No sabía a dónde ir, qué hacer. Se sentía tonta, tan fuera de lugar al lado de él. Su familia era educada y refinada y ella no era más que una panadera de un pueblito casi inexistente.
Cuando salió del comedor se dirigió a la puerta de salida, pero una mano fuerte la tomó del brazo y la volteo.
Su corazón martilleaba en su pecho y ella clavó la mirada en sus zapatos.Christopher la tomó de la barbilla y levantó su rostro. Pasó su otra mano secando sus lágrimas y bajó la cara para ponerla a su altura y que ella lo mire a los ojos.
— No permitiré que nadie lastime el corazón de mí Pajarita. — Ella finalmente lo miró al recordar las palabras que esa misma tarde ella le dijo. — Nunca más Raven, ni en tus peores momentos pienses que eres insuficiente o un problema para mí. Nunca haremos algo que no desees.
— Lo siento. — Dijo vencida.
— No tienes nada que disculparte. La mujer que está en la otra habitación no volverá a faltarte el respeto. ¿De acuerdo?
— Está bien.
— ¿Quieres volver o quieres que nos vayamos?
— Es tu familia. — Contestó sin saber qué hacer.
— Tú eres mí familia, tú eres lo más importante.
— Vamos a comer. No vamos a dejar ese pato sin tocar¿Verdad?
Christopher sonrió y le dio un suave beso.
— Esa es mí Pajarita.
Antes de soltarla le secó las lágrimas restantes, le frotó los ojos con la palma de sus manos y luego la tomó de la mano.
— Levanta la barbilla, demuestra porque eres mí orgullo.
Samuel suspiró largamente y se pasó las manos por la cara cuando Christopher se levantó y se fue en busca de Raven.
— Siempre logras superarte madre. Te luciste.
— No creí que él quería a esa gordita.
— Ten cuidado con lo que dices sobre ella. — Amenazó enojado. — Christopher no te perdonará otra falta de respeto hacía ella.
— Ha cambiado mucho. — Murmuró ella pensativa.
— Te daré un consejo mamá y espero que lo tomes. — Samuel miró la puerta y luego se acercó a su madre y en voz baja continuó. — Si quieres que Chris vuelva a casa o que jamás vuelva a desaparecer, Raven es la clave. Ella es el mundo de Christopher, puedo verlo en sus ojos, en como la mira. — Porque él jamás había visto a nadie así, jamás había presenciado el amor tan crudo y fiel que Christopher le profesaba a esa pequeña jovencita. — Y sabes lo fiel y orgulloso que es. Si amas a Christopher, deberás aprender a amarla a ella.
— Nunca lo vi defender a nadie así. — Dijo su madre sumida en sus pensamientos.
— Christopher no estaría aquí sino fuera por ella. Debes saberlo.
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Mentiras Negras ✓
RomanceRaven Anderson no sabía muchas cosas de la vida, lo que si sabía era hacer un buen pan, atender su panadería y amar a su padre. Cuando un misterioso hombre llega a su posada herido e inconsciente, decide ayudarlo y curarlo. Y a medida que conoce a s...