Solamente podía observarlos, hoy Miguel estaba ayudando a nuestra hija con un proyecto escolar, pero sin duda lo que me hacia feliz era ver la familia que nos estamos convirtiendo.
Me sentía feliz al descubrir que estaba construyendo a la familia que siempre anhele junto a mi, sabia que mi papa donde quiera que estuviera estaría feliz por mi.
Los últimos cuatro meses había encontrado un trabajo y una rutina que nos funcionaba, sabia que Miguel amaba ser parte del club y como presidente, pero nos mantenía fuera de todo ello.
Estaba agradecida que respetara mi decisión, aunque también amaba disfrutar los domingos junto a otras esposas de los hermanos. Había cambiado mucho desde la ultima vez, aunque siempre había una que otra idiota que buscaba irrumpir con palabras con doble sentido para intentar separarnos.
Tal vez si esto hubiera ocurrido en el pasado, mi parte insegura hubiera sacado ese lado temeroso, pero era una mujer con los pies en el suelo que sabia perfectamente que clase de hombre tenía a mi lado.
Estaba viviendo plenamente era feliz y sobre todo, la felicidad que embargaba mi vida esperaba que nunca fuera efímera.
La vida no es fácil, a veces es sola y triste con momentos de alegría que nos harán sentir, que la vida es como una montana rusa continuamente que nunca se detenía.
Unos brazos rodearon mi cuerpo, una sonrisa apareció en mi rostro. Amaba a mi familia y en la versión de mí misma que había encontrado con los años.
—¿Qué la tiene tan pensativa? ¿Sucede algo? — su voz era en un susurro en mi oído, me estremecí completamente.
—Nada, solo pensaba en lo feliz que soy de tenerlos conmigo.
Me hizo girar y quedamos frente a frente, tuve que alzar la mirada, sus manos cubrieron mis mejillas, dicen que los ojos son como las puertas del alma y que todo lo que sentíamos se reflejaba allí.
—Yo también te amo, Lena no sabes lo feliz que soy por tenerte todos los días junto a ti. Estado pensando sobre esto durante mucho tiempo...
Se detuvo en medio de sus palabras como si dudara de lo que estuviera a punto de decir.
—¿Qué sucede?
—Me gustaría vivir aquí con ustedes de forma permanente, sé que tengo mi casa propia más a la fuera de la cuidad y podemos usarla para vacacionar cuando queramos escapar de la cuidad ¿Qué te parece?
Mi corazón latió fuertemente, y mis ojos se llenaron de lágrimas últimamente cada muestra de cariño provocaba lágrimas y muchas emociones revueltas.
—¿Eres tonto? Ni siquiera tienes que dudar en preguntármelo, esa idea ha estado en mi mente en los últimos dos meses.
—Maldición, mujer...
Sus labios cubrieron los míos mis manos se posaron en sus hombros, atrayéndolo junto a mí.
—Mami... yo también quiero un besito... no me dejen a fuera...
Una risa escapo de mis labios, miguel alzo a Esther en sus brazos y beso su frente y yo hice lo mismo, amaba a mi familia y tenerlos junto a mí.
Protegería lo que teníamos, por esta felicidad que desprendíamos y añorábamos.
—Nunca pequeña, solo estaba dándole un besito a tu papa...
—Igual... yo quiero primero...
Un lindo puchero apareció en sus labios, mi pecho se lleno de un sentimiento que nunca podía explicar, aquel que se contiene y tus ojos se llenan de lágrimas, donde muerdes tus labios para no soltar un sollozo, uno que no tiene una explicación.
—Me asegurare que la princesa siempre sea la primera.
la tenía en mis manos sin poder creerlo, una sonrisa apareció en mi rostro.
—¿Cariño? ¿Por qué tardas tanto en el baño? Esther cayo rendida...
La puerta fue abierta su mirada estaba en mi rostro para luego caer a la prueba de embarazo que estaba en mis manos.
—¿Estas embarazada?
—Creo que sí, bueno, es lo que dice la prueba.
—¿Seremos de nuevo padres?
—Si lo que dice esta prueba es cierto si... seremos padres de nuevo.
Me tomo entre sus brazos alzándome y luego me bajo rápidamente.
—¿Te asuste? No debería haber hecho eso y si...
—Estará bien, no te preocupes.
—Me haces el hombre mas feliz del mundo.
dos capitulos mas y acabamos.
ESTÁS LEYENDO
Cuidando De Ti (Par2)
RomanceEl destino había determinado aquello, lo que tanto espero que jamás sucediera. Aquel motero, quien la había corrido sin darle algún tipo de armistia, sin escuchar lo que tenía para decir. Ahora ella no tenía tiempo y mucho menos ganas de dejarlo e...