11.

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Pasaron un par de semanas. BeomGyu ya lograba incorporarse solo en la cama y podía mover ambos brazos con facilidad. Pocas veces se había puesto de pie, pero aún le costaba ya que no estaba acostumbrado a llevar aquellas muletas.

Yo seguía yendo a visitarle no sabía si por lástima, promesa o por el hecho de que amaba cada detalle tierno que tenía conmigo. Cuando estábamos a solas, BeomGyu era una persona completamente distinta a la que se mostraba frente a todos y eso me hacía pensar que me mostraba su verdadero yo.

Un día llegué allí con un perfume en especial, aquel que él mismo había proclamado como su preferido. Llamé a la puerta como solía hacer y al abrir me encontré con unas siete personas más o menos allí de pie. No eran ni TaeHyun ni YeonJun por lo que me hicieron sentir intimidada al momento. Aclaré mi gargante dirigiendo la mirada hacia BeomGyu.

Coño, Gyu ¿cuánto dinero ganas para pagarte putas así de conseguidas?— Cuestionó un chico de rostro regordete.

Me encogí en mi sitio negando mientras que esperaba a que BeomGyu hiciera algo.

Joder hermano, no lo digas así que está delante.—Habló otro chico alto de pelo rubio y largo.

BeomGyu dejó escapar una escandalosa risa parecida a los limpiacristales de los coches cosa que me hizo sonreír un poco a pesar de su desagradable comportamiento.

Y dime, nena, ¿No te llama la atención jugar con ninguno de nosotros? ¿Cuanto te paga el lisiado por paja? no creo que sea tanto.

Torcí mi boca negando de nuevo y dirigiendo mi mirada al suelo: por si fuera poco el llamarme prostituta le añadió un barata indirectamente. Todo rastro de sonrisa se desvaneció mientras que seguía mirando a BeomGyu pidiendo su ayuda. Entonces él chasqueó la lengua y me señaló que me acercara.

Me acerqué lentamente hacia él y le sonreí un poco como manera de saludo. Él me miró cuestionando mi sonrisa entonces y tomó un mechón de mi cabello tirando de este. Yo supuse que era porque no llegaba bien a tomarme de la ropa o la mano, pero no tenía sentido. Me agaché hasta donde él me señalaba y con mala intención sopló mis ojos con fuerza, haciendo que estos lloraran y mi corazón se partiera en mil pedazos en ese mismo momento.

No sabía de donde había sacado la fuerza para hacerlo, pero golpeé su rostro con fuerza antes de salir de aquella habitación roja de vergüenza y furia y tomé rápidamente mi móvil para llamar a mi fiel amigo Huening Kai.

No sabía de donde había sacado la fuerza para hacerlo, pero golpeé su rostro con fuerza antes de salir de aquella habitación roja de vergüenza y furia y tomé rápidamente mi móvil para llamar a mi fiel amigo Huening Kai

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Huening Kai no tardó más de diez minutos en llegar con SooBin a recogerme donde estaba yo, llorando de frustración. Kai corrió a abrazarme mientras me miraba con preocupación, queriendo secar mis lágrimas.

Hey...Hey cielo, ¿qué ha pasado? ¿por qué estás así?

Les miré con gran vergüenza en mi rostro, ¿cómo les iba a explicar que el chico al que cuidaba, que anteriormente había hecho bromas machistas y que es un estúpido celoso infantil, acababa de llamarme puta delante de todos sus amigos por reírles las gracias y que además había soplado mis ojos para ridiculizarme?

Volví a llorar involuntariamente al recordar aquello y entonces fue SooBin quien me tomó entre sus brazos negando varias veces.

Eso ahora no importa, vayámonos lejos de aquí y vayamos a por un helado, ¿qué os parece?

Ambos asentimos, yo sorbiendo mi nariz. Al levantarme del banco en el que estaba sentada, tomé la mano de Huening Kai sin querer separarme de él, a lo que él respondió entrelazando los dedos para tomar mi mano con mas fuerza.

SooBin miró ambas manos torciendo levemente su boca, cosa que me dejó confusa durante un rato pero que rápidamente se me olvidó en cuanto llegamos a aquella heladería y me invitaron al helado.

Una vez con nuestro helado, decidimos ir a un barrio cercano donde había algunas máquinas de gancho, puestos de comida rápida, etc. Al llegar los ojos de Huening Kai se posaron en una máquina con peluches de Molang y sin pensarlo dos veces probó jugar, perdiendo una moneda en vano puesto que no logró sacarlo.

Tras eso, SooBin trató de imitarle en aquella misma máquina, dejando aquel peluche al borde de aquel túnel por el que salía, y entonces frustrado por aquel resultado, SooBin golpeó la máquina chasqueando la lengua, logrando que aquel peluche saliera. Kai lo tomó en sus brazos dándole besos y cariños pero al momento me miró a mi y me entregó el peluche sonriendo.

Toma, para tí, para que no estés triste, no me gusta verte triste...

Esbocé un puchero negando y le devolví el peluche sabiendo sobre aquella obsesión del pequeño con Molang y él insistió en dármelo.

—Me gusta hacerle regalos a la niña más bonita del mundo para que no esté triste, quédatelo, hazme caso.

El rostro de SooBin volvió a ensombrecerse mientras que el mío comenzó a enrojecer, buscando mirar a cualquier otro lugar menos a él debido a la timidez que mi cuerpo sentía.

See you later, boy.- Choi BeomGyu y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora