♥ Sesenta y Ocho ♥

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—Jungkook ¿qué te he dicho de fumar?

Ese reclamo proveniente de la pelicorta llamó mi atención, por lo que lo busqué con la mirada, con una expresión fulminante.

—¡Jeon Jungkook!

Apretó sus labios y cerró sus ojos, preparándose psicológicamente para el sermón que preparé hace unos días.

—¡¡Te he dicho milésimas veces que no puedes fumar!!— reclamé.

—No es mi culpa, mis hyungs estaban fumando y me ofrecieron— se defendió.

—¿Quién?

Señaló detrás de mí, lo cual me hizo voltearme, quedando frente al pelinegro que conquistó mi corazón. Él nos observó confundido.

—¿Por qué Jungkook me señala?

—¿Le dijiste que fumara?

—No, él me pidió un cigarro— aclaró.

Blanqueé mis ojos girándome nuevamente hacia el travieso mejor amigo que tengo, preparada para gritarle barbaridades, pero este ya había salido corriendo.

—¡Jungkook, ven acá!

Estaba a punto de correr tras él, pero un agarre firme sobre mi cintura me detuvo.

—¡No lo salves!— exclamé forcejeando.

—Ya, tranquila, ven aquí— como si fuera poco, no le bastó con sostener mi cintura, sino que me acercó a él para abrazarme y así evitar que atacara al menor.

—¡Jungkook, de mí no te salvas!

—Ya, para— se quejó— ¿acaso me golpearías a mí si fumo?

—Tú no eres asmático, Taehyung.

Sentí como aflojó un poco su agarre, así que aproveché para voltearme y verlo a los ojos.

—¿Jungkook es asmático?

—Ah ¿no sabías?

—No me dijo nada, de todas formas es muy cerrado en cuanto a su salud— explicó.

—Deben cuidar de él— desvié mi mirada hacia el mencionado, quien continuaba alejándose— Jungkook es muy terco, créeme, es un hueso duro de roer.

—Eso lo sabemos— asintió en acuerdo.

—Ojalá entendiera que sólo lo hago por su bien.

—Harmieh, él es joven, como nosotros, creo que deberías de entenderlo a él también, ¿no sabes que lo prohibido es lo más atrayente?

Suspiré rendida.

—Es cierto.

—Bueno— tomó mi mano— olvidemos a Jungkook un rato, ya estamos aquí, y nos quedaremos dos días más.

No pude evitar sonreír un poco.

—Vale, lo dejaré vivir, pero Chan que se ocupe de alejarlo de los cigarrillos.

—Habla con ella, pero después— indicó.

—Vale— entrelacé nuestros dedos— ¿qué quieres hacer?

Sonrió tiernamente.

—Ven.

Sin soltar nuestra manos, me guío para comenzar a caminar hacia el despacho, por lo que una sonrisa pícara no pudo evitar aparecer en mis labios.

—Jimin..— llamó al más bajo, quien se encontraba acariciando el cabello de su novia.

—¿Sí?

—Cuando llegue Jin hyung ¿puedes avisarme?

Good Heart «김태형» ✓ EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora