Mi desnudo quedo antes sus ojos, mi cabello caía sobre mis hombros. Sus dedos, recorrieron mi rostro, mi corazón latia fuertemente.
—Lena ¿Estás segura de esto?
Lamí mi labio inferior, aquel momento se sentía tan expuesto ¿Por qué tenia que ir a la charla profunda? Mi cuerpo se estremeció, sabia que no solo se refería al sexo, ¿quería seguir más adelante?
—No puedes hacerme esto, no ahora.
Me di la vuelta buscando el baño, sentí como las lagrimas se acunaban en mis ojos, la desesperación no quería que los momentos se volvieran incomodos.
—¡Maldición, Lena! No llores, solo quiero que sepas que quiero saber que podemos llegar a ser más. — sus brazos rodearon mi cintura reteniéndome, tome una gran bocanada de aire—. Quiero que lo intentemos, no dijo que empecemos de nuevo y olvidemos todo, pero deseo que tomemos lo que hemos pasado y seamos más fuerte.
Un beso fue depositado en mi hombro y luego apoyo su barbilla en mi hombro, hacia mucho tiempo que no tenia ese tipo de cercanía intima, pero sin nada sexual en ella.
—No te estoy segura... yo...
—Podemos ir lento, nadie te juzgara Lena. Nadie tiene el derecho de hacerlo.
—Quiero esto contigo ¡Dios, te deseo!
Me giro y su boca se estrello contra la mía, jade abriendo mis labios dándole paso a su lengua, cerré mis ojos al sentir como sus manos se dedicaban a acariciar. Acariciando mis pezones me apoye contra su pecho jadeando.
Cada pequeña caricia de sus dedos recorriendo mi cuerpo, mi excitación iba en aumento, fue lo única persona que con una sola caricia podía volver mi mundo de cabeza, podía sentirme como si estuviera a punto de subir al cielo.
¿Y si mi corazón se volvía pedazos de nuevo?
Podía permitir de nuevo recoger los pedazos del suelo. Mire sus ojos azules los cuales brillaban con muchas emociones en ellos, ¿Cuáles serían?
Jadea al sentir como chupaba mi pezón y con su otra mano, acariciaba el otro, mi sexo palpito de antelación, también deseaba su boca sobre mí.
—¡Jodidamente, tu cuerpo es perfecto!
Grite cuando me alzo y nos llevo a la cama, me coloco sobre ella. Rebotando un poco por el impacto, me apoye sobre mis codos viéndolo sacarse el pantalón, abri mis piernas solo me quedaban mis bragas que cubrían mi sexo, sus ojos se oscurecieron.
Se arrodillo tomando mi tobillo dejando un beso allí, mi respiración se aceleró, subiendo poco a poco, recorriendo mi piel, hasta rozar sus dedos mi piel caliente encima de la tela que cubrir gemí ante esa pequeña caricia.
—Estas empapada en pensar en mi polla dentro de ti ¿Verdad?
Jade cuando dejo un beso en mi muslo interno, gemí de frustración.
—Jodidamente extrañaba esto, ver tu cuerpo responder ante cada pequeña caricia.
—Entonces, date prisa... —, mi cuerpo se tenso y gemí al sentir su dedo sobre mí, acariciándome. Se sentía tan perfecto.
Cuando empezo a darme placer con toques delicados, besos y lamidas que hicieron que mis dedos se doblaran con necesidad, me acosté completamente en la cama disfrutando del placer que me estaba proporcionando.
Un nudo se formóo lenta y profundamente en mi interior, y cada roce de la lengua de Miguel lo tensó, luego deliciosa y lentamente el nudo aflojó y mi orgasmo fluyó a través de mi cuerpo como la miel, solté un largo suspiro a medida que Miguel mantenía mi orgasmo a paso lento como si se tomara su tiempo, mi cuerpo se sentía cada vez más pesado.
—Te deseo a ti, dios... solo follame.
gemí ante la desesperación de alcanzar mi orgasmo. Se deslizó fuera de sus calzoncillos mientras yo yacía acostada saciada en la cama. Mi cuerpo estaba zumbando como si cada célula hubiera sido infundida con el dulce placer. Se estiró por encima de mí, su punta en mi entrada. Luego se deslizó dentro de mí muy lentamente, estirándome. Dejé escapar un largo gemido cuando me llenó por completo, sus caderas se movían en un ritmo lento y a veces rápido, moví las mías buscando el placer en cada embestida.
—¡Oh, Miguel!
Ambos llegamos al éxtasis, su cuerpo encima del mío, nuestras respiraciones aceleradas.
—Gracias por la oportunidad, Lena.
En ese momento podía romper a llorar pero no lo haría. Pase mis manos por sus hombros reteniéndolo allí, aun con nuestros cuerpos unidos.
—Se que nos ira muy bien.
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Cuidando De Ti (Par2)
RomanceEl destino había determinado aquello, lo que tanto espero que jamás sucediera. Aquel motero, quien la había corrido sin darle algún tipo de armistia, sin escuchar lo que tenía para decir. Ahora ella no tenía tiempo y mucho menos ganas de dejarlo e...