Sin duda empezaba amar los domingos, eran como un día donde nos escondíamos de todos centrándonos en nosotros, volver había sido un momento lleno de incertidumbres, pero de vuelta a una rutina de trabajo, momentos con Esther y junto a miguel empezaba a añorar cada momento.
Aunque también existían esos momentos, donde intentaba razonar con mi hija, pero no podía, y la frustración me ganaba, su llanto resonaba por toda la casa y mi dolor de cabeza aumentaba, las ganas de llorar iban en aumento.
—Cariño, papa vendrá en unas horas... ¿Qué te parece si hacemos galletas y lo esperamos?
—¡No, no quiero!¡Lo quiero ver ahora! — el llanto se hizo mas fuerte, pase las manos por mi cabello desesperadamente.
Se había despertado sobresalta y por mas que le pidiera no quería decir nada solo rompía a llorar.
—Necesito que me digas que soñaste para poder entenderte corazón, para saber porque están tan triste...
Intente mantener la calma, había veces donde podía estar calmada, pero otras donde podía acabar con ella; ser madre se trataba de mantener la calma.
Limpie los mocos que caían por su nariz, la abrace pegándola contra mi pecho. Acariciando suavemente su cabello siento como se relajaba un poco. Mas su respiración seguía acelerada.
—Está bien, corazón... puedes decirme lo que sea...¿Quieres llamarlo?
Con mis dedos limpie las lágrimas que caían por sus mejillas, sus ojos estaban hinchados y su mucosidad, se veía adorable.
—Si, ¿Podemos?
Mi corazón se contrajo alver el desespero en su voz ¿Qué soñó que la altero de esa forma? Le había preguntado, pero se negaba a decirme, quería desesperadamente saber mas no le preguntaría más, hasta que fuera ella misma quien me lo contara.
Busque mi teléfono, y marque su numero poniéndolo en alta voz, repico, repico y el contestador fue lo último.
—¿Qué tal si lo intentamos otra vez? —dijo suavemente al ver su intención de volver a llorar.
La siguiente el resultado fue el mismo, y la próxima igual. Esther empezaba a perder los nervios.
—¿Algo le paso? Y si...papa...
cerré mis ojos por un momento, respirando hondo.
—¿Qué te parece si vamos a visitarlo?
Realmente no deseaba ir a la casa club quería mantenerme alejada de todo, mis manos sudaron y mi corazón latia fuertemente mientras nos montábamos en el auto, esperaba que todavía siguiera estando allá.
Abroche mi cinturón, debatiendo si era lo correcto, pero... los sentimientos de mi hija eran importantes.
—¿Ya nos vamos? — su voz me saco de mi ensoñamiento y le asentí con una tensa sonrisa en el rostro.
Encendí el motor, avanzando por el trafico tomando atajos para hacer mas largo el trayecto. Ya estaba ingresando a la calle, pero estaba cerrada, siempre había sido un lugar cerrado pero la seguridad parecía mayor.
Un hombre salió por una pequeña puerta con un chaleco, baje la ventanilla dejándola a la mitad.
—¿Qué busca? No crea que sea un lugar donde quieras estar.
Supongo que algunos seguían sido muy idiotas.
—Vengo a ver a Miguel, ¿Puedes llamarlo? —Pregunte amablemente.
—Claro ¿De parte? — por la forma que me hablaba pareciera que se estaba burlando de mí.
—De Lena, dile que Esther quiere verlo.
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Cuidando De Ti (Par2)
RomanceEl destino había determinado aquello, lo que tanto espero que jamás sucediera. Aquel motero, quien la había corrido sin darle algún tipo de armistia, sin escuchar lo que tenía para decir. Ahora ella no tenía tiempo y mucho menos ganas de dejarlo e...