I. Monstruo

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«Gulf»

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«Gulf»

Escucho el sonido a lo lejos de algo, parece el timbre de una alarma de incendio, o tal vez de alguna alarma sísmica, no sé. Algo no me cuadra pero sigo avanzando en estas calles de la mano de mi hija, la cual sonríe mientras chupa de su paleta, con sus dos coletas, vemos como al paso de la calle esta se vuelve solicitaría, sin ningún puesto de comida, de ropa o personas caminando.

Le hago detener, mientras veo a mi alrededor sostengo la mano fuertemente de Nayla para que no se separe de mi y observo todo. Tan vacío, tan gris, que mejor decido dar media vuelta.

-- Gulf...

Me detuve al instante, escucho mi nombre, volteó inmediatamente a ver a Nayla la cual me señala allá enfrente.

-- ¿Quién es él, papá?

Volteé a esa dirección, mirando a lo lejos como una figura se acercaba y sostenía con más fuerza la mano de mi pequeña.

-- Vámonos. -- quise llevarmela

-- No... -- me rogó

-- Nayla, vámonos.

Quise irme de nuevo pero seguía mirando hacía aquella dirección.

-- ¿Él es papá?

Me dijo emocionada y abrí mis parpados casi inmediatamente, observando la figura de aquel hombre, que ahora estaba en cuclillas y estiraba sus brazos para recibirla.

-- No, no es. -- le quiese hacer caminar pero soltó mi mano y se fue corriendo.

Fuí tras ella, observando como llegaba a los brazos de ese hombre que no se miraba su cara y le grité mil veces a mi hija, que regresara, pero no me escuchó.

-- Dice que si es mi papá. ¿Lo vez papá Gulf?, Te equivocaste, ¡Si es!

-- No, no es... -- negué mil veces

Tratando de llevarmela conmigo, la figura de ese hombre se colocaba correctamente y se negaba a soltar a mi hija.

-- Si lo soy, Gulf... Nayla es mi hija.

Se aclaró su rostro entre sutiles luces y negué mientras le miraba.

~~~~~~~

-- ¡No lo es Mew! ¡Devuélvemela!

-- ¡Papá!

Abrí los ojos de golpe pero también mi cabeza se inclinó, sentí marearme en el trayecto y tomé mi rostro con mis manos porque todo se me movió. Reposando mi cabeza en la almohada, cerraba los ojos, respiraba agitado y sentía lágrimas bajar por mi cuello.

-- ¿Tuviste una pesadilla, papá?

Tomé aire, respiré profundo y conté hasta cinco para abrir los ojos, tratando de sonreír, porque era lo que esa pequeña causaba en mi, sus mejillas con esos hoyuelos le hacían ver adorable, sus cejas pobladas, su cabello tan negro como el de él, se parecía a él no lo iba a negar. Aún más cuando arrugaba sus cejas y te miraba con seriedad.

¡PAPÁ EN APUROS!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora