Mi corazón quiere cuidarte

1.1K 116 1
                                    


Mi corazón quiere cuidarte






Remus sabía bastante de Pociones y aquella que estaba ayudándole a realizar a Draco jamás la había visto, era realmente complicada, el rubio no dejaba de cronometrar tiempos, de leer y releer libros antes de hacer el siguiente paso.


— ¡Maldita Granger, bien que supo hacer las cosas! —le escuchó murmurar contrariado cuando algo no salió de acuerdo a sus expectativas y tuvo que recomenzar.


Lo que más extraño le parecía era que, siendo tan amigo de Snape, no le pidiera ayuda, aunque finalmente se conformó pensando que probablemente no quisiera pasar más tiempo con quien le gustaba.


El surtido del laboratorio debía indicar que el Director estaba de acuerdo con aquello, nadie más podía conseguir tantas provisiones sin ayuda de él, eso aumentó todavía más su curiosidad, aunque al mismo tiempo le confortó saber que no hacía nada prohibido.


— Malfatti, ya se han integrado los ingredientes. —le informó.

— Bien, baja el fuego trece grados más, le dejaremos así toda la noche.


Remus asintió y luego vio como Draco colocaba un hechizo para proteger la poción y esterilizar el campo a su alrededor en el que quedaba resguardado y protegido.


— Ya puedes irte, te veré mañana a la misma hora.

— Es casi la hora de la comida y...

— Dije que te veré mañana, Lupin.


Remus guardó silencio y salió dejando al chico solo. Draco se sentó ocupando uno de los dos sillones que tenía su laboratorio, no tenía hambre ni ganas de ver a nadie, así que se acurrucó para dormir, la noche pasada apenas sí había podido hacerlo un poco.


*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*




Harry había logrado volar lo suficientemente rápido para alcanzar a Severus y detener su caída. Luego, suavemente fue descendiendo hasta que ambos pusieron los pies sobre la nieve. James y otros de sus compañeros llegaron junto a ellos.


— ¿Se encuentran bien? —preguntó James preocupado.

— Sí, gracias. —dijo Harry, Severus no decía nada.

— Vuelas bien, Potherie... ¿entrarás al equipo de Slytherin?


Harry no respondió pese a la amabilidad en la voz de su padre, no tenía humor para hablar de deportes cuando Severus había estado a punto de salir herido. Sirius llegó justo en ese momento, sonriendo como si nada sucediera.


— Buena atrapada, Potherie, si Snivellus fuera una snitch ganarías la copa... ¡Ni siquiera sé cómo no se te resbaló con tanta grasa cubriéndole!


Eso fue más de lo que Severus fue capaz de soportar, y gruñendo histérico se abalanzó contra Sirius provocando que ambos rodaran por la ladera.


— ¡Te voy a matar! —le amenazó cuando sobreponiéndose a la fuerza de Sirius le atajó contra el suelo oprimiéndole fuertemente por el cuello.

— ¡Severus, suéltalo! —pidió Harry alarmado al ver el rostro amoratado de su padrino, pero cuando quiso acercarse, la mirada asesina del ojinegro le dejó impactado.


Sin embargo, James y sus compañeros no se quedaron sin hacer nada, el primero fue quien lanzó un depulso que separó a ambos jóvenes. Harry respiraba agitado y gritó cuando vio que el resto del equipo de Gryffindor se disponía a atacar sin importarle que Sirius ya no corría peligro aunque aún batallaba para llegar aire a sus pulmones.


— ¿Qué hacen? —preguntó Harry atemorizado cuando el primer rayo salió de una de las varitas, Severus logró rodar por el suelo esquivándole—. ¡No, déjenlo!

— ¡No te metas, Potherie, que él empezó! —gritó un envalentonado Peter.


Harry supo que aquello iba a ser una verdadera masacre, ya Severus había logrado ponerse en pie y estaba en guardia para responder a los ataques, incluso Sirius se disponía a hacer lo mismo.


— ¡Basta! —gritó, pero nadie le escuchaba y empezó el intercambio de hechizos y maldiciones, con franca desventaja para Severus. Sacó su varita pero no se atrevía a atacar a su propio padre y padrino.


La desesperación llegó a él, sentía su cuerpo temblar, la magia circulándole por cada vena de su cuerpo. Ni él mismo supo cómo fue que pasó, pero de pronto el deseo de que aquello terminara hizo que una ráfaga de viento saliera de todo su cuerpo dirigiéndose al grupo de jóvenes revoltosos, levantando a su alrededor la nieve acumulada.


Como pudieron, los demás se protegieron de aquella especie de ventisca, los Gryffindor cubriéndose entre ellos, y Severus invocando un escudo protector, aún así podía sentirse la temperatura descender varios grados más, todos titiritaban incontrolablemente mientras la nieve iba congelándose. Sólo Harry permanecía en su lugar, ya no temblaba, pero sus ojos miraban lo que pasaba frente a él sin saber cómo controlarlo.


La oportuna llegada del Profesor de Vuelo junto la Profesora de Herbología que andaban cerca, ayudó a terminar con el encantamiento. Ninguno de los dos pudo disimular mirar a Harry con asombro, e igual sucedió con todos aquellos Gryffindor que presenciaron el evento.


El ojiverde retrocedió un paso, nunca le había gustado que le miraran como fenómeno y ese parecía ser siempre su destino, entre muggles o entre magos, en el presente, pasado o futuro. Lo que no se atrevía a hacer era mirar hacia Severus, todo iba tan bien entre ellos que no quería descubrir que en sus ojos negros también había asombro.


— Vaya inmediatamente con el Director, Potherie. —le ordenó el Profesor de Vuelo.

— ¿Porqué sólo él? —intervino Severus—. Todos participamos y no puede dejar sin castigo a los Gryffindor.

— Usted no tiene porqué decirme lo que tengo que hacer, Snape. —le reprendió severamente—. Más tarde hablaremos en mi despacho sobre ese modo altanero que acostumbra usar.

— No hay otro modo de hacerlo con ciertos Profesores.

— ¡Una semana de detención en mi despacho!

— ¡Como si tuviera despacho! —se mofó Severus sin poder evitarlo.

— ¡Y cincuenta puntos menos para Slytherin! —agregó consiguiendo que el ojinegro le mirara con odio—. ¡Y usted, Potherie, le dije que fuera con el Director!

— Yo voy con él. —dijo Severus aproximándose para tomar a Harry de la mano.


El ojiverde sentía que iba a morir de amor por la conducta de su pareja, no le importó los gritos del Profesor exigiéndole que volviera, él se marchó con Harry sin volver la vista atrás.


— Severus, te pueden expulsar. —musitó suavemente.

— No te dejaré solo con ese ogro de Dumbledore, jamás ha disimulado su partidismo por los Gryffindor, él tiene que saber cómo fueron las cosas. Además, aún soy tu asesor y mi deber es estar contigo.


Harry tenía muchas ganas de acortar el espacio entre ellos y darle un beso hasta que se les acabara el oxígeno, pero el ojinegro no se detenía, caminaba velozmente hacia la Dirección. Al entrar, Severus bufó al ver que Dumbledore acababa de leer una nota que dejó sobre su escritorio, supo que no había conseguido su propósito de ser el primero en explicar lo sucedido.


— Severus, déjanos solos, por favor. —pidió solemnemente.

— Usted fue quien me nombró su asesor, no debería pedirme eso porque además no pienso irme.

— No le haré nada, y creo que Harry no necesita de que nadie le proteja. Haz lo que te digo y baja de inmediato a hablar con el Profesor de Vuelo.

— Pero...

— ¡Obedece, Severus!


Severus apretó la mano de Harry sin apartar la mirada del anciano mago, sin embargo no pudo hacer nada más, lentamente fue soltándose y sin decir ni una palabra, sin siquiera ver hacia Harry, salió dando un portazo. Dumbledore dejó salir el aire de sus pulmones intentando armarse de paciencia para el joven Slytherin.


— No lo reprenda por intentar ayudarme. —pidió Harry—. Por favor, ojalá pudiera hacer algo para evitar el castigo que le impusieron, no lo merece.

— Según el Profesor de Vuelo sí lo merece, ha sido muy irreverente. En fin, no pretendo hablar de Severus contigo, quisiera una explicación sobre lo que pasó.

