♥ Cincuenta y Cinco ♥

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El Sol se había puesto, y mi cabeza no dejaba de pensar en las palabras anteriormente dichas por mi amiga.

¿Sexo?

Sunnie me dijo que estaba bien, que era correcto, normal. Pero no confesaría lo que verdaderamente me frenaba a seguir con el plan.

¿Y si volvía a lastimarme?

No es la misma relación de hace un tiempo atrás, ahora somos novios formales y siento aquel lazo que nos une atarnos con más fuerza. La confianza aumentó, y el amor también.

Ahora sí, me destruiría por dentro.

Tomé una bocanada de aire y bajé las escaleras de la casa, con dirección a la playa donde debían encontrarse los huéspedes.

Heesun había bajado antes, hace unos diez minutos si acaso. Quería hacerlo también, pero necesitaba pensar y asimilar la información obtenida por la rubia.

Con una camisa holgada blanca que cubría menos de la mitad de mis muslos, y sin calzado, salí por la puerta principal, viendo desde mi posición a todas las parejas juntas en el agua.

Me pregunto dónde estará Jin.

Sentir la fría brisa recorrer mi anatomía, y despeinar mi cabello delicadamente, me causó una satisfacción total. Tanto que, no pude evitar portar una sonrisa en mis labios y cerrar mis ojos por un momento, disfrutando aquel placer.

El sonido de las olas, y las voces de los presentes, me guiaron hasta sentir la frialdad del mar sobre mis pies, y no me detuve hasta sentir toda aquella agua rodear mi cintura.

Hacía frío, sí, pero necesitaba volver.

Abrí los ojos, viendo colocarse frente a mí a ese chico pelinegro que tanto adoraba desde que éramos unos niños. Sonreí nostálgica al recordar en un fugaz flashback todos nuestros momentos juntos.

—Ya era hora— comentó divertido, sacándome de mis pensamientos.

No pronuncié palabra alguna, sólo me acerqué hasta envolverlo entre mis brazos, formando un abrazo afectuoso que desenmascaraba todos mis sentimientos por él. Correspondió transmitiéndome la confianza y el cariño que siempre busqué cuando sentí que me perdería para siempre.

—Te quiero, Harmieh— expresó con suma honestidad— nunca lo dudes, nunca.

—Yo más, Jungkook— sentí una corriente eléctrica recorrer el interior de mi cuerpo, esa que aparece antes de que las lágrimas empiecen a brotar.

Suelo ponerme muy sensible cada vez que regreso al mar, y eso él lo nota.

Se separó lentamente de mí, alejando con su mano un mechón de mi cabello y colocándolo detrás de mí oreja. Esa hermosa y radiante sonrisa apareció en su rostro recordándome esos momentos en los que lloraba y me decía que todo estaría bien, porque siempre lo tendría de mi lado.

Tiempos.

Suspiró, liberando toda aquella nostalgia que sé que también sintió.

—¿Vamos con los demás?

Asentí levemente y rodeó mis hombros con su brazo derecho, dándonos paso a caminar.

Era cierto que, al cerrar los ojos, no me había ubicado en el lugar correcto, pero mi fiel mejor amigo me guió, una vez más, por el camino correcto.

—Harmieh— canturreó divertido Jimin— pensé que no vendrías.

—Aquí estoy— respondí sin más.

Good Heart «김태형» ✓ EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora