Miguel
Estaba viendo como si fuera un putañero sueño, mi jodido ego cada vez era más grande, aunque embarazar a tu esposa no fuera una gran meta.
Me sentía pleno al saber lo rápido que su estómago crecía y con ello la emoción de todos, la vida podía ser una mierda la mitad del tiempo, pero ahora demostraba que no todo era así.
Había aprendido a respetar su decisión de solo mezclarse algunas veces con el club, aunque al principio pensé que estaba rechazando parte de quien era, pero luego de una emboscada a una mujer de un hermano entendí su miedo, se había ido porque quería alejarse.
Ahora con ocho meses no podía verse mas jodidamente hermosa y gruñona, si esto era lo que más podía resaltar. Su gran sentido del humor.
Sin hablar de sus antojos, sin ningún tipo de contexto ¿Quién carajos come chocolate con menta? Es como comer chocolate y pasta dental. Y no olvidar las palomitas con kétchup. Me estremezco de solo recordarlo.
—Lena, creo que debería bajar de allí.
Me acerque observándola batallar con los adornos para el árbol, estaba un poco obsesionada con ello.
—Solo, cállate y ven ayudarme ¿Tengo que hacerlo todo yo?
rodé mis ojos acercándome, negando, realmente decir no o algo que se acercara provocaba su ira.
—Está bien amor, solo ten cuidando ¿Si?— le pedí sonriéndole, vi como su cuerpo se relajó y una sonrisa se extendió por su rostro.
—Mmm esta bien, solo deprisa ya quiero que todo esté listo. Ya quiero ver la carita de nuestra pequeña.
—Se que le gustara mucho, amor.
Había terminado de compro todos esos peroleros para navidad, tanto así que tenia que ponerlos hoy mismo, ¿Y yo podía decir un mierda relacionado a ello? Por supuesto que no, solté un pequeño bostezo estaba cansado como la mierda.
—Lo siento cariño, por tenerte aquí sabiendo lo cansado que estas— se mostro un poco arrepentida y la culpa se veía en su mirada.
—No te preocupes, si quieres terminar la navidad hoy lo haremos como desees corazón.
Y una jodida sonrisa se extendió por su rostro. Y mi corazón latió fuertemente era un hombre afortunado. Podía estar rodeado de mierda, pero su sonrisa era como la luz para mí, la que me guiaba cuando no le veía final al camino.
Un golpe seco en mi cara me despertó por completo, poniéndome alerta.
—¿Es que pensabas seguir durmiendo? —una respiración acelerada a mi lado, lena tenia su frente sudorosa y una de sus manos sostiene su vientre—. Creo que deberíamos ir al médico— su voz cargada de miedo y dolor.
—¿Pero no faltarían dos semanas?
—¿podrías moverte...?— gruño hablando tomando largas respiraciones.
Recojo todo lo que puedo mientras llamo a la mujer de Hunter para que pasen a cuidar a Esther. Logro montar todo en el auto y ayudar a Lena quien parecía menos preocupada que yo, joder, estaba perdiendo los nervios.
No sabía cuando había llegado al hospital y nos atendieron, luego de unas cuantas maldiciones de mi parte, regaño, gritos y muchas maldiciones para mí. Crea que morira de los nervios cuando pasaron mas de dos horas, realmente era fuerte.
Luego de otras dos largas horas, Teo llego al mundo, siendo un niño sano pero apresurado por salir a conocer el mundo.
—Te amo, nena gracias por este regalo hermoso... aunque me hayas dicho que me estabas odiando. No tengo palabras para describir lo maravillosa que eres.
—Yo también te amo, y esto feliz que nuestro pequeño este con nosotros.
—Ahora somos una hermosa familia.
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Cuidando De Ti (Par2)
RomanceEl destino había determinado aquello, lo que tanto espero que jamás sucediera. Aquel motero, quien la había corrido sin darle algún tipo de armistia, sin escuchar lo que tenía para decir. Ahora ella no tenía tiempo y mucho menos ganas de dejarlo e...