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Harry.
La luz del sol golpea mi rostro haciendo que frunza el ceño. Poco a poco abro los ojos y coloco una mano para tapar la fuente de energía que nos alumbra cada día.
Intento mover el otro brazo pero lo siento imposible, es ahí cuando volteo hacia mi izquierda para encontrarme con el amor de mi vida durmiendo.
Sus pestañas rubias descansan sobre sus pocas ojeras y su respiración me da tanta tranquilidad que quisiera poder componer una canción con su ritmo.
Me detengo a mirarla y siento nostalgia de pensar que es la última mañana que la tendré conmigo por un largo tiempo.
Porque Love on Tour empieza en dos días y estoy por dejar mi hogar para visitar tres continentes y más de cien países por diez meses.
Sin ella.
—Hey —susurra cuando sus ojos chinos se abren un poco.
—Buenos días, corazón —mi voz sale más ronca de lo que quisiera haciendo que Liv se acurruque en mi pecho.
—¿Llevas mucho despierto? —siento su respiración contra mi pecho desnudo.
—No mucho realmente —y le abrazo, manteniéndonos en un silencio por algunos minutos.
Tenerla entre mis brazos parecía un sueño, pero siempre hay golpes de realidad que me bajan de mi nube.
—¿Sabes qué día es hoy, verdad?
—No me lo recuerdes y dame el mejor último día juntos para tener con qué soñar el resto de meses.
Liv se levanta y quedamos cara a cara, poco a poco se acerca a mi y me hace reaccionar cuando tengo sus labios sobre los míos.
—Ámame como si me fueras a pagar el día de hoy ¿De acuerdo, Styles? —rio un poco pero termino asintiendo.
—Hey ¿A dónde vas? —digo cuando escapa de mí.
Y veo como sus largas piernas y su pecosa espalda salen de la cama rumbo al baño.
—A bañarme para regalarte el mejor día de tu vida.
.
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Caminar de la mano de alguien nunca se había sentido tan bien como ahora. La brisa del mar golpeaba mi rostro, haciendo que mi cabello estuviera hecho un desastre.
—Ven —Liv me indica que me agache un poco, la observo buscar algo en su bolso para luego sentir como sus manos hacen un chonguito en mi cabello.
—¿Me veo guapo? —digo mirandola.
—Te ves hermoso —admite con ternura.
Y cuando le quiero dar un beso, ella me gana sacando una cámara analógica entre sus manos.
