Prima Dursley ~Harry Potter~

Clases y amigos.... ¿Bethie?

Harry

Harry no sabía que tenía Hogwarts preparado para él, pero hasta el momento le había agradado poder hacer en el tren su primer amigo y al parecer su primer enemigo, pero lo más raro hasta el momento era haberse encontrado a su prima Elizabeth al bajar del tren o eso pensó cuando su mala vista enfoco una rubia de dos trenzas en un uniforme totalmente negro.

— ¿Estás bien Harry? –cuestiono Ron preocupado al ver a su nuevo amigo tan disociado al momento – Luces ...no sé, distraído.

— Si –despejó su mente de esa mala vista– solo creí ver a mi prima, pero debe ser una chica parecida nada más, ella es muggle, y mis tíos no son tan apreciados con la magia—. se quedo callado viendo una vez más hacía donde creyó ver a su prima, para luego enfocarse en el guardabosque—. Hola Hagrid.

— Hola Harry, veo que a hiciste amigos –saludo contento Hagrid, para luego seguir gritando– ¡¡LOS DE PRIMER AÑO POR AQUÍ!! 

El camino en bote dejo a Harry sorprendido, era un castillo de verdad y los rumores de lo que ocultaba el lago eran de temer, pero asombrosos. Cuando los dejaron en el Hall, solos, Harry giró buscando a la chica de dos trenzas rubias, pero se encontró al menos tres, una se veía muy nerviosa y se relamía los labios, la otra estaba muy sonriente y no paraba de hablar con el grupo en el que estaba y la tercera parecía estar comiendo sus uñas.

— Oye Harry –llamó el pelirrojo llamado Ron, que había conocido en el tren y que se había hecho su amigo– sigues buscando a la chica que se parecía a tu prima.

— Es estúpido, ya lo sé –dijo incomodo por un par de miradas que se posaban en él, sin saber que la de su prima también se encontraba mirándolo– solo quería verificar que no estuviera loco.

La ceremonia había comenzado, y Harry pensó que si las tres chicas rubias de trenzas pasaban antes que él, sería sencillo darse cuenta que era imposible que su prima estuviera ahí, después de todo sus tíos detestaban la magia. Aunque haciendo memoria, cuando Hagrid fue por él, ella fue la única que no se apareció, más bien, ahora pensaba, que se había escondido. 

La rubia sonriente y que hablaba animadamente, era Hanna Abbott, fue seleccionada a Hufflepuff y Harry supo al tiro que deliraba, su prima Bethie, como él solía llamarla, sabiendo que la tía Marge le decía Beth y ella lo aborrecía. Su prima jamás socializando hubiera sonriendo tan amplio o sido tan amable, ella era más introvertida y cautelosa, como calculando si le convenía o no hablar y juntarse con ciertas personas.

Cuando Justin Carrow fue el primer seleccionado a Slytherin, Ron le comentó, algo  muy parecido a lo que ya la había dicho en el tren.

— Yo sé, que todos los magos perversos han estado en Slytherin –Harry trago pesado, que pasaba si él quedaba ahí, después de todo creció con los Dursley– descarriados y tramposos, no saben jugar limpio. La peor escoria de Hogwarts, de verdad te lo digo.

— Elizabeth Dursley –y fue ahí que Harry quedo congelado ¡Si era ella! la niña que lucía muy nerviosa–...

— Harry, ¿No dijiste que tus tíos se llamaban Dursley? –él asintió– ¿Entonces ella si es tu prima? Hey eso es buen...

— ¡SLYTHERIN!

Harry estaba mortificado, sus tíos no eran las mejores personas y su primo tampoco, pero siempre pensó que algo podía salvarse en Bethie.

— Lástima, ¿no habías dicho que era hija de muggles?... carajos se fue al mismo infierno si es así.

Ron ya parecía que hablaba solo, Harry se debatía entre el comentario de Ron sobre la casa de las serpientes y lo que conocía de su única prima. Si él quedaba en esa misma casa de verde y plata, ¿su prima le hablaría? al menos conocería a alguien si es que no quedaba con Ron, pero después de muchos apellidos y que Malfoy con suerte tuvo ese sombrero en su cabeza pensó, mejor me quedo sin una casa seleccionada antes de compartir casa con el rubio platinado, ahora sentía pena por su prima, ojalá no se volvieran amigos y tuviera que verlo en verano en la casa de sus tíos. Aunque la verdad era, Elizabeth negaría ser hija de muggles o no sabría lo que Ron le comentó en el tren. Todos sus pensamientos se vieron detenidos cuando escuchó: