Capitulo 18

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Miguel

Tal vez hacer aquello podría traerme consecuencias, pero al estar tan cerca no pude evitar volver a sentir sus labios contra los míos, y si era un hijo de puta. Aunque no lo quisiera decir amaba a esa mujer con locura.

Compartir con ella, se que en el pasado tome muchas decisiones erróneas y que llevaron a esta situación.

Al principio pensé que era egoísta de ella mandarme aquella carta, la rabia y el dolor me cegaron pero al ver la realidad de manera abrupta, aunque estuviéramos juntos nunca le di un motivo para confiar en mi y yo sin duda no lo hubiera hecho.

Ella sobrevivió a su manera y salió adelante, tal vez con pesar y miedo.

—Papa miguel, ¿Es verdad que acá tengo mucha familia?

Aquella pequeña vocecita era angelical, todavía verla no podía creerlo que tenía una pequeña hija.

—Si, pequeña... están ansiosos de conocerte.

—¿Realmente? ¿Y si no les gusto?

—Cariño, lo importante es quien eres, no siempre le agradaremos a todas las personas...lo único que debemos hacer es tratarlos con respeto. Y es lo mismo para nosotros.

—Entonces, ¿serán iguales con mama? Ella siempre va conmigo a donde yo vaya.

—Lo harán, cariño.

Su boca se hizo un pequeño puchero y me miro intensamente ¿Estaba siendo analizado por mi hija de cinco años?

—Lo prometo.

—Si no me encargare yo misma de ensenarles, que no deben meterse con mi mami.

—Lo tendré en cuenta, me hare cargo.

Volví a tomar su pequeña mano, caminando hasta la casa de Hunter, su hija ya estaba grande era una de las consentidas por todos los hermanos. Sabía que Esther será muy amada por los hermanos y sus mujeres.

Sus pasos se detuvieron a la entrada de la bulliciosa casa, mirándola con nerviosismo ¿Se sentirá desprotegido?

—Si no quieres podemos volver lo sabes.

—¿No te iras de mi lado? — movió sus pies nerviosamente mientras jugueteaba con sus dedos.

—Nunca, te lo prometo y podemos irnos a casa si no te sientes cómoda, estrellita... tus sentimientos son mi prioridad.

—Te creo, ahora mantente cerca de mi. Cuando vayas al baño tienes que decirme.

—Está bien, capitana.

Y tal y como esperaba todos la recibieron con muchas sonrisas, pero descubrí que mi hija es algo sincera, no, no eso no. Sino muy sincera, debería ir con un letrero de advertencia. Sentía mis mejillas doler de tanto que no paraba de sonreír.

Sin duda Lena le había dado un nombre adecuado a nuestra hija porque era como una luz por donde caminara.

—¿Podemos volver?

Bostezo mientras pasaba sus manos por mi cuello, recostando su cabeza en mi hombro. Su cuerpo cálido contra el mio.

—Claro, corazón.

—Le contare a mama lo bien que lo pase.

Mi corazón se acelero al pensar que tal vez algún día podría quedarme y cerrar la puerta a mis espaldas y no verla cerrarse y tener que marcharme.

Cuidando De Ti (Par2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora