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K E E P    D R I V I N G 

K E E P    D R I V I N G 

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Harry.

—¿Desean un poco más de miel? —la mujer mayor nos pregunta con una botella en su mano derecha.

—Si, por favor —sonrío y ella deja el jarabe sobre la mesa.

Me atraganto el panqueque mientras el sonido de la nada nos envuelve por completo. 

—Que rico sol —Joanne mira la ventana para apreciar el cielo celeste y despejado que teníamos.

—Buen día para conducir, cariño —ella toma un sorbo de su café y asiente mirándome.

El desayuno pasó tranquilo, con nosotros conversando sobre cómo extrañamos un poco nuestro hogar luego de estar por diez días ya en carretera recorriendo los Estados Unidos.

Porque este viaje había sido mi idea.

Una idea para pasarla bien... y para... salvar nuestra relación. La monotonía y la rutina nos pasaron factura, estábamos tan exhaustos de trabajar para pagar deudas que nos distanciamos sin siquiera notarlo. 

Es por eso que decidí emprender este viaje.

—¿Terminarás eso? —le señalo su plato de comida.

—Te pediste un plato de panqueques para dos y ¿Aun así tienes hambre?

Se ríe un poco, incrédula del tamaño de mi estómago. Me encojo de hombres y me extiende su plato para terminar con todo lo que había en él.

Pago la cuenta y nos dirigimos al camper, antes de subir me estiro bien al dar cuenta que aún quedan varias horas para llegar a nuestro próximo destino. Reviso las llantas y el combustible para asegurarme que todo esté perfecto ya que las gasolineras no se encuentran cerca.

Prendo el coche y rio al ver a mi novia con unos lentes de sol amarillos mientras mueve su cabeza al ritmo de una canción de ABBA.

Y así seguimos conduciendo bajo el gran sol que nos ofrecen las carreteras americanas. Intentando olvidarnos de todo y disfrutando lo bien que estamos pasandola.

Con cien millas por hora presiono el acelerador mientras veo como Joanne prende un cigarrillo.

—Invítame —le digo y se sube las gafas a la cabeza.

—Dejaste de fumar hace mucho, H.

—Pero me he antojado, invítame.

Niega riendo para sacar de la caja de cigarrillos uno y colocarlo en mi boca. El encendedor hace su trabajo haciendo que el humo salga rápidamente.

Así seguimos hasta más kilómetros, cantando y fumando cigarrillos.

—¿Jugamos cual es la probabilidad? —volteo a ver a mi novia.

—De acuerdo —digo bajando el volumen de la música.

—¿Cuál es la probabilidad de ver la película que quiero en la noche? —alzo la ceja y ella juega con sus dedos.

Mundo Harry (One Shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora