Vida
Ronald permaneció varios minutos observando como Viktor y Milen desayunaban. Desistió de la invitación del príncipe para que se les uniera, era transigir demasiado los límites y después de lo sucedido entre ellos lo mejor era mantener la distancia.
Intentó permanecer estoico y formal como era su papel, pero Milen no dejaba de mirarle con curiosidad y sonreírle. Ron tenía que esforzarse por no ir a abrazarlo, ese pequeño niño le parecía maravilloso, su expresión infantil le provocaba una enorme ternura.
Al ver que el extraño de cabello rojo no pensaba sentarse a comer con ellos, el niño tomó algo de la mesa extendiéndoselo hacia él. Ron le escuchó pronunciar algo que sonaba como "grozdov"
— Te invita una uva. —le tradujo Viktor sin mirarle—. Será mejor que se la aceptes, él no dejará de insistir hasta que la tomes.
Ronald comprendió y fue hacia el niño aceptando la fruta. Milen sonrió complacido cuando vio que Ronald comía la uva, pero enseguida tomó otra del racimo y volvió a ofrecérsela repitiendo emocionado "gozdrov"
— Milen, ahora nos encontramos en otro país, es momento de que practiques lo que te he enseñado.
— Uu-dzva.
— Bien, pequeño, así Ronald te entenderá mejor.
Ron ya no pudo reprimir una sonrisa, tomó la siguiente uva llevándosela a la boca ante el beneplácito de Milen.
— ¿Porqué no te sientas y le haces la vida más fácil a mi niño? —volvió a invitarle Viktor—. Cuando le da por querer alimentar a alguien no se cansa hasta que la comida termine.
— Ah... ¿y lo hace muy frecuente?
— En realidad solo lo ha hecho tres veces en su vida: una con un gato, la otra con un conejo y tú eres el tercero.
— ¿Y porqué a mí? —preguntó accediendo por fin sentarse junto a Milen y aceptando que ahora sea él quien le introdujera otra uva en la boca.
— Le agradas y te quiere cuidar.
— ¿Entonces soy una especie de mascota?
— Algo por el estilo. —río Viktor de repente.
Ronald se sintió mucho mejor al ver que el Príncipe recuperaba su buen humor, y si para eso tenía que seguir siendo alimentado por el niño, lo haría con gusto. Además, Milen lucía fascinado haciendo que Ron comiera de todo lo que había en la mesa para ellos.0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0
Harry y Severus llegaron a donde algunos trabajadores de Severus se dedicaban a reparar el puente dañado por las lluvias. El Conde dejó el caballo junto a un árbol, usó su varita para que el lodo alrededor se secara más rápidamente y Harry pudiese bajar a descansar pues aunque él llevaba sus botas de trabajo, el chico usaba aún las de terciopelo con que llegó el día anterior.
Harry accedió a esperar ahí hasta que Severus terminara de inspeccionar los adelantos de la reconstrucción del puente, pero al cabo de unos pocos minutos empezó a aburrirse. Miró a su alrededor y dio con un caminito de piedras por donde podría acercarse más a la acción sin necesidad de hundirse en el lodo.
Era un chico ágil así que no tuvo dificultad en atravesar el tramo más complicado sin importarle acercarse demasiado a la crecida del río, lo único que quería era llegar junto a Snape y si encontraba un buen pretexto, abrazarlo, y hacerle ver a toda esa gente que el Conde ya tenía a alguien para compartir su cama.
Pero antes siquiera de llegar a donde estaba Severus conversando con un par de hombres y dando instrucciones sobre lo que debían hacer, Harry se detuvo manteniéndose en equilibrio en una pequeña roca. Le llamó la atención ver a un tipo alto, delgado y calvo acercarse a pasos veloces hacia el Conde, se le veía enfurecido y llevaba varita en mano.
— ¡Snape! —bramó iracundo mientras apretaba su arma aunque aún no la apuntaba hacia nadie—. ¡¿Cómo te has atrevido a vender mi finca?!
Severus se giró a mirarlo sin mostrarse impactado por la evidente actitud amenazante del hombre. Harry tuvo un mal presentimiento, se olvidó del lodo y empezó a caminar lentamente hacia ellos, su corazón le dolía de una forma rara.
— Ya no era tu finca, Riddle. —respondió Severus tranquilamente, decidió ignorar la reclamación que le hacían y caminó hacia el puente derruido sin darse cuenta que Harry también caminaba tras de él, expectante por lo que veía—. Dejaste de pagar tus deudas, asume las consecuencias.
— ¡Te pedí más tiempo! —gritó sin importarle que los trabajadores dejaran sus ocupaciones para mirar el escándalo.
Snape suspiró resignado a que no lo iban a dejar en paz, se giró hacia Riddle sonriéndole con cinismo.
— Bien, no te lo dí ¿tienes algún problema con eso?
— ¡Eres un maldito traidor, se suponía que me ayudarías! —gritó el hombre, ahora sí blandiendo su varita hacia el Conde.
Harry se acercó más por uno de los costados, Severus aún no podía verlo estando pendiente de que su ex socio no cometiera una locura.
— ¿Qué piensas hacer, Tom?... Sabes que no tienes ninguna oportunidad contra mí. Mejor actúa con sensatez por primera vez en tu vida y lárgate de este condado, ya no eres bienvenido aquí.
Riddle se mostró más enfurecido aún pero bajó su varita, Severus tenía razón, podría ser un duelo peligroso y con grandes posibilidades de perder. Dio media vuelta alejándose. Snape volvió a poner atención a la reconstrucción del puente, al igual que la mayoría de los trabajadores. Pero Harry no pudo hacerlo, seguía mirando a ese hombre que se alejaba, notó que sus pasos eran lentos y continuaba con la varita en su mano, estaba seguro que la discusión no había terminado.
Y cuando le vio girarse volviendo a apuntar a Snape, corrió con todas sus fuerzas para que ese rayo verde que jamás había visto, lastimara a Severus.
El grito de alerta de uno de los trabajadores hizo que el Conde se girara. Alcanzó a ver como la maldición mortal pegaba directamente en Harry que había corrido a protegerlo. Le vio salir disparado por la fuerza del impacto cayendo sobre él.
El terror que le embargó fue lo más doloroso que sintió en su vida, alcanzó a tomarlo en sus brazos pero la maldición fue tan potente que ambos terminaron en el suelo.
Un desgarrador grito de desesperación brotó de la garganta del Conde cuando sintió el cuerpo sin fuerza de Harry. Le estrechó contra su pecho sintiendo que vivía la peor de las pesadillas.
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Demonios con corazón de azúcar
أدب الهواةEran dos almas solitarias buscando embaucarse el uno al otro. Sin embargo, sus artimañas quizá no sean tan eficaces cuando el corazón decide entrometerse. Snarry