— Pues no sé qué decirle. —respondió bajando la mirada—. Empezaron a discutir y...

— No me interesa la pelea. Es la segunda vez que das muestra de que no eres un chico común y corriente, Harry, y me gustaría un poco más de tu confianza para saber a quién tengo enfrente.

— A nadie... Sólo soy Harry Potter.

— ¿Te das cuenta que es probable que ese poder que manejas pudiera ser la causa de que tu viaje te haya traído tantos años al pasado?


Harry miró de nuevo al director, un poco más tranquilo de que no estuviera considerándole un peligro para los alumnos, pero además, sorprendido de esa nueva teoría.


— Pues no sabría decirle, no recuerdo mucho de lo que pasó... fue demasiado rápido.

— Bien, ahora quisiera saber si es posible si puedes controlar tu magia. En ambas ocasiones has estado alterado, y es probable que durante tu viaje también.

— Pues sí, pero no debe preocuparse, le aseguro que no volverá a pasar.

— Harry, cualquier cosa que debas decirme es mejor que lo hagas, sobre todo si conoces el origen de esa magia... ¿lo sabes?

— No a ciencia cierta. —respondió bajando nuevamente la mirada.

— Bien, no insistiré más por el momento. Puedes marcharte.

— Sí, pero... con respecto a Severus...

— Él tiene que cumplir su castigo, no hay nada más que decir al respecto.


Harry no estuvo muy conforme con esa respuesta, pero no lo dijo, sin embargo, su rostro podía hablar por sí solo. Dumbledore respiró hondo antes de proseguir.


— Supe que están saliendo juntos ¿Consideras eso correcto, Harry?

— No sé, pero quisiera poder seguir haciéndolo. Me hace mucha falta.

— Entiendo, tan sólo espero que no te pierdas en tus ideas, Harry, recuerda que debes regresar y cuando eso pase, lo mejor es que Severus no te recuerde.


Los ojos de Harry se fijaron en un punto perdido de la habitación, se rehusaba siquiera a pensar en la posibilidad de que un día iba a tener que renunciar a quien amaba... estaba seguro que moriría en ese momento. Salió luego de despedirse de Dumbledore, necesitaba buscar a Severus y olvidarse por completo de las circunstancias en que vivían, se sorprendió al verlo esperándolo recargado en la pared frente a la gárgola.


— Severus... ¿no fuiste con el Profesor de vuelo?

— Eso no es importante ahora, quería saber cómo te fue con ese tonto de Dumbledore.

— Realmente eres un irreverente. —dijo sonriéndole—. Nunca lo imaginé.


Harry se le acercó para abrazarle, divertido de verlo comportarse como siempre le criticó, desafiado autoridades, desobedeciendo órdenes, siendo un adolescente como cualquiera.


— Te quiero. —le susurró enamorado, restregando su rostro en el cuello de su pareja.


Severus le apartó con suavidad, y luego de sujetarle del mentón le hizo mirarle a los ojos. Harry pensó que lo besaría así que le sorprendió lo que vino a continuación.


— ¿Quién eres?

— ¿Eh, de qué hablas?

— Ese poder... ¿porqué no lo sacas a toda hora? ¿porqué te escondes tras de una máscara?

— Yo no me escondo, soy como me ves.

— Eso espero, Harry, no quiero llevarme una sorpresa y descubrir un día que tengo a mi lado a un mentiroso.

— Severus...

— No seas un mentiroso conmigo, Harry, porque eso no lo tolero. Puedo incluso ignorar las burlas y el comportamiento estúpido de los Gryffindor, pero jamás perdono las mentiras ni el engaño. Ahora iré con el imbécil profesorcillo, te veré más tarde.


Harry asintió y se quedó solo en el pasillo meditando sobre las palabras de Severus. Iba a irle muy mal cuando supiera quien era en realidad, sentía miedo, no quería perderlo. Tal vez era mejor sincerarse de una vez, confesarle cómo había llegado ahí y de quien era hijo, pero eso podría ser un error peor que el que ya estaba cometiendo al ignorar el futuro y mantener esa relación con Severus Snape.

Destellos de ternuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora