Delatado
Transcurrieron algunos días, ahora Harry era perseguido por el equipo de Slytherin para que realizara las pruebas, el partido siguiente era contra Gryffindor y aún no contaban con un buscador, eso los tenía desesperados, y sabiendo ya la habilidad de Harry para volar no dejaban de insistirle, sin embargo, el chico sólo sonreía y negaba amablemente la invitación. Aún tenía esperanzas de que Draco se animara a participar.
— Deberías intentarlo, dijiste que te gustaría jugar, Draco. —le había dicho una vez.
— Lo sé, pero ahora tengo que terminar la Poción, ha pasado demasiado tiempo y no hemos conseguido nada.
— Por lo mismo, intenta divertirte un poco.
Draco pareció pensarlo unos segundos y al final terminó asintiendo. Cuando se presentó con el equipo, le aceptaron de inmediato, no tenían otro remedio en ese momento, el partido era al día siguiente y lo único que habían conseguido era a un chico que apenas conocía las reglas del Quidditch.
Durante el partido. Draco consiguió olvidarse de todo, le resultó relajante concentrarse sólo en el juego y no evitaba disfrutar al ver el asombro y preocupación de Sirius cuando notó que el rubio no era nada malo jugando y estaba dándole una gran batalla a James.
Incluso Draco había conseguido que el chico de los ojos marrón perdiera la oportunidad de atrapar la Snitch en un par de ocasiones. Draco apareció ante la vista de todos como una gran revelación.
En sus asientos, Severus miraba cómo su amigo se movía velozmente, no era como Harry, pero sí llamaba mucho la atención ver su destreza.
— Creo que Potter esta vez va a cenar orgullo. —comentó mirando como el Gryffindor rabiaba por haber perdido la snitch por cuarta vez gracias a la intervención del rubio, éste había estado a punto de atrapar la pelotita pero a última hora se le escapó.
— Sí, es probable. —sonrió Harry forzadamente.
Severus no se dio cuenta que el ojiverde casi no miraba el juego. Le angustiaba ver aquello y no saber a quien apoyar. No quería que su padre tuviera un mal momento, pero tampoco podía desear que Draco perdiera.
Una intempestiva algarabía a su alrededor le hizo cerrar los ojos con fuerza, no quería ver aunque el escándalo ya lo decía todo, incluso había sentido como Severus se había puesto de pie aplaudiendo efusivamente.
— Vamos... ¡tenemos que felicitar a Draco!
Harry abrió los ojos, de otro modo caería de las gradas pues ya Severus lo estaba jalando hacia abajo. De reojo pudo ver cómo Sirius se acercaba a James palmeándole la espalda. Su padre sonrió y él pudo hacer lo mismo, aliviado por ver que había admitido su primera derrota.
Cuando llegaron junto a Draco, éste ya era levantado en hombros por sus compañeros y gritaba eufórico. Al ver a Harry, se deshizo de todos y corrió hacia él, abrazándole tan fuerte que Harry sonrió sorprendido.
— ¡Vencí a un Potter! —gritó zangoloteando al ojiverde—. ¡Lo vencí!
Harry rió también, creía entender lo que Draco sentía en ese momento, después de todo James era una leyenda en Quidditch y siendo un Potter, la gloria debía saberle a cielo.
Más tarde, Draco, aún embriagado de su éxito, llegó al laboratorio para recoger un libro que había olvidado, y después poder irse a la fiesta que se daría en su honor en la sala común. Al entrar vio a Remus caminando de un lado a otro. El verlo, el licántropo corrió hacia él, y olvidando su timidez le abrazó levantándole en el aire. Draco abrió ampliamente sus ojos ante aquella situación, pero estaba tan feliz que le fue imposible molestarse.
— ¡Felicidades! ¡Estuviste genial, Draco! —le dijo bajándole al suelo.
— Gracias, pero... ¿no deberías estar molesto porque tu equipo perdió?
— Molesto no, yo apoyaba a Gryffindor, pero también a ti... y estoy muy contento y orgulloso por lo que hiciste en el campo de Quidditch, fuiste mejor que James y merecías ganar.
Draco sonrió, podía notar en los ojos de Remus que era sincero y el brillo en su mirada de miel le hacía pensar que nadie se había sentido tan feliz por él como lo demostraba el licántropo. Se sorprendió cuando por un segundo pensó que sería más agradable quedarse ahí, en su pequeño laboratorio y no en la fiesta.

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Destellos de ternura
أدب الهواةLa guerra ha terminado, pero el mundo no puede considerarse agradable, por lo menos no para Harry quien aún no ha logrado sobreponerse a una de las pérdidas humanas que jamás pensó que lloraría. Tenía algo que decirle, pero no lo hizo. Eso lo lleva...