𝙴𝚅𝙴𝙽 𝙸𝙵 𝙸 𝙳𝙸𝙴 | 𝙺𝙾𝙾𝙺𝚅

XXIII

Wheein era conocida por ser principalmente una mujer de negocios, especialmente en el mundo de la moda era muy bien reconocida, sin embargo, nadie sospechaba que aquella despampanante pelinegra dirigía una de las más grandes mafias, siendo la principal organización encargada de brindar el mejor armamento a sus aliados, y quienes capacitaban a los hombres y mujeres más despiadados del bajo mundo.

Ella solía ser alguien fácil con quien tratar, pero tenía una única regla: Hiere, insulta o amenaza a su esposa y serás un simple cadaver.

Por lo que saber que los Jeon ya habían roto esa regla, no una sino tres veces, pues consideraba que el intento de humillación de la persona frente a ella era un insulto, y que aún así tenía que guardar la compostura, ya que no quería terminar en una guerra como los Park, le provocaba una sensación desagradable.

—Supongo que te debo una disculpa. Como bien dices, ahora eres parte de la Familia Jeon...

—Ahórrate tu sarcasmo, no quiero tu disculpa, ni tu intento por arreglar la falta de respeto de tu pareja. Solo quiero que sepas que no permitiré una segunda vez, y asegurarte que tampoco habrá una segunda vez en la que me refiera a Hyejin despectivamente. —aquello dejó muda a la mafiosa, pues estaba segura de que así es como siempre se habían arreglado los roces entre familias. —Y digo esto no por ser miembro de la familia Jeon, sino como muestra de que sea quien sea merece respeto, además de que Jungkook confía en ti, por lo que no permitiré que el trato qué hay de por medio sea quebrantado tan fácilmente.

Los hombres presentes en aquella reunión tan esporádica se encontraban sorprendidos, pues nunca ningún puesto importante de las mafias había sido tan pasifico ante un problema, por más minúsculo que esté fuera.

—De acuerdo—murmuró intentando parecer despreocupada —entonces demos ese tema por terminado. ¿Podemos hablar de a lo que había ido Hyejin a la mansión Jeon?— dijo mientras se dirigía a una de las repisas detrás de ella, donde resguardaba una selecta colección de licores, pues sentía que la presencia de aquel ojiverde le secaba la garganta.

—Por supuesto, pero antes, quiero pedir algo más.

—Adelante.

—Cuando tengan un inconveniente conmigo, quiero que se me diga de frente, y no enterarme por la señorita Jeon. —murmuró mientras tomaba entre sus manos el helado vaso de whiskey.

Yeonjun y Yoongi, quienes se habían mantenido inexpresivos ante la reunión, se mostraron sorprendidos, pues si bien sabían del rechazo que Sunni tenia por la castaña, nunca esperaron que fuera mutuo, pues ellos quienes eran los que más convivían con Taehyung, pudieron notar el claro rechazo con el que nombró a dicha mujer, por lo que no hubo necesidad de mirarse para saber que ambos estaban de acuerdo en que debían cuidar aún más de la pareja de su Jefe.

—No veo porque no.—murmuró Wheein, reconociendo en aquellos ojos verdes el mismo deseo de aceptación que alguna vez ella tuvo. —¿Te gustaría ir al centro de entrenamiento? Aquí es demasiado formal.

Tras decir aquello ambos comenzaron a recorrer la hermosa mansión que portaban las jefas de la mafia, y para este punto Taehyung ya estaba más que cómodo ante la presencia de la peli negra, pero sabía que debía mantener la guardia en alto.

—Y aquí está, en esta zona es donde surgen los mejores soldados, y donde entrenarás a partir de ahora—dijo con una sonrisa mientras abría una gran puerta revelando un enorme gimnasio, donde fácilmente más de cincuenta mujeres les gritaban a jóvenes empapados de sudor y sangre.

—Vaya, es como escuchar a Suga en versiones femeninas. —murmuró el de piel canela, acariciando inconscientemente sus nudillos.

—Eso es porque yo lo entrene. —la voz de quien reconocía como Hyejin le sorprendió de frente.

—Eso no es verdad cariño, Suga es tu mejor oponente, más no lo entrenaste— rió fuertemente la pelinegra mientras sostenía con cariño la cintura ajena.

Para Tae fue imposible no llevar su mirada a los leves moretones alrededor del cuello de la morena, pero pese a lo que pensó, no sentía la más mínima pizca de remordimiento.

—Eso es verdad, tú jamás habrías podido entrenarme—el tono mordaz de Yoongi a sus espaldas provocó que todos rieran, rompiendo así cualquier incomodidad en el ambiente.

—Como sea—murmuró cabreada —¿Qué está haciendo aquí?—preguntó con descortesía, provocando que Yeonjun sostuviera suavemente el hombro del castaño, pues notó su molestia.

—Es mi invitado, ¿Por qué no mejor vas a darte una ducha? Después hablaremos tú y yo—para nadie paso desapercibido el tono molesto con el que Wheein se dirigió a la morena, aún cuando esta intento disimularlo besando su mejilla.

Ella acató notablemente enojada, sin embargo, era consciente de que si su esposa había decidido alejarla de ahí, era por que no quería que alterara nada de lo que ella ya había hecho.

Una vez que el encuentro con Hwasa pasó, Taehyung fue guiado por Wheein en todo momento por cada rincón del gimnasio, notando como el estilo de pelea enseñado por la mafia roja era mucho más que simples golpes, se trataba de seducción, engaño, y usar cada parte del cuerpo como una extensión de aquellas filosas armas.

—¿Hyung?— alguien le llamó, nuevamente interrumpiendo a Wheein. Pero no era cualquier persona, aquel a quien creía que jamás podría volver a ver, estaba justo frente a él, definitivamente era él, más esbelto, fuerte y ahora pelinegro, pero sin duda era él. Su Terry estaba ahí. —¡Hyung! —exclamó mientras corría hasta poder prensarse a su cuerpo en un fuerte abrazo.

—¿Qué haces aquí?—Taehyung murmuró completamente sorprendido.

—Jackson me dijo todo, y decidí que si alguien quería ir por mi única familia, no lo permitiría, así que me mando aquí y desde entonces he estado entrenando a manos de La Roja. Ahora también formó parte de la mafia.

Otro capítulo nomas por que me llegó la inspiración al ver una foto de Taehyun pelinegro, espero les haya gusto la actualización aunque sea cortita. Y si es así no olviden dejar su voto y/o comentario.

Les amo muchooooo. ♥️
Pd: no se porque cada que enfermo me dan más ganas de escribir jajajajajaja.

Les dejo la foto de inspiración: