Capitulo 17

727 145 16
                                    

Al llegar a Londres, él se adelantó y los registró primero, cuando ella llegó acalorada y levantando la falda pues ese vestido le quedaba largo, se sorprendió al oír a la mujer llamarla señora Fisher.
  Fulmino con la mirada a su flamante marido y lo acompañó a su habitación juntos. Cuando la puerta se cerró ella le dio un empujón.

— ¿Por qué somos esposos aquí? ¿Cuál es tu excusa? — Ella volvió a empujarlo y él la apretó en sus brazos.

— Porque nos estamos quedando sin dinero esposa mía.

— Eso es mentira.

— No lo es y lo sabes, estuviste gastando todo el camino en dos habitaciones.

Ella puso los ojos en blanco y se alejó.

— Me iré a vender estás joyas. Venderé las que tengo en mí bolso.

Cómo ella no le contestó, se fue.
Cuando él llegó en la noche y entró a la habitación que ambos compartían ella se puso tensa. Estaba asustada hasta que lo vio entrar. Cuando él se quitó el abrigo lo abrazó, él le devolvió el abrazo sin dudar.

— Tardaste más de lo que pensaba.

— Lleva tiempo comprobar que son reales tantas joyas, aunque no pude venderlas todas. Pero tenemos suficiente para vivir un par de meses.

— Está bien. - Ella se acercó a la mesa y abrió la tapa de la bandeja.

— No está muy caliente, pero pasa.

— La próxima posada será mejor. — Prometió el.

— No importa. — Ella se sentó para hacerle compañía. — Nunca había venido a Londres. Es tan bullicioso como me lo imaginaba.

Él comió con una sonrisa mientras ella le contaba como se había perdido en Garden Square.

— ¿Sabes qué es lo más curioso? — Dijo él mientras tomaba agua.

Ella lo miró interesada.

— Por alguna razón conocía donde ir, pero no recordaba el nombre de las calles. Es como si conociera esta ciudad, pero la viera por primera vez.

— Podríamos conocerla juntos. - Dijo entusiasmada.

— Me parece un buen plan. - Murmuró él dando un suspiro. — Ya que estamos aquí podríamos ir a la modista a elegir algunos vestidos para ti y algunos trajes para mi.

— ¿Nos alcanza?

— Tenemos miles de libras y más joyas que vender, además de dos cofres más que desenterrar, creo que podremos permitirnos ropa nueva.

— ¿Ya has recordado dónde están?

— He recordado uno que está fuera de alcance, y uno en Escocia. ¿Tienes ganas de hacer un largo viaje nuevamente?

Él sonrió encantado cuando ella miró emocionada.

— Creo que la próxima posada podemos hacernos pasar por primos nuevamente.

— No tenemos suficiente dinero para dos habitaciones, Pajarita. - Dijo él mirando la cama.

— Eso es mentira y lo sabes. — Dijo ella con sorna.

— Necesitamos provisiones, un carruaje… no pienso repetir el viaje que acabamos de hacer. Así que hay que ser modestos en los gastos.

— ¿Cómo dormiremos? — preguntó ella mirando el suelo y a él.

— Si quieres dormir en el suelo, por mí no hay problema. — Le dijo aburrido. — Compartiremos la cama porque no pienso dormir en el suelo.

— No está bien.

Mentiras Negras ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora