Después de guiar al par de águilas hasta el salón de historia me despedí y dispuse a buscar mi patineta que había salido andando sola. Necesitaba recuperarla, pero cuando la encontré, la gata de Filch estaba sobre esta. ¿Podría la gata hablar con el amargado conserje? No estaba segura, pero no lo dudaría. Pero como si Winnie pudiera leerme la mente apareció por un costado ronroneando.
— Mi querida gata –y la acaricié– tenemos que recuperar mi skate.
Parecía que había entendido lo que pensaba, porque asintió a mi propuesta. Lo que no esperaba que comenzarán una pelea de gatas, que emitió tanto ruido que la profesora McGonagall había salido de su clase con cara de enojo. Rápido me escondí tras uno de los pilares. Y en su forma animaga pareció que las reprendía. Era una imagen y situación sumamente divertida. Una leve risa se me escapó y trate de taparla de inmediato.
¿La profesora podría hablar con los gatos en ese estado?
Ahora si la señora Norris podría delatarme, y no lo dude cuando su voz sonó.
— Señorita Dursley –llamó la bruja, esperando a que apareciera– solo salga y pensaré sino la castigo.
Miré el techo en busca de ayuda, pero que ayuda divina podría tener. Así que suspire y salí.
— Hola –saludé, por si los modales llegaban a salvarme.– ¿Se le ofrece algo profesora?
— No debería estar usted en clase –¿usted también no? mi mirada fue a su salón– si responde rápido yo podré volver a la mía.
— Si profesora, –conteste al fin– habían unas alumnas de primer año extraviadas y el profesor Snape me pidió guiarlas hasta Historia de la Magia. Iba camino a DCAO cuando vi a Winifred correr y me preocupe. Mi gata no suele correr.
Y me fije, estaba cabizbaja, como si temiera que la reprendiera. Me agache para tomarla y acariciarla. Le bese la cabeza.
— El skate es mío –dije viéndola a los ojos – se que no debería andar con el por los pasillos, pero parecía más divertido que caminar.
— Pues ocupe sus pies y vaya a su clase, –y me entrego la tabla– y váyase antes de que se me ocurra un castigo. Cinco puntos menos a Slytherin.
Asentí y desee un buen día a la profesora. ¿Quería que me mataran o vieran que hasta en mis malos lados podía ser educada? No sabía que hacía, a veces solo actuaba por guía del universo, sin pensar. Como si la conversación fuera planeada por alguien más...
Como sea, no tenía intenciones de ir a la clase que correspondía, así que me fui dirigiendo a la clase que tocaba en una hora más, hacía los invernaderos, pero como faltaba que comenzará mi clase, me quede afuera, apoyada y leyendo. El número cinco estaba vació pero con varias plantas que se movían, por lo que esperaba mejor la llegada de más gente o la profesora. No entraría ahí sola o por voluntad propia, sabía muy bien y había aprendido que algo ahí adentro podría matarla.
La naturaleza mágica y ella no eran amigos.
°°°
— Ya sé todo eso. Suéltame, me haces daño.
Le apretó la muñeca con mayor fuerza, y sintió que los huesos más pequeños se rozaban. Le producía un implacable placer. Con todo, ella no gritó. Lo estaba aguantando muy bien.
—Y, ahora, escúchame. Quiero que sepas en qué te estás metiendo. Tira con fuerza. La parte entre las poleas estará un poco floja, pero no demasiado. Cuando sientas que los baldes caen, corre. No te quedes por ahí para escuchar los gritos ni nada parecido. Esto ya no es una broma de colegio; estamos cometiendo una agresión criminal, ¿te enteras? Por eso no te ponen una multa; te meten en la cárcel y, hacen desaparecer la llave.
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Prima Dursley ~Harry Potter~
FanfictionPetunia siempre soñó con tener una hija, comprarle vestidos y hacerle peinados delicados y elegantes. Soñaba tener la niña más linda de la calle. Esa niña que una siempre uno giraba a ver en la escuela, la niña dulce y amable que toda madre ponía d...