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6 meses antes

La vida esta llena de monotonías que odiamos, sin embargo, muchas de ellas son inevitables.

Taehyung odiaba los sábados con toda su alma, si bien agradecía que descansaba de las tediosas materias, pero la sola idea de pensar en la clase de idiota con la que iba a toparse aquella noche, provocaba que un sentimiento de náuseas surgiera en su interior.

Sabía perfectamente que no era como si los demás días de la semana no viera a alguno, pero definitivamente los sábados abundaban en sobremanera, y él odiaba tener que lidiar con aquellas bestias desesperadas por sexo cuyo carácter era una mierda, los cuales creían que por ir a aquel club tendrían una noche fogosa (lo cual era una completa equivocación), además de que generalmente la cantidad de ebrios crecía por demás aquella noche, y el tener que estar aún más a la defensiva era agotador.

Él era consciente de que detestaba tener que utilizar su belleza como mercancía de consumo, sin embargo, las deudas en su recibidor; la colegiatura de su universidad; su alacena vacía y su vieja cama, le recordaban el porqué lo hacía. Si bien durante un tiempo vivió lo mejor que pudo, cuando todos esos motivos fueron más de lo que podía pagar siendo únicamente niñero, decidió que tal vez no sería tan mala idea pedir trabajo en aquel club nocturno cerca de su departamento, y si bien este cubría gran parte de sus necesidades, todas aquellas deudas que tuvo cuando recién llegó a Canadá, actualmente sobrepasaban lo humanamente posible por pagar.

Por lo que aún estando adolorido por la noche anterior, decidió que ya era momento de levantarse a iniciar su día, por lo que cuando miró el reloj de su celular se sorprendió al ver que tenía más de diez llamadas pérdidas de su madre, aún cuando apenas eran las cinco y media de la mañana.

-¿Hola?-si bien la relación con su madre era casi inexistente, había extrañado un poco su voz. -Oh, Taehyung eres tú, por fin atiendes ¿Dónde Diablos estás?

¿Ocurre algo? —hacia meses que no hablaba con ella, por lo que era algo extraño tener esa clase de comunicación para él.

-Sí, tú padre tendrá una reunión importante con un socio esta noche, así que necesito que vengas, ya sabes que tienes que preparar el banquete, inmediatamente, yo tengo cita en el Salón- sabía perfectamente que su madre no llamaría para preguntar por su salud, pero no creyó que incluso a la distancia, la mujer creyera que podía disponer de él como si nada.

¿Cómo quieres que este allá, si estoy a más de catorce horas de vuelo? -preguntó exasperada.

¿Qué? ¿Dónde rayos estás, Taehyung? Si tomaste dinero nuestro, si tu padre se entera, será mi fin...

No puedo creer que apenas hayas notado que no estoy en el país, no te preocupes no toque tú dinero. Si necesitas un banquete contrata uno, estoy harto de que creas que soy tu criada. — y sin dejar que su madre contestara algo más, simplemente decidió terminar con la llamada.

Tan pronto como el silencio se apoderó de su pequeño departamento, las lágrimas cubrieron su visión. La relación con ella estaba quebrada hace mucho, pero aún así le lastimaba.

Durante años había soportado el trato tan diferente que tenía ella con su hermano y él, pues veía tristemente como todo lo bueno de ella únicamente fuera hacia el mayor, y que en cambio él solo recibiera frialdad e indiferencia. Claro, eso fue hasta que descubrió su identidad de género, que fue donde aquella mujer decidió que sería criado como "una esposa ejemplar", si es que se le podía llamar así a la manera en la que comenzó a ser tratado.

Su madre siempre había resaltado lo mucho que detestaba antender de la casa, y que además el "cuidar" de sus dos hijos -cosa que hacía a medias ya que él era criado por su nana- era algo que consumía su tiempo, el cual ella decía que bien podría invertirlo en el club, por lo que cuando vio la oportunidad de que él fuera "la ama de casa", no la desaprovechó, encubriendo su actitud como la manera en la que una mujer tenía que ser educada. Le lleno la mente de comentarios machistas y le hizo creer que sí él quería ser tratado como una mujer, tenía que aceptarlo sin rechistar.
Tal vez al principio no le molestó, pues sentía que quizá así su madre vería que era un buen hijo, pero simplemente se convirtió en eso que ella no quería ser, poco después comenzó a ser tratado aún más distante.

𝙴𝚅𝙴𝙽 𝙸𝙵 𝙸 𝙳𝙸𝙴 | 𝙺𝙾𝙾𝙺𝚅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora