¡PAPÁ EN APUROS!

XXIII. Idiota que soy

«Mew»

El peso de Nayla, es pequeño a comparación de la gran tensión que hay entre nosotros dos al subir por el elevador, son como las diez de la noche o más, mientras cargo a mi pequeña porque está dormida, fue un poco difícil haberle hablado a la hermana de Gulf de esa manera.

Pero es que ya estaba cansado, han sido muchas veces las que me ha hablado de la peor forma, diciendo que no me merezco el cariño de Nayla o cosas peores sobre mi, ya fue suficiente, se que cometí un error muy grande pero apenas me voy enterando de ello, porque si mi condición fuera diferente, jamás hubiera dudado de Gulf y hubiéramos estado juntos desde el principio.

Soy un humano lo siento, cada persona es un mundo y jamás fue mi intención haber dejado a Gulf solo, en mi puta vida lo hubiera pensado, hubiera tomado un vuelo sin pensarlo dos veces pero, ¿Qué haces cuando sabes que estás vacío?, Lo dudas, claro. Pero Nayla ha sido mi gran regalo de la vida y juro que voy a amarla hasta que de mi último respiro.

Soy P'Mew, ¿No?, Pero no voy a descansar hasta que me diga papá, no importa cuánto me tome, si son años, meses, o días, quiero que esa palabra salga de sus labios sin sentir que acabo de llegar a su vida.

Aunque ahora vamos llegando, literalmente Gulf abre la puerta del apartamento, entramos casi arrastrando los pies y enciende la luz, luego vamos a la habitación que me golpeó con recuerdos, dejando a mi pollita en la cama, la cubro un poco con la manta, beso su suave frente y sonrío medianamente al verla. Es la maldita perfección.

-- Va a estar bien... -- escucho a Gulf -- cualquier cosa estaré llamándote...

Le volteé a ver, el estaba sacando ropa de un cajón y le importaba muy poco si yo estaba aquí. ¿Dónde había quedado el chico vulnerable de hace rato?, Ahora había vuelto ese tipo mal hablado.

-- Gulf.. -- le vi -- ¿Podemos hablar?

-- ¿De que? -- evitaba verme

-- Sobre lo que pasó.

-- ¿Qué pasó? -- dijo buscando algo en otro cajón -- Mejor dímelo otro día, solo quiero dormir hasta medio día con Nayla y descansar, ahora no es el momento.

-- ¿Te despidieron? -- le vi

-- Claro. -- me miró de reojo -- Dijeron que un tipo con hijos daba muchos problemas.

-- Eso no es cierto... -- negué

-- Yo se que no.. -- me miró -- a veces son los errores que cometes.

Me quedé en silencio, observando su actitud hacía a mi, no entendía si lo que decía era para mí o era en general, aunque una parte me decía que cada cosa que salía de su boca era para mí.

-- Bueno... -- me hice el desentendido -- tal vez fue lo mejor porque...

-- ¿Lo mejor? -- se burla -- ¿No me digas?, ¿Y que se supone que voy a hacer? -- ahora estaba molesto -- ¿Hum?, ¿Sabes lo que es un hijo? Come tres veces al día, y dime exagerado pero Nayla también tiene esa tonta manía.

-- Deja que te ayude... -- me acerqué

-- Vete.

Me dijo tajante y volvió a fijar su atención a los cajones, al tomar la ropa, me volteó a ver de nuevo y cruzó ambos brazos.

-- Vete. -- me insistió -- quiero tomar un baño.

-- Bien... -- me di por vencido -- Lo que te ofrezco es por Nayla, Gulf. Si te sientes ofendido, deja esos pensamientos, no estoy comprando a nadie, solo aceptalo. O compra todo lo que necesites y lo pagaré, ¿Eso te funciona? No quiero que ni Nayla ni tú esten en una situación así.