Capitulo 10

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Miguel

La senté en el auto, había llegado allí junto a Hunter, los demás hermanos habían regresado, aunque los últimos años todo había ido bien sin duda algunos inesperados Mc habían aparecido a lo largo de los últimos años, me tendió las llaves del auto, la observe un momento cerrar sus ojos y luego suspire y cerré la puerta, di un paso hacia atrás encontrándome con Hunter nos sorprendimos al verla allí en medio del bar, sola.

—Llévate mi moto, la dejare en su casa—mencione mirando en dirección del auto.

—Prez, ¿Estas seguro? No creo que sea una buena idea.

Entendía a lo que se refería, pero como el infierno que no dejaría que cualquiera de sobrepasara con ella en aquel estado y menos dejarla sola.

—Se lo que estoy haciendo, al final puede ser lo mejor para ambos.

Me despedí y abrí la puerta, le abroche el cinturón de seguridad ver que no se despertaba sin duda me hizo sonsacar una sonrisa, encendí el auto y puse su dirección en el GPS. Su teléfono vibro, me detuve a un lado para verificar de quien era.

Viví: Esta dormida ¿Quieres pasar a buscarla o quieres que ven la lleve?

Las manos me sudaron por un momento, y luego tome el celular respondiendo.

Lena: Si, la pasare buscando.

Me dirigí a la dirección donde habíamos llegados, luego de diez minutos llegué al destino; me detuve por un momento quitando el cinturón de seguridad. Las luces de la casa estaban encendidas, y un hombre salió al ver el auto detenerse, abrí la puerta del auto móvil y bajé a recoger a mi pequeña.

—Buenas noches.

Detalle bien al hombre, sin duda nos miramos con odio en la mirada ese maldito lobo se había apoderado de lo que era mío, de mi familia y de quien había sido la mujer de mi corazón.

—¿Dónde está Lena? —me pregunto sin dejar de sostener a mi hija en sus brazos.

—En el auto, vine a recogerla.

—Quiero ver a Lena.

—Se acaba de dormir, no creo que sea conveniente.

—Hablare con ella, con permiso.

—No te lo permito.

—Ben ¿Ya le disté a Esther? —la voz aguada de la mujer me llamo la atención, aun mas la manera intima que se le acercaba—. Dásela seguro, que estará bien con el.

—Pero...

—Dásela, quiero ir a la cama y vino a recogerla tarde... más bien debería estar agradecida.

Por el tono de la mujer estaba seguro que sin duda había discordancia entre ambos y aún más hacia mi pequeña, sin duda por el infierno que me desagrado. La tome de entre sus brazos, asegurándome que no se despertara.

—Muchas gracias.

Camine hasta el automóvil y abrí la puerta con sumo cuidado, y la coloque en su silla para bebes, la contemple dormida por un momento imaginándome como se vería de pequeña, o como seria sostenerla entre mis brazos para arrullar fuertemente contra mi pecho, y el enojo se calo entre mis jodidos huesos y esa rabia que había sentido desde uno días se expandió pensar en todo lo que me había perdido por culpa de muchos remordimientos y engaños de otros.

—Lo siento cariño, papi lo siente mucho.

De nuevo puse el auto en marchar, y me detuve en el frente de la casa, primero saque las llaves de su casa y abrí la puerta de la casa encendiendo las luces, primero baje a Esther tomándola entre mis brazos abrió sus ojos por un momento para volver a quedarse dormida, subí las escaleras buscando su habitación, al final del pasillo estaba una pequeña cama por forma de unicornio, con sumo cuidado la deje en la cama asegurándome de cubrirla y buscar una pequeña lampara, para que no quedara a oscuras.

—¿Qué crees que estas haciendo? — su voz me sobresalto por un momento, se veía enojada y sus mejillas sonrojadas por el alcohol.

—¿Qué crees que estoy haciendo?

De mío un pequeño golpe en el pecho.

—Te estas tomando atribuciones que no deberías, tu...— se tomo una pequeña pausa, su mirada parecía perdida y sin duda atormentada—. Jamás entres a mi casa de esa manera, nunca.

—¿Querías que te dejara subir sola en ese estado a mi hija?

—¿Tu hija? No me hagas reír, no me hace falta... no tienes derecho a entrar de esa manera en mi casa.

—¿No tengo derecho? Té traje y busque a mi hija, a ambas a salvo y me vas a decir que no tengo derecho.

—Te pedí que me trajeras a casa, no que entraras como perro por su casa.

—¿Qué te enoja tanto? — pregunte curioso, acercándome a ella.

—A nada, solo vete Miguel.

—Veo que solo tengo un uso para ti ¿Fue así al principio?

—Ya el pasado no tiene porque recordarse, no lo menciones. Lo que paso entre tu y yo quedo allí, ahora tengo un presente diferente.

Me acerque tomando su nuca acercándola a mí, baje la mirada para que nuestras miradas se encontraran, tanto su respiración como la mía se altero un poco, sus ojos observándome con enojo sin embargo sin apartarse. No podía pensar que esos hermosos ojos no me observarían con esa calidez, que si había sido un estúpido por todo lo que hice y tal vez lo merecía, pero era un jodido hijo de puta que sin duda no me rendiría a dejarla ir, ahora tendría la oportunidad para volver a verla, y no la perdería.

—Jamás me perdonare por abandonarte.

—No, tu...

No le permite terminar sus palabras sabría que serian la puta verdad de cada una de ellas e irían directamente a mi abandonado corazón. Uní mis labios con los de ellas, de manera apasionado manteniendo mi mano en su nuca, mordí su labio inferior, forcejeó un momento antes de seguir mi beso.

—Lárgate, Miguel— fueron sus palabras, antes de desaparecer de mi vista dejándome solo en el pasillo.

Estaba jodido sin duda, di una ultima mirada a la habitación donde se había escondido.



Espero les gusteeeee... denle mucho amor y cariño ¿Tal vez mas adelante una reconciliación?

Denle mucho amor, y dejenme saber que piensan.

Cuidando De Ti (Par2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora