un hombre me hace avanzar hacia la puerta.
—¡Sh! ¡Harry debe estar dormido! —la voz de mi novia me hace caminar más rápido.
—¡Claro, si es un anciano!
Me detengo en seco y me enojo ¿Quién carajo me está llamando anciano?
—¡Oh vamos, es Harry Styles, mientras más viejo, más bueno! —la voz de una mujer suena esta vez.
—¡Cómo el vino! —el grito de mi novia me hace abrir la puerta y todos se silencian.
Ella voltea a verme con los ojos abiertos y el auto delante nuestro arranca haciendo que las llantas suenen contra el piso.
—¿Amor? Lo siento, no quería despertarte.
Lu entra a la casa y cierro la puerta tras de ella.
—¡Te extrañé! —se lanza encima mío y puedo sentir un aroma a alcohol en sus labios.
—¿Por qué el idiota de Dylan me llamó anciano? —mi ceño se frunce cuando la tengo entre mis brazos.
—Es un juego, Harry —se suelta y la veo lanzar sus cosas por todo lados mientras se abre paso a la cocina.
Mientras ella avanza, voy ordenando todo y acomodandolo, odio el desorden.
Decido subir a mi habitación y rió un poco al notar como la vida universitaria que nunca tuve me parece divertida. Lu había sido invitada a la fiesta de su mejor amiga y, aunque había insistido en que la acompañara, me resistí ya que acababa de llegar de gira y solo quería descansar.
Prendo mi celular y reviso algunas notificaciones sin importancia, en instagram aparece una publicación de mi novia, sale sonriendo con Nicky en la puerta del pub al que fue. Le doy corazoncito y cierro los ojos pensando en que quizá me hubiera encantado conocerla en la universidad y no en uno de mis conciertos.
Lu me conquistó desde que la vi en el mar de gente, sus ojos celestes eran suficientemente cautivadores para mi y su cabello rubio me hacia suspirar cada que pasaba mi vista por donde ella estaba. Siendo imprudente de mi parte, le rogué a Jeff que consiguiera alguna manera de volver a verla y, arreglando un encuentro casual en una gasolinera cerca a su universidad, nos conocimos.
El corazón noble y la vehemencia de mi novia me hicieron enamorarme de aquella chica universitaria que se sabía todas mis canciones. Nuestras citas siempre fueron extrañas y su manera de mostrarse conmigo siempre fue sincera. Entre idas y vueltas y un largo camino tras ella, logré conquistar el corazón de la rubia.
Seis años eran la diferencia exacta entre nosotros, a nuestro parecer no era mucho, pero su puto amigo Dylan se lo hacía recordar cada que podía. Sabía que su único interés era que Lu estuviera soltera, pero lamentaba por el que eso jamás pasaría.
—¡Amor! —el grito de mi novia me hace saltar de la cama y rápidamente la tengo encima mío.
—¿No tienes sueño? —cuestiono cuando la siento moverse sobre mí. —Pensé que el alcohol que tomaste te estaba poniendo así de alegre.
—Estaba un poco ebria, pero se me pasó rápidamente —antes de poder decirle que no le creía, sus labios atacan los míos.
Lu se sienta encima mío y le obliga a sentarme con ella encima mientras me apoyo en el respaldar de la cama.
—Te he extrañado cada noche que no estabas conmigo —sus movimientos comienzan a ser más rápidos.
Mis manos toman sus caderas y la ayudo a montarme más rápido. Me encargo de besarle el cuello y ella susurra cosas en mi oído que solo me ponen mas duro.
—¿Por qué Dylan fue con ustedes?
Sus movimientos se detienen y me mira.
—Porque es nuestro amigo.
Su mirada retadora me pone y en menos de lo que pienso, su bra sale volando por el aire para dejarme en primer plano sus pechos erizados.
Lu se encarga de sacarme el polo de pijama y yo de lamer y succionar sus pechos, uno por uno.
—Sabes que Dylan no me cae bien —la cargo y le doy vuelta, haciendo que ella quede sobre mí.
—Lo sé —suspira cuando beso su cadera.
Poco a poco bajo su falda y sus bragas me estorban, por lo que en menos de cinco segundos, ella está lista para mi.
—Me cae bien, es un buen amigo —mi ceño se frunce cuando la veo morderse el labio.
Ella sabe que si me pone celoso, la voy a destrozar.
Y al parecer, eso quiere.
—A mi no me cae bien —digo besando su monte de Venus, delicadamente.
—A mí sí —dice finalmente.
Mi trabajo sigue y ahora mi lengua se encarga de lamer sus pliegues, sus gemidos se descontrolan cuando mis dedos aparecen en escena y su mano toma mi cabello.
—Besame —me pide.
Subo y me encargo de compartir su sabor con ella misma. Sus caderas hacen fricción con mi punto débil y en menos de lo que pienso, me hundo en ella para que ambos gimamos con fuerza.
—Dylan es un idiota —mis embestizas son fuertes desde el inicio y Lu gime sin parar cuando no mido mi fuerza.
—Tu eres un idiota —juega. —Dylan es bueno conmigo.
—Pues yo voy a ser muy malo —los celos me ciegan y me hacen voltearla completamente.
Me arrodillo y cuando la tengo como yo quiero, la embisto haciéndola gritar. Empiezo a moverme y ella pide más.
—¿Te gusta? ¿Esto podría hacer un anciano? —la oigo reír y negar.
Me apoyo contra la cabecera y me muevo al sentirla apretarme.
—Harry —gime cuando siento que me baña por completo.
—Lu —suspiro cuando yo la baño a ella.
Caigo rendido sobre mi novia, nuestras respiraciones son agitadas, ella se remueve y cuando salgo de su interior, le doy un beso sintiéndome arrogante al saber que soy el único hombre que la va a ver de esta manera.
