Reencuentro
Harry retrocedió tan rápido como Snape caminaba amenazante hacia él. Sin embargo, la pared se atravesó en su camino impidiéndole ir más allá. Fue entonces que Lucius se apostó tranquilamente en el trayecto de su amigo consiguiendo que se detuviera.
— ¡¿Qué hace éste aquí?! —bramó señalando al ojiverde que continuaba pegado contra la pared.
— Es mi nuevo Paje. —dijo Lucius con toda tranquilidad—. Te suplico, Severus, que guardes compostura y bajes el tono de tu voz.
— ¡¿Tu Paje?! —repitió ignorando su petición de tranquilizarse—. ¡Eso sí que no, Lucius, este estúpido es el mismo que se atrevió a levantarme la mano!
— ¡Usted me golpeó primero!
Lucius y Severus miraron a Harry sorprendidos por su atrevimiento al protestar, sin embargo, al rubio le pareció más divertido que insultante, opinión que obviamente no compartía su amigo quien parecía a punto de estallar de coraje.
Harry sabía que había sido desafiante y altanero, pero Severus Snape le sacaba de quicio. Se mantuvo con la mirada en alto, sabía que eso irritaría aún más al ojinegro y, sorprendentemente, sentía un raro placer al verlo jadear furioso, con sus ojos negros brillando letales.
Su cuerpo reaccionó involuntariamente ante la imagen que tenía enfrente. Severus era tan alto como Lucius pero su aspecto era mucho más oscuro y aguerrido, transpiraba masculinidad en cada poro de su piel, y se alegró de que el gabán que llevaba le cubriera hasta la cadera. Su entrepierna palpitaba en llamas.
— ¡¿Cómo te atreves, mocoso arrogante?! —siseó el Conde agraviado.
— ¡Solo he dicho la verdad, y usted es el arrogante que no acepta haber actuado con más brutalidad que un leñador!... ¡Y aparte, entrometido!
— ¡Basta! —le ordenó Lucius, sus ojos grises tan duros lograron hacer callar a Harry antes de que continuara diciendo cosas de las que podría arrepentirse.
El rostro de Severus se contrajo de ira, pero ya no respondió a los insultos. Tomó aire profundamente antes de girarse hacia su mejor amigo ignorando la presencia de Harry, sabía que eso le calaría más y era lo que buscaba, quiso hacerle sentir indigno de sus miradas.
— Me imagino que artimañas usó para que le contrataras, pero te exijo que le despidas de inmediato.
— ¡Usted no puede pedirle eso! —exclamó Harry angustiado.
— ¡Claro que puedo! —siseó con la mandíbula apretada, y ni aún así volteó a mirarle—. ¡Ahora mismo toma tus cosas y te largas, no solamente de esta casa, no quiero volver a verte por el pueblo o te aseguro que pasarás el resto de tus días en un calabozo!
Harry apretó los puños, ya había escuchado los rumores sobre la frialdad con que Snape se deshacía de sus enemigos así que no tenía duda de que si se le antojaba, realmente le haría morir en una oscura celda.
— Harry, ve a tu habitación. —le ordenó Lucius con seriedad.
— Pero...
— No protestes, espérame ahí. Ahora tengo que hablar con Severus.
El chico asintió y por primera vez bajó la mirada esperando que su temor no fuera tan evidente, aún así, cuando pasó junto a Snape pudo sentir como finalmente el Conde volvía a poner sus ojos fijos en él, estaba seguro que disfrutaba de su triunfo.
Al quedarse solos, Lucius invitó a su amigo a sentarse pero Severus no le hizo caso. A pesar de que toda su ira estaba contra Harry, el hecho de recordar la escena en que les encontrara le hacía sentirse enfadado también con su amigo, tan solo recordar en cómo esas manos se posaban en el pecho de Lucius sentía que el estómago le ardía. Debía haber sido él quien tuviera a Harry tan cerca.
— No sé de qué quieres hablar. —gruñó Severus—. Lo único que quiero es que le despidas ahora mismo.
— Lo siento, pero no puedo hacerlo.
— Claro, ya me imaginaba que dirías eso, debes haber disfrutado mucho de follártelo anoche, ¿no?
— No me lo follé ni pienso hacerlo. —respondió serenamente—. Harry llegó recomendado por Draco, es amigo de su prometida. Además, su carne tierna es tentadora pero no es precisamente lo que busco para mí. Esos son tus gustos, amigo.
Severus respiró hondo intentando controlarse, no quería pelear con su amigo, y confiaba en él, lo cual no explicaba el hecho de sentirse tan furioso por el simple hecho de imaginarlo junto a Harry, no entendía de dónde salieron esos sentimientos de posesividad, era como si sintiera que nadie más en el mundo tenía derechos sobre el ojiverde, solo él.
— Bien, si ese pueblerino necesita un empleo entonces dámelo a mí. Yo le contrataré.
— Sí, claro. —refutó Lucius sarcástico—. Conozco poco al chico pero no me parece que haya hecho nada tan grave como para dejarlo en tus manos. Además, no es un objeto ni un animal, Severus, no se traspasa.
— ¡Pero Lucius, él no debe estar aquí, no es su lugar, él debería...!
— ¿Estar contigo? —concluyó sonriendo divertido—. Escucha, Severus, tuviste tu oportunidad y la perdiste, déjalo tranquilo ya.
— Nunca. —siseó con furia—. Ese niño insolente me agredió, se burló de mí en mi propia cara y tarde o temprano le haré pagar por eso.
Lucius arqueó los ojos, pensó que su amigo hablaba cegado por el orgullo pero en realidad había algo más de trasfondo. Esperaba que se le pasara pronto, aunque Harry no le era desagradable, no creía que mereciera ser uno más en la lista de los que Severus llevaba a la cama.
Pero lamentablemente suponía que tampoco era un candidato aceptable para convertirse en la pareja de un Conde tan importante como su amigo.
ESTÁS LEYENDO
Demonios con corazón de azúcar
FanfictionEran dos almas solitarias buscando embaucarse el uno al otro. Sin embargo, sus artimañas quizá no sean tan eficaces cuando el corazón decide entrometerse. Snarry