XXV. Gasolina

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«Gulf»

-- ¡Vamonos ya! ¡Nayla corre!

Le digo de prisa porque ya son las siete y media, el bus pasa en diez minutos, pero si no lo alcanzamos, pasa hasta en una hora. ¡Mierda!, Pero tenía que quedarme dormido...

Aún tenemos que caminar una cuadra más, hasta la parada del autobús y con suerte lo alcanzamos. ¡Tenemos que tomar ese!

-- ¡Ya voy!

Me alcanza en la puerta y vamos corriendo, cargo su mochila, tomando las llaves de casa, al abrir, una ola de perfume caro se impregna en mi nariz, suspirando por dentro, le miré su cabello húmedo y a una niña a toda prisa pasándome por un lado.

-- ¡P'Mew!

-- Hola. -- dijo el tipo recién bañado -- ¿Ya nos vamos?

-- ¡Corre!

Grité desesperado y salimos de casa, cerré con llave, Mew venía a mí lado cargando a Nayla y bajamos las escaleras a toda velocidad, saliendo del edificio, Mew no tenía ni idea de lo que pasaba pero venía a toda prisa atrás de mi. Cruzamos la calle, varías personas se nos quedaban viendo pero no me importaba.

-- ¡¿A dónde vamos?! -- Dijo ya agitado

-- ¡El autobús P'Mew! ¡Corre!

Nayla decía emocionada y yo no dejaba de reír. Era una mañana muy rara.

-- Gulf... -- se detuvo en medio de la banqueta y sonrió -- traigo el auto.

-- ¡Que corras Suppasit! ¡Vamos! ¡Que se va!

Dije sonriendo y comencé a correr, y es que allá, el autobús estaba en la parada, varias personas comenzaron a subir, yo corrí más rápido y al llegar, subí un escalón esperando que Mew llegara con Nayla, el chófer me veía cansado, pero subimos al autobús, había asientos vacíos en la parte de atrás y hacía allá fuimos. Al sentarnos, Nayla se quedó sobre las piernas de él.

-- Casi no lo alcanzamos, papá -- Nayla sonreía

-- Tuvimos suerte. -- pellizco su nariz

-- O pudimos irnos en mi auto.. -- nos ve Mew -- Aún es temprano...

Ve su reloj y se perfectamente que no han de ser más de las siete con cuarenta.

-- Eso no es divertido. -- Nayla niega

-- ¿Qué hay del auto? -- me dice Mew -- ¿Así llevan corriendo desde cuándo?

-- Se descompuso. -- le veo

-- ¿Qué tiene?

-- Le falta un líquido para funcionar

-- ¿Aceite? -- Mew pregunta confundido

-- Gasolina...

Me río graciosamente y él también, creo que me levanté con el payaso en los labios, porque a pesar de que el sábado fue un día donde me la pasé llorando toda la tarde, el domingo no fue mejor.

Tal vez este sentimiento de tristeza no es del todo mi culpa si al final jamás lo había olvidado.

¿Para que me hacía idiota?, Muy en el fondo desde hace años a pesar de que me dolía en el alma pensar que me había dejado solo, una pequeña pizca de amor estaba muy apagada dentro de mi, sin mirarlo, sin saber de él, solo era cuestión de verlo otra vez y esa chispa se hizo fuego.

Me duele la cabeza porque se que esto está mal, si mi familia sabe lo que pasara en mi cabeza, iban a matarme al primer "pero".

Mejor dejo de ver por la ventana que me hace pensar aunque de vez en cuando me topo con la mirada de Mew, pero la ignoro al ver a otro lado.

¡PAPÁ EN APUROS!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora