Christopher sabía quién era Raven, la conocía y aceptaba como era. Nunca se había asustado de sus férreos sentimientos ni de lo que ella era capaz de hacer, hasta ese día. Porque el vio la verdad, en sus ojos celestes tan calmos se desató el huracán que dormía en su interior. No dudo ni por un instante que ella haría lo que amenazó con hacer, porque no tenia nada que perder. Porque ella era manipuladora, mentirosa igual que el. Pero también era generosa y leal hasta la muerte. Y el la aceptaba así, con sus facetas buenas y malas, tal como ella lo hacía con el. Y saber que ella lo amaba tan ferozmente, estar en el lado receptor de ese amor… se sentía tan malditamente bien que su corazón rebosaba de amor.
Y temió, por ella, por él y por cualquiera que se interpusiera en su camino, porque ella arrasaría hasta dejar solo cenizas.¿Quien era él para juzgar su forma de ser? Él, quien había robado sin tener un solo pensamiento de culpa, que no sentía remordimiento por lo que había hecho en su pasado, no era el indicado para juzgar a nadie. Habría quienes dirían que no era buena persona, ni él, ni ella, pero eso a él le importaba una mierda. Esa mujer quemaría el mundo y él le daría las cerillas y disfrutaría verla bailar en la hoguera que había provocado.
Y fue la determinación de ese amor lo que ese día lo salvó de la horca, porque ella hizo hasta lo imposible por él.Hablo con Daniel sobre todo, sin esconder nada. Quien había sido, sus viajes y fechorías, al menos lo que recordaba.
Raven lo escucho con el semblante tan pacifico como si él estuviera leyendo el periódico, aportó su parte de la historia cuando finalmente el llegó a su casa, a la parte donde su vida realmente comenzó. Y su corazón volvió a sangrar cuando ella relato el día de la muerte de su padre, como lloro, como suplico y dio una descripción precisa de quien había entrado a su casa. Admitieron que durante meses habían viajado buscando sus tesoros, y el le dio la ubicación exacta de los que estaban en América, jamás los podría recuperar. Y Daniel acepto sus palabras, al principio con dudas, luego a medida que él agregaba detalles específicos en las notas que Daniel tenía, asentía y preguntaba por otra información que tenía en sus notas. Finalmente las notas de investigaciones habían terminado y su hermano lo miro largamente y el le sostuvo la mirada.— No me arrepiento. — Le dijo tranquilamente. — Se que no he hecho cosas buenas, mate dos veces en mí vida, una por accidente y la otra porque se lo merecía. ¿Di la orden de que alguien muera? Más de lo que me gustaría admitir, pero créeme Daniel, eran violadores y esos… ese tipo de hombres son lo peor que hay en el mundo. Me enriqueci ilegalmente y ahora lo único que deseo es tener una vida tranquila junto a la mujer que amo. ¿Eso es egoísta, cruel? seguramente si, pero no me importa una mierda. Me enamoré de una mujer que me ama así, tal cual soy, que acepta mis partes horribles y buenas de la misma forma que yo la acepto a ella y… si mi destino es pagar por mis crimenes y decisiones pasadas, no me molesta admitir que me escaparía a la primera oportunidad, llevándome a Raven debajo de una piedra si es necesario. Y si no es posible… me iré con el orgullo de saber que fui amado más allá de la razón y que correspondí a ello a la altura y mí deseo es que encuentres lo mismo para ti. No pido tu perdón ni siquiera que lo aceptes… solo quiero que lo entiendas. Será que pido demasiado o estoy soñando, pero Baumman está muerto y me gustaría que eso siga siendo así. Y tú eres lo suficientemente poderoso como para cerrar esto y darme la libertad que necesito.
— Lo que estás pidiendo…
— No se lo estoy pidiendo al agente de la justicia frente a mí, se lo estoy pidiendo al hermano con el que crecí, el que me tendió la mano cuando lo necesite e incluso me alimentó cuando mí orgullo no me permitió pedir ayuda. No me importa ponerme de rodillas ante ti Daniel, no creas ni por un momento que heriría mí orgullo hacerlo si con eso consigo estar al lado de Raven. Solo tienes que pedirlo.
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Mentiras Negras ✓
Roman d'amourRaven Anderson no sabía muchas cosas de la vida, lo que si sabía era hacer un buen pan, atender su panadería y amar a su padre. Cuando un misterioso hombre llega a su posada herido e inconsciente, decide ayudarlo y curarlo. Y a medida que conoce a s...