"Todo puede cambiar tan repentinamente; que llega un punto en el que no sabes si temer por tu vida, o entregársela al mejor postor... incluso si este es un asesino"
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Taehyung solo quería fumar su tradicional cigarro durante su descanso, la noche h...
—Y por último estas son las halas en donde Ash pasa gran parte de la mañana, por este lado están su estudio de baile y salón de clase, y este último es la Biblioteca — Yeonjun señaló respectivamente las tres puertas que se encontraban frente a ellos.
Durante todo el recorrido Taehyung estuvo lo suficientemente concentrado para no perderse, pero notó que la mayoría de los lugares a los que Yeonjun le guío eran bastante normales, extravagantes, pero nada peligroso.
—¿Estás seguro de que es todo? —murmuró confundido.
—¿Hay algo que quieras ver? —la voz de Yoongi resonó a su espalda nuevamente, no se había percatado cuanto tiempo había estado detrás de él, pero le sorprendía lo sigiloso que podía ser.
—Es solo que no he visto el lugar donde Jimin y Namjoon me interrogaron —dijo como si aquello fuera lo más cotidiano.
—No puedo llevarle ahí, usted solo tiene que saber los lugares donde Aslan puede estar — Yeonjun trató de explicar, sin embargo, no se sentía cómodo ocultando toda la parte oeste de la mansión, pero era consciente de cuando peligroso era que alguien sin autorización entrara a esa zona.
—¿Acaso quieres morir? — Yoongi, fue quien interrumpió a Yeonjun. —No preguntes por cosas que no se te mencionan o muestran. —al decir aquello simplemente comenzó a avanzar hasta el final del pasillo, dejándoles atrás.
Aquello se sumaba a las confusiones crecientes de Taehyung, sin embargo, sabía que el cenizo tenía un buen punto, ella estaba ahí únicamente para cuidar de Aslan, y no para investigar esa extravagante vivienda.
Cuando estaban a punto de llegar a la habitación correspondiente, pudieron escuchar la suave voz de Ash conversando con quien suponía era Sunní.
—Ella no es mi mamá, una mamá no te deja, una mamá te cuida y te quiere. Ella no me quería y tampoco a mi papi.
—Lo lamento Ash, creí que Jungkook te lo había dicho.
—No importa, algún día estaré con mi mamá de verdad.
Aquello parecía una conversación bastante personal, y pudo notarlo cuando tanto Yeonjun como Yoongi se tensaron al escucharlos. Pero ambos tenían que fingir no haber escuchado nada, pues era parte de su trabajo, y por esa razón anunciaron tardíamente su llegada.
—Nosotros iremos primero, es parte del protocolo de seguridad—murmuró el pelinegro cuando colocaron a Tae a sus espaldas.
—¡Tío Suga, Primo Yeonjun! — la emoción de Aslan conmovió al ojiverde, pues podía notar fácilmente la comodidad que sentía en presencia de ellos.
—Ahora puedes pasar — esta vez fue Yoongi quien le dio indicaciones.
Suspiró al adentrarse a la habitación, pues sintió una sensación de ensueño, ya que aquel lugar tenía completamente una apariencia de fantasía, rompiendo con todos los colores monocromáticos del exterior, siendo una bella muestra de lo que era Aslan.
—Buenos días— saludó cortésmente dirigiéndose a la mujer que le miraba fijamente, la cual se encontraba detrás del ojiazul, comprobando que todos los Jeon tenían una apariencia imponente.
—¡Taetae! — y para sorpresa de los familiares, corrió hasta acercarse a Taehyung. —¿Puedo? — susurró mirando de manera soñadora aquellos orbes verdosos cuando este se agachó para estar hasta su altura. El castaño sentía que él sabía que era lo que esa preciosa criaturita quería, por lo que asintió extendiendo ambos brazos, tal como había visto que Jungkook le daba una señal.
Tras aquello todos en la habitación quedaron mudos, al ver cómo su pequeña se lanzaba felizmente hasta estar entre los brazos del mayor.
—¿Usted es Taehyung Sanders? —la mujer preguntó recelosa, pues ella anhelaba ser abrazada por su sobrina, cosa que no ha pasado nunca, ya que únicamente era así con su padre, y no permitía que nadie más la abrazara, por lo que verla siendo así de cercana con un tipo que apenas y había visto, le molestaba.
—Así es, a partir de hoy seré quien cuide de Aslan— dijo sonriendo, provocando que aquello molestara aún más a la pelinegra, pues eran contadas las personas que conocían su nombre.
—Ya veo, me imagino que Jungkook le consideró lo suficientemente capaz, así que espero cumpla adecuadamente con su responsabilidad. — dijo mirándole fríamente.
No sabía que era lo que aquella mujer quería insinuar, pero tenía el presentimiento de que no podía equivocarse, pasase lo que pasase haría bien su trabajo.
Durante el desayuno, se percato de que no había mucho movimiento en la vivienda, los empleados trabajaban casi en completo silencio, Yoongi y Yeonjun permanecían cerca de ellos, pero no hacían absolutamente nada. Aslan parecía cómoda, pero de igual manera demasiado recatada para su edad, de cierta manera ese lugar le recordaba su infancia, aunque en aquel entonces aún convivía con SeokJin.
—El tutor del joven Ash ya está aquí, señorita Sanders—Tal parecía ser que Yeonjun era quien conocía mejor los horarios, por lo que al terminar el desayuno les informó de la llegada del maestro particular.
Los cuatro se dirigieron hasta una de las halas que el pelinegro le había mostrado anteriormente, encontrándose con un hombre mayor, quien suponía era el maestro.
—¿Por qué no va a una escuela? — murmuró confundido dirigiéndose a ambos guardias cuando la clase ya iba lo suficientemente avanzada, pues Ash parecía ser un estudiante prodigio.
—Por decisión propia, ella no se siente cómoda demostrando cuan inteligente puede ser, además de que se siente incómodo hablando con otras personas, y mucho menos le gusta el hecho de que se confundan o molesten cuando en ocasiones corrige la manera en la que le traten. — para su sorpresa fue Yoongi quien le respondió, y no de una manera defensiva.
—Pero asiste a clases de ballet, ¿cierto?
—Así es, pero eso requiere tanta disciplina que no está permitido hablar durante clase, y únicamente se dirige a su profesora cuando tiene duda. Es una lastima que aún no tenga amigos ahí, pero aun así ha logrado ser uno de los mejores de su estudio, tanto en baile como en sus asignaturas se esfuerza mucho.
—Ya veo, es duro no poder vivir una infancia "común".
—Pero no te atrevas a sentir lastima por ella— el tono verdoso en los ojos del cenizo provocó un escalofrío en su cuerpo.
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Una enorme disculpa por no haber publicado nada el fin de semana pasado, pero no había terminado el capítulo y la verdad no me gustaba lo que llevaba escrito, entonces lo rehíce unas veinte veces, so esto es lo que salió, espero les guste mucho.
Mañana tendrán sin falta la actualización, así que espérenlo con ansias, tal vez haga maratón.
Por cierto, no tiene nada que ver, pero recién me tatué y estoy muy feliz; porque era algo que hace mucho quería hacer.