7: Fue Culpa Del Perrito

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Jimin esa mañana despierta de un salto gracias a la alarma. Siente algo en su mejilla y era una palomita pegada, se había dormido sobre la cama desordenada. Se levantó de golpe y lo primero que hizo fue observar en el armador, la ropa de Namjoon, sabe que tiene que pasar ese día por la lavandería.

Esta vez si tomó una ducha de 3 minutos, quiere ahorrar agua dice. Sale del baño y cepilla un poco sus dientes. Se pone lo primero que se ve en el sillón a un lado de su cama, en realidad pocas ganas tiene de arreglar.

Mira la hora en su celular: 8:00 AM en punto. Sonríe gustoso y orgulloso de haber podido aprovechar el tiempo y se coloca su abrigo verde con amarillo y sale de su apartamento, no sin antes tomar un puñado de palomitas que habia dejado olvidado en el mesón, tiesas y un poco quemadas, para comer en el camino.

Lo primero que hace es asomarse por el filo de la escalera. No hay rastro de su vecino gruñón. Baja dando pequeños saltitos y sale por fin del edificio con la ropa en su mano. Jimin sonríe mucho, a todo aquel que ve. Saluda a una pequeña niña que va tomada de la mano de su madre, le hizo una mueca que le causó más risa a la mujer que a la propia niña. Siguió su camino hasta llegar a la parada de autobús.

Esperó unos pocos minutos hasta que su línea llegara. Dejó subir primero a un anciano de mirada cálida y luego se paró en medio del transporte. No había puestos vacíos a esa hora. El bus va a una velocidad constante pero frena de la nada al ver que un auto se cruzó sin respetar las señales de tránsito, el chico por poco cae al suelo, perdió el equilibrio al no poder sostenerse con ambas manos porque llevaba consigo la ropa de su vecino. Prácticamente cayó sobre un joven que lo miró divertido ante la sorpresiva situación. Jimin muy avergonzado, hizo una reverencia en forma de disculpa. El chico le sonrió y continuó leyendo su libro.

Jimin por fin ha llegado a su destino. Se bajó del bus y caminó una cuadra hasta la lavandería. Entró al lugar y llamó la atención de la dueña al soñar la pequeña campana.

Una mujer de unos 30 años muy sonriente y servicial lo atendió.

- Bienvenido. ¿En qué le podemos ayudar?

- Hola, cómo está. Necesito lavar esto. Por favor.

- Perfecto. Permítame.

La mujer tomó la ropa y la colgó junto a las demás prendas que iban a ser lavadas. Llenó una especie de formulario para realizar el cobro del servicio. Jimin se distrajo por un momento con un pequeño puddle que meneaba su colita con emoción.

- Qué hermoso bebé, dame la pata - decía encantado el chico con el perrito, que llevaba un pequeño traje que lo hacía lucir aún más tierno.

A duras penas escuchó las preguntas de la mujer, y asintió a todas sin prestarle mucha atención. Al parecer el perrito era más interesante.

La mujer llamó al can que enseguida obedeció y se acostó en una pequeña alfombra a un lado de la caja. Jimin pagó y la mujer le indicó que estaría al día siguiente con más seguridad. El chico asistió contento y salió del lugar. Caminó un par de cuadras más  para comer algo. Vió un puesto callejero de brochetas y pidió unas cuántas y las disfrutó con gusto. Ama comer. Le importa poco si no es comida muy saludable. Él la disfruta de todos modos.

Llegó por fin a la universidad y se juntó con su grupo de compañeros que se encontraban en la cafetería. Luego de unos minutos de una amena conversación, entraron a su clase.

Su día se desarrolló con normalidad. Jimin se despidió de sus amigos y salió de regreso a su departamento. Sus pensamientos fueron interrumpidos por una llamada de su madre.

- Mami, ¿cómo está?

- Mi amor, estoy bien. ¿Y tú?

- Bien mamá, apenas estoy saliendo de la universidad. Voy de regreso a casa.

Pequeño GRAN Desastre ~ NamMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora