Frente a la Nobleza
Harry corrió todo el camino de regreso hasta el cobertizo donde Ron le esperaba. Al entrar le vio aún dormido, lo primero que hizo fue colocar su mano sobre su frente comprobando que la fiebre continuaba.
— Ron... despierta. —le llamó suavemente para no sobresaltarlo—. Tengo pociones para ti, debes tomarlas.
El pelirrojo abrió los ojos un momento, apenas tenía fuerza para mantenerse despierto pero bebió hasta la última gota de dos frascos que Harry le colocó sobre sus labios, ni siquiera le importó el horroroso sabor que tenían. Casi de inmediato volvió a quedarse dormido.
Harry le acomodó recostándolo sobre sus piernas. Afortunadamente Ron estaba tan dormido que no escuchó los ruidos que hizo su estómago, tenía un hambre atroz pero ya no pensaba irse de ahí hasta que la fiebre hubiese cedido, si algo malo le pasaba a su amigo entonces no podría perdonárselo.
Sacó el trozo de cocoa de su bolsillo, estaba tan hambriento que incluso estaría feliz de comérselo sin preparar, pero no era suyo, así que volvió a guardarlo esforzándose por olvidarlo.0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0
Lucius regresó a casa de su amigo hasta el anochecer, le gustó ver que había abandonado la cama y ahora se encontraba listo para salir, parecía incluso más animado.
— Ya me iba a ir sin ti. —dijo el ojinegro a modo de saludo.
— ¿A dónde vas?
— Al Caldero de fuego. —respondió refiriéndose a la casa de citas del pueblo.
— Pero no creo que sea necesario que salgas, haz como siempre, solicita que vengan las mujeres que quieras.
— Ahora quiero ir, me haría bien tomar un poco de aire y...
— ... y olvidarte del aldeano.
— A ese ya lo he olvidado. —refutó con ira—. ¿Vienes o no?
Severus tomó su capa de viaje y salió sin esperar a su amigo. Lucius realmente no se sentía con ánimo como para fiestas, mucho menos le gustaba tener que ir a esos lugares donde se arriesgaba la reputación, siempre pensó que lo mejor era cumplir con sus placeres prohibidos en la intimidad. Sin embargo, no podía dejar solo a Severus y fue tras de él.0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0
Al momento de despertar, Ron se sentía mucho mejor aunque aún le dolía la cabeza, quiso incorporarse al ver que estaba sobre las piernas de su amigo, eso debía de tenerle demasiado incómodo pero sintió un mareo que le obligó a volver a recostarse.
— ¿Estás bien?
— Sí, creo que dormí mucho.
— La fiebre se ha ido. —confirmó Harry colocando su mano sobre la frente de Ron—. Gracias al cielo.
— Y a ti... ¿cómo conseguiste las pociones?
— Me las dio Hermione.
— ¿Ella sabe que...?
— No, me las ingenié para que no sospechara. —aseguró mientras ayudaba a Ron a sentarse apoyado en la mohosa pared del cobertizo—. Pero no pude conseguir alimento, lo siento.
— Está bien, yo no tengo hambre.
— Pero necesitas llenarte de fuerza.
— Ahora estoy bien gracias a esas pociones.
Harry sabía que Ron no hablaba con la verdad, le dolía verlo pasar hambre por su culpa, antes su amigo era de muy buen comer, siempre fue uno de sus grandes placeres. Recordó el trozo de cocoa y se lo ofreció.
— Lo guardé para ti, se supone que te prepararía un gran dulce por tu cumpleaños.
— ¿Mi cumpleaños? —repitió tomando su obsequio, ni siquiera se acordaba que ese día cumplía sus dieciocho años. Aunque lo que más le entristeció fue pensar que Hermione tampoco lo recordó, suspiró intentando no pensar en eso, seguramente ella estaba demasiado ocupada, y se alegró por ello, era mejor que no se enterara de lo que había sucedido.
— En verdad lamento que este día no sea como quisiera.
— Harry, todo estará bien.
El ojiverde asintió distraído. Tal vez no era un buen momento para decirlo pero necesitaba saber la opinión de Ronald con respecto a la propuesta de Draco Malfoy.
— Ron, me ofrecieron un empleo muy bueno.
— ¿Un empleo, quién?
— Draco Malfoy, bueno, en realidad no es con él, sino con su padre. Me citó mañana para confirmarlo pero no quiero aceptarlo si tú no estás de acuerdo.
— ¿Y porqué no habría de estarlo?
— Tú sabes... tendríamos que irnos a vivir a su casa, no sé qué tan incómodo te resultaría.
— Harry, lo único incómodo ahora es tener que aceptar que trabajes tú y no yo, debería ser al revés siendo el mayor de los dos, pero no puedo prohibirte nada porque ambos moriríamos de hambre. Creo que ahora no es el momento de orgullos tontos.
— Te prometo que no será por mucho tiempo, tan solo esperaremos a que pase la temporada de lluvias y luego nos vamos de aquí. —le aseguró emocionado—. Ahorraré lo suficiente para irnos de viaje y empezar una nueva vida en otro sitio ¿qué te parece?
— Genial. —respondió con un entusiasmo que no sentía y para disimularlo dio un mordisco a su amargo trozo de cocoa—. Y mañana cuando vayas a la mansión Malfoy quiero ir contigo, tal vez tengan un trabajo también para mí.
— ¡Eso no! Tú debes descansar.
— Bien, ya veremos. Gracias por mi regalo.
— Por nada, feliz cumpleaños.
Harry y Ron rieron, era mejor ya no entristecerse por su desgracia, después de todo, parecía que la luz estaba por llegar a sus vidas.
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Demonios con corazón de azúcar
FanfictionEran dos almas solitarias buscando embaucarse el uno al otro. Sin embargo, sus artimañas quizá no sean tan eficaces cuando el corazón decide entrometerse. Snarry