¡PAPÁ EN APUROS!

III. Felicidades

«Mew»

Caminando por el pasillo, con el control de inventario en mis manos, saludo a varios de mis compañeros mientras están igual de ocupados que yo.

Tengo hambre.

No e comido nada y son las doce del día, este trabajo es bueno, pero algo demandante. Aunque es mi primer empleo como Ingeniero Industrial, jamás pensé que me darían trabajo en una empresa como esta. Creo que al final mi estancia en otro país, me sirvió para tener más experiencia que varios de mis compañeros que trabajan aquí.

La universidad de Zurich en Suiza, fue lo mejor que pudo haberme pasado, tienen una manera diferente de ver las cosas, y creo que eso me dio puntos a la hora de tener mi entrevista.

Entro al elevador, encontrándome con P'Tull, el cual me sonríe y le devuelvo el gesto.

-- ¿Ocupado? -- me ve

-- Mucho

-- ¿Comemos en un rato?

-- Si...

El elevador se abrió, el salió de ahí y yo me quedé solo entre estas paredes de metal, subiendo un par de pisos más, solo quiero terminar de organizar esto y empezar lo más rápido en el diseño de organización de todo el material.

Esto me encanta.

Siempre ha sido todo lo que quise, dedicarme a esto, fue uno de mis sueños de lo cual hace cinco años, dejé todo para irme con mi hermano por un año a Suiza, pero este se volvió toda la carrera.
Mamá y papá nos ofrecieron quedarnos y Tull aceptó seguir con sus estudios de contaduria, pero yo, la verdad es que todavía me lo cuestiono. Aunque me quedé.

Hace meses volví, y fue porque Tull hace un año consiguió un empleo aquí y me dijo que estaban necesitando personal. Por eso volví, aunque me dolió dejar aquel país que me acogió por tanto tiempo, era algo que no podía dejar pasar.

Respirar el aire de Bangkok fue diferente, cuando llegué con todas mis maletas, Tull estaba ahí, mamá y papá como siempre estaban de viaje por sus negocios de restaurantes. No les reprocho nada, pero a veces quisiera que dejarán todo eso de una vez.

Al llegar a casa, y mirar mi habitación me hizo recordar tantas cosas que sonreía a cada paso que daba, incluso la nota pegada en mi pizarrón, "12/Julio/2017", era la fecha de mi regreso pero eso no ocurrió. Después tomé varias cosas de ahí y alquilé un departamento porque no me gustaba estar en casa, era muy grande, mamá y papá nunca estaban más de una o tres semanas y Tull tenía su propio departamento por igual.

Aún recuerdo la foto sobre mi escritorio donde Gulf estaba ahí, abrazándome por detrás, fue nuestra primera foto del día que le pedí ser mi novio. Nos mirábamos tan jóvenes, tan enamorados, que hubiera dado todo lo que fuera en ese entonces porque Gulf se hubiera ido conmigo a conocer ese "mundo", pero le prometí volver, seguir con nuestros planes, seguir juntos. Le amaba, ¡Claro que le amaba!, Tanto que estuve a punto de rechazar esa oportunidad porque no quería dejarlo, pero él me convenció que era lo mejor, que iba a esperarme, y me fui con la idea de que todo sería mucho mejor cuando regresara.

"¿Vas a esperarme...?"

"Aquí estaré... ¿Pensarás en mi?"

"Todos los días..."

Se lo dije con una sonrisa y por mucho tiempo me pregunté que me faltó.

Le di todo, amor, cariño, atención.

Y él terminó por engañarme.

Esa fue la razón por la que quise quedarme en Suiza, pero a veces me preguntaba si debía volver para que él me diera una explicación, yo le amaba, y juro que cuando me dijo que "íbamos a tener un bebé", lloré toda la noche.