Al final decidieron que una posada era demasiado peligrosa, pues sería un desfile de gente y no sabían si alguien lo podría reconocer.
Por unos meses decidieron viajar por Inglaterra, conociendo varios condados y aprovecharon para invertir en algunas casas en estado de deterioro. Con ese proyecto pasaron meses en algunos pueblos arreglandolas. Al año de viaje decidieron volver a casa, pero como a ella no le gustaba quedarse quieta, ambos decidieron abrir una panadería. Contrataron a alguien para que la atienda y ella solo se ocupaba de hacer las tartas y galletitas, el pan lo hacía otro. Era para hacer algo, más que por necesidad.
Solían hacer algunas cenas con la familia o ir a visitarlos de vez en cuando, Christopher no tenía costumbre de verlos excepto que ellos los visiten. Raven aceptó que su suegra le de algunas clases de etiqueta, pero hasta ahí llegó la benevolencia de su marido. A pesar de las insistencias de su suegra, Christopher fue muy tajante en cuanto a su vida social o hacerse cargo de algún negocio familiar. No quería tener nada que ver con ellos, hacían una vida aparte, tranquila y no quería que eso cambie. Así que no aceptó ningún contrato que su padre le envió y se desligó de ello, era como si él jamás hubiera vuelto a Londres y así quería seguir.Su vida social se limitó a sus vecinos y su trabajo que compartían, como antaño, él a cargo del horno y ella amasando.
Daniel es el que más frecuentaba su casa, con el pasar de los meses fue una ayuda inestimable y ella logró cultivar una amistad verdadera con él.
Ella descubrió que su cuñado no era solo honorable por sus convicciones, sino que ayudaba de muchas maneras a las mujeres y niños que estaban en situación de calle o jóvenes que terminaban en malos pasos. Así consiguió tener una plantilla completa para su panadería, jóvenes que necesitaban trabajo y ella los recibió con cariño
.
Ella no creyó que podía conocer otra faceta de su marido, pero él la sorprendía siempre.
Enterarse de que estaba embarazada, los colmó de una felicidad que ella jamás creyó que podía sentir. Su marido se puso más cariñoso incluso, negándose a dejarla trabajar o ir sola a algún lugar.
Disfrutaron el uno del otro y se instalaron en una cómoda rutina ya establecida.
La espera de su primer hijo y el primer nieto de la familia, acercó más a la familia, aunque Christopher y su padre siempre estarían en un distanciamiento autoimpuesto que a ambos les iba bien.
Raven en cambio, adoraba a Edmund y este le prodigaba tanto o más cariño que a su hija. Los visitaba seguido y pasaban largas tardes charlando y compartiendo dulces. Chris creía firmemente que la facilidad de su relación se debía a qué su esposa siempre vivió con su padre y estaba acostumbrada a su carácter hosco, por eso se le hacía fácil tratar con el que con su madre. Theodore y ella tenían una relación diferente, amable pero con límites claros. Cuando ellos iban a la casa de sus padres, Raven mostraba unos modales impecables y una educación de la que su madre se sentía orgullosa, en cambio cuando los recibían en su casa Raven se despojaba de la educación y etiqueta, siendo tal como disfrutaba ser y Theodore cerraba los labios sin poder decir nada. Cada una gobernaba en su propio reino y a ambas les quedaba bien respetar esos límites.El nacimiento de su hija fue más de lo que él había soñado alguna vez, sus ojos se llenaron de lágrimas y se dio cuenta de que se podía enamorar más de una vez.
Una tarde después de hacer dormir a la bebé, Raven se acercó y pasó los brazos por su cintura y apoyó la cara en sus omóplatos. Observaron por largos minutos a su hija dormir y luego ella lo tomó de la mano, acercándose a la ventana, se sentaron en el pequeño salón y ella le sirvió un té. Lo que dijo a continuación, hizo que sus ojos se llenaran de lágrimas.— Un día, un príncipe bueno y amable que solía anhelar la atención del mundo, se dio cuenta de que lo tenía todo, pero nadie a quien llamar, estaba tan solitario que decidió dejar su palacio de cristal y buscar lo que tanto anhelaba en su corazón de agua. Y se dio cuenta que no todo era lo mismo, sintió que las cosas no eran tan fáciles y recubrió su corazón de orgullo y secretos. Viajó por el mundo en busca de algo que jamás encontró, tan solitario que nunca confío en nadie y le contó sus secretos y sueños solo a las estrellas, porque nadie lo oía. No sabía que necesitaba a alguien hasta que la encontró, igual de sola que él, igual de atrapada en el mundo como él. Cuando la Pajarita lo vio, se dio cuenta enseguida de que el príncipe que se había convertido en ladrón solo necesitaba un poco de cariño, aceptación para que lo ayude a lidiar con su soledad, pero él creía que nadie lo escuchaba, sin saber que cada vez que el susurraba sus deseos a las estrellas, estas le susurraban a la Pajarita. Y entonces un día, él le entregó su corazón sin vacilar, porque ella ya le había entregado el suyo. Porque las estrellas le susurraron el hechizo que el príncipe ladrón lanzó en su corazón.
— ¿Y cuál fue ese hechizo? — Preguntó él con la voz ronca.
— Él tomó el corazón con dulces manos y lo acuno con cariño y dijo las siguientes palabras: Yo te proclamó como mía Pajarita, cubriré este corazón de amor puro y lo ataré de aventuras. Le dio un suave beso a ese corazón que latía por él y juró no querer sentir otra caricia que no fuese de ella, no quería que otros labios tocaran los suyos y jamás dejaría que empiece otro día sin amor. Lo haremos todo por nosotros mismos, le susurro a ese sangrante corazón, no necesitamos nada ni nadie, tu eres mí gracia para recordarme, para encontrarme a mí mismo tuve que encontrarte primero. Así que yo te proclamo como mía y te entrego mí corazón para siempre.
Él la abrazó con los ojos de lágrimas y su corazón rebosante de amor. Acuno sus mejillas y se sumergió en sus celestes ojos.
— Te amo hoy y siempre. Estoy muy enamorado de ti.
— Te amo.
Ella respondió a su beso y mientras él la desvestía con adoración, podía jurar que sus corazones latían al unísono como si fuera uno solo.
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Mentiras Negras ✓
Roman d'amourRaven Anderson no sabía muchas cosas de la vida, lo que si sabía era hacer un buen pan, atender su panadería y amar a su padre. Cuando un misterioso hombre llega a su posada herido e inconsciente, decide ayudarlo y curarlo. Y a medida que conoce a s...