12.

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Había pasado como un mes más o menos que no iba a visitar a BeomGyu puesto que estaba tremendamente molesta con él. Lo pasaba en mi habitación haciendo cosas más interesantes y productivas que verle la cara a un niñato de 20 años mientras se comportaba como uno de 13.

Una llamada repentina irrumpió mi concentración mientras trabajaba en una redacción y al coger el número vi entre las mil y una llamadas perdidas de BeomGyu una de YeonJun que decidí tomar. 

¿Sí? ¿YeonJun?
—_______.
— Espetó intranquilo, sintiendo sus nervios hasta en mi oído.— Tienes que venir, el trozo de mierda con pelo largo no deja de lloriquear diciendo que te echa de menos y que no sabe que hacer para que vuelvas.
—Pues chico, que se lo mire, porque me suena a polifacetismo, o más bien, el chico más hipócrita y cínico del mundo.

Ya, ya, _____, sé que estás molesto con él.— Me interrumpió YeonJun en aquella enumeración de adjetivos que tenía para él.— Pero él no deja de insistir en que quiere que volvais a estar los dos a solas... ¿no podrías... intentar hablar todo esto con él a solas? quizá ahora que sabe las consecuencias...

Mi cabeza se removió de lado a lado sin saber qué hacer, sin esbozar una respuesta al momento hasta que finalmente tras un largo minuto de silencio, suspiré derrotada mientras accedía a ello. No me iba a preocupar en ponerme bonita, ni maquillaje, ni siquiera a peinar mi pelo, simplemente lo recogí en un moño y tras un rato en mi casa, me dirigí al hospital.

 No me iba a preocupar en ponerme bonita, ni maquillaje, ni siquiera a peinar mi pelo, simplemente lo recogí en un moño y tras un rato en mi casa, me dirigí al hospital

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Llegué a aquella habitación entrando sin llamar y quedándome a una considerable distancia de él. BeomGyu al verme iluminó su rostro con una gran sonrisa y unos brillantes ojos.

¡______, has venido!
—¿Por qué coño me trataste así frente a tus amigos? ¿Qué pretendías? ¿Hacerte el guay? Te he dicho que eso conmigo no funciona, la has cagado hasta el fondo Choi BeomGyu, estoy aquí por YeonJun, no por ti, así que explícate ahora mismo y más vale que tenga sentido lo que dices porque no estoy para gilipolleces de niño pequeño como tú.

El chico se quedó boquiabierto tras mi clara transmisión del mensaje y aclaró su garganta acomodándose en la cama, palmeando su lado a lo que yo volví a negar.

Bueno... simplemente... quise hacerme el guay delante de mis amigos, tú misma lo has dicho, ellos piensan que sigo siendo un rompecorazones. ¿Cómo iba a decirles que me gusta una chica? se iban a reír de mí.

Ignoré completamente aquello que dijo sin creer ninguna de sus palabras y negué siguiéndole el juego para ver hasta donde llegaba.

¿Y prefieres que tus amigos se rían de la chica que te gusta? eso no es muy caballeroso por tu parte, ¿sabes? 
—Ya lo sé.
—Admitió.— ¿Es que acaso quieres que el diga a todo el mundo que me gustas? dime, ______, ¿eso quieres?

Asentí sabiendo en mi interior que todo lo que dijera sería mentira, tal y cómo había hecho hasta ahora, pero se incorporó tomando las muletas con las que lograba manejarse mejor y se acercó lentamente a mí, queriendo darme lástima con aquellos ojos de cachorro que siempre ponía cuando estaba con él.

Me gustas, _____. —Me susurró con una sonrisa.
¿Qué coño haces? das miedo, ¿por qué susurras?— Fruncí el ceño mirándolo fijamente.
Le acabo de decir a mi mundo que me gusta.
—¿Sabías que eres un básico? A saber cuántas más han oído eso.
—Ninguna.
— Chasqueó la lengua molesto mientras colocaba una de sus muletas bajo su brazo llevando su mano hasta mi rostro.— A ninguna hasta ahora, más bien...

Se acercó lentamente hasta mis labios y los besó lentamente. Sabía lo que estaba haciendo, y yo misma pensé que no caería en su trampa, pero aunque el rencor siguiera allí, en ese mismo momento lo perdoné. Sabía que había hecho mal, que estaba jugando conmigo, pero ese beso me hizo pensar que quizá y solo quizá yo sería especial, ya que los besos con mis amigas eran completamente distintos y repugnantes. Se separó lentamente de mí y me miró a los ojos.

—Te quiero.— Habló dulcemente.

Y justo en el momento en el que yo iba a responder, una enfermera entró en la habitación riendo incómoda por la situación y anunciando la gran noticia de que le habían dado el alta y que únicamente necesitaba reposo en casa.

En ese momento no lo pensé, pero la intromisión de aquella enfermera antes de decirle a Beom que también le quería había sido una señal del mundo para que no lo hiciera, para que no volviera a caer por Choi BeomGyu, pero es que yo nunca había salido de allí.

See you later, boy.- Choi BeomGyu y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora