IV

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Horas antes

La reunión cada vez iba más alargada, y ya suponía que estaría gran parte del día en la Oficina. Odiaba tener que estar presente en este tipo de cosas, sin embargo, sabía que la empresa era tan importante como lo era su otro negocio.

—Señor Jeon, la propuesta del Señor Jung es irracional. Nosotros no estaríamos viendo ganancias hasta dentro de año y medio.

—Me parece que usted es quien no entiende, si bien la inversión con nosotros se vería productiva para ustedes hasta dentro de un año, hacer mención de nuestra asociación, le traería aún más clientes e inversores —El mencionado Jung fue quien contestó, pues sabía que si Jeon lo hacía, fácilmente se saldría de sus casillas, pues aquel hombre cada vez les exigía más cosas.

—Estimado señor Coleman, si no le parece el contrato que le ofrecemos, es una lastima. Pero me temo que no aceptaré ni un cambio más, usted es quien ha solicitado los servicios públicos de mi empresa, sin embargo, sé que lo que le ofrezco es aún más de lo que se pedía. El señor Jung es alguien lo suficientemente competente como para hacerle dicha oferta, así que dígame ¿aceptará o dejará de hacerme perder el tiempo? —Jeon Junkook podía ser el mejor empresario del año, sin embargo, su paciencia era en sobremanera escaza.

El hombre frente a él tragó saliva, pues era la primera vez en la que él decía algo. Y si bien el contrario sabía que era lo mejor que podía conseguir, era consciente de que si su esposa no obtenía aún más, no habría manera en la que le perdonará por sus acciones. Pero lo que él no sabía, era que su esposa no era nadie comparado a la furia de Jeon Junkook.

—Me temo que necesitaré un par de reuniones más...

—Ni una más, tome lo o deje lo, así de sencillo. —exclamó aún más impaciente. Aquel hombre había sido quien le buscó, y si bien aceptó hacer una alianza con su pequeña empresa, pues le serviría como sebo si algo salía mal, estaba harto de su indecisión.

—Jungkook— el tono de advertencia en la voz de su cuñado le hizo darse cuenta que había sobrepasado un poco su carácter.

—Lamento hacerlo perder su tiempo señor Jeon, pero quiero que sepa que estaré feliz de formar nuestra asociación— dijo ligeramente asustado, pues aquella reacción le hizo sentir que el pulcro empresario frente a él, en cualquier momento le golpearía.

Cuando el contrato fue firmado sin más demoras, pudo por fin salir de la empresa pasadas las seis de la tarde, por lo que intentó relajarse pues solo faltaba una reunión virtual, y en poco más de dos horas vería a la dueña de su alegría; su pequeña hija.

Sin embargo, el sonido de su teléfono personal le desconcertó, ahí únicamente le llamaban los trabajadores de su casa, y muy pocos miembros de su seguridad personal.

—Aquí Jeon, te escucho Yoongi — fue su manera de decir que estaba prestando atención a la llamada.

La mención de su guardaespaldas hizo que sus tres acompañantes prestaran cierta atención, pues era aún más extraño que Yoongi marcara a Jungkook antes que a cualquiera de ellos.

—Tiene que venir a casa, ahora —si bien parecía una orden, Jungkook pudo distinguir el tono titubeante en su voz.

—Aún me queda una reunión, volveré más tarde— dijo mientras subía junto a su cuñado en la parte trasera de su BMW Serie 7.—¿Ocurrió algo?

—El señorito Aslan a desaparecido— murmuró lo suficientemente audible para que su jefe escuchará, este sintió como su corazón comenzaba a latir a gran velocidad.

—Dime que es una jodida mentira —dijo cabreado, pues no entendía cómo había sido posible eso, su hija era su tesoro, y era lo que más cuidaba.

—Me temo que no es así.

𝙴𝚅𝙴𝙽 𝙸𝙵 𝙸 𝙳𝙸𝙴 | 𝙺𝙾𝙾𝙺𝚅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora