Agonía y Celos
Ron y Hermione volvieron al carruaje, pero el pelirrojo solamente la ayudó a subir manteniéndose él en la puerta.
— ¿Porqué no subes?
— Tienes que volver a tu casa, es tarde y tus padres se preocuparán, yo volveré a la mansión Malfoy.
— No tienes porqué regresar ahí, ven a mi casa, eres bien recibido como huésped.
— Ya hemos hablado de eso, Hermione. Harry y yo no podemos depender siempre de ti, ya has hecho demasiado por nosotros.
— Pero...
— De verdad te agradezco que te preocupes pero no es necesario, ahora solo quiero que me prometas que reconsiderarás lo de tu compromiso con Draco, tú le amas y él a ti, no pueden perder lo que tienen.
— No sé, Ron, lo que hizo me ha desilusionado mucho.
— Es porque erraste conclusiones, amiga. —afirmó alargando su mano para tomar la de Hermione con cariño—. Seguramente él te buscará, por favor, escúchale y escucha a tu corazón, él te dirá la verdad.
— Eres un ángel, Ron. Bien, lo prometo... ahora sube, te llevaré a la mansión Malfoy.
— Caminaré, tú ya debes llegar a tu casa.
Ron cerró la puerta del carruaje indicando al cochero emprendiera la marcha. Hermione se asomó por la ventanita sin dejar de sonreírle, se sentía mucho mejor con las palabras de su amigo y rogaba de todo corazón que realmente todo fuese un malentendido, era inmensamente dolorosa la idea de perder a Draco.
Ron se mantuvo en su lugar por unos minutos, se negaba a dejar de mirar a Hermione despidiéndose de él. Para el pelirrojo era una despedida especial, tenía que renunciar a sus sentimientos o de lo contrario no podría soportar mirarla con otro hombre, y en verdad deseaba su felicidad más que la suya propia.0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0
Harry ya estaba muy aburrido, y además preocupado por la ausencia de Ronald, sobre todo porque al asomarse a la ventana vio que la lluvia se había desatado temprano, aunque no eran ni las cinco de la tarde ya estaba muy oscuro allá afuera.
Decidió salir de su habitación para distraerse y no preocuparse demasiado, no creía que debía hacerlo, sobre todo porque Ron estaba con Draco y seguramente estarían esperando en algún sitio a que calmara la lluvia para volver a casa.
Le sorprendió escuchar voces alteradas procediendo de la habitación del rubio menor, eso tenía que ser un error... ¿o dónde estaba Ron?
Se aproximó sin hacer ruido apoyando la oreja contra la puerta, de inmediato identificó a padre e hijo como los que hablaban.
— ¡¿Pero cómo que rompió el compromiso, Draco?!
— Lo hizo, se molestó mucho porque me vio reprendiendo a Ronald. —se escuchó responder a Draco y su voz lucía muy afligida—. Estaba sentado en un lugar público, temí que alguien se lo dijera a mi padrino y nos obligara a echarle.
— Pues te tengo una noticia: Severus se ha retractado y ahora quiere que esos dos muchachos tengan todas las comodidades posibles.
— ¿Qué? ¡¿Pero qué le sucede a mi padrino?! ¡Por su culpa me he metido en un lío! Lo único que quería era obedecerle pero todo se malinterpretó y ahora Hermione me odia.
— ¡Entonces ve y acláraselo, Draco!
— ¡No puedo, ahora yo soy quien se siente furioso, ella prefirió ponerse de parte de Ronald, padre, rompió el compromiso con demasiada facilidad y todo por él!
— Es un simple lacayo, Draco... ¡qué importa ese muchacho!
Se hizo un silencio muy breve, Harry se apegó más a la puerta para poder escuchar mejor, estaba sorprendido que la reacción del rubio pasase de la preocupación y angustia... al rencor.
— Ronald está enamorado de ella.
Tanto Harry como Lucius abrieron los ojos con inmensa sorpresa, ninguno de ellos esperaba escuchar esas palabras de los labios de Draco.
— ¿Ese imbécil se ha atrevido a...?
— No, claro que no, Padre. —refutó Draco con fastidio—. Estoy seguro que Hermione ni idea tiene de lo que siente Ronald, pero a mí no me ha podido engañar, su mirada y la forma en que pronuncia su nombre delata los sentimientos de Ron como si los gritara. A veces me preocupa que un día Hermione lo note.
— Pues sería peor para él.
— No sé... ella le quiere mucho, todo el tiempo habla de Ronald y Harry, pero los ve de diferente manera, tal vez por la enfermedad de Ron, pero se preocupa mucho más por él, siempre me pregunta cómo está, lo menciona en todo momento, no cesa de agradecerme por cuidarlo y hace planes para que viva con nosotros cuando nos casemos... ¿cómo decirle que no quiero eso, Padre? ¿cómo decirle que los quiero lejos el uno del otro?
— No tienes que decirle nada, simplemente hazlo. Puedes incluso enviarlo lejos, esa sería la mejor solución.
— No, no serviría de nada, Hermione no lo permitiría ¡es que no tienes idea de cómo se preocupa por él!... además, ya no tiene caso, Hermione rompió conmigo y ahora está con Ronald, seguramente le convencerá de que viva en su casa y eso me destrozará, padre.
— No puedo creer que te dejes vences por un insignificante aldeano, Draco. —respondió Lucius con soberbia—. ¡Ni siquiera es merecedor de tus celos! Eso refleja inseguridad y tú vales mucho más que él. Si Hermione Granger le prefiere, entonces es que no es la Dama que creíamos.
— ¡Padre! ¡Puedes decir de mí lo que quieras, pero no te permito que ofendas a la mujer que amo!
— ¡Pues si la amas no sé qué haces aquí dándole la oportunidad a ese bruto pelirrojo de hablar mal de ti!... ve por ella y pon en su lugar a ese atrevido, ¡rétale a un duelo y defiende tu honor!
— ¿Un duelo? —repitió sarcástico—. Ese tonto ni siquiera debe conocer una espada, y una varita ni se diga. Es lo peor, ni siquiera puedo retarle y desquitar mi rabia.
Harry se apartó de la puerta, su estómago ardía de coraje contra Draco Malfoy, no le gustaba nada saber que estaba enterado de los sentimientos de Ronald pero mucho menos le gustaba el modo en que estaba reaccionando.
Sin embargo, ahora lo más importante era encontrar a Ron. Por una parte, le tranquilizaba saber que Hermione le había defendido pero no estaría en paz hasta hablar con él. Iba bajando apresuradamente la escalera cuando lo vio entrar, el alma se le salió del cuerpo al verlo totalmente empapado y temblando de pies a cabeza.
— ¡Ron! —le llamó corriendo hacia él—. ¿Pero qué pasó? ¿No estabas con Hermione?
— Le dejé camino a su casa y preferí volver solo.
— ¡¿Bajo la lluvia?! ¡¿Es que acaso te has vuelto loco?!... ven, vamos a nuestra habitación, tienes que cambiarte de ropa.
Harry tomó a Ron del brazo pero éste no avanzó, miró hacia lo alto de la escalera, y cuando el ojiverde volvió su mirada hacia allá, vio que Draco había salido de su habitación, sus ojos estaban fijos en el pelirrojo. No lucía nada contento de verlo.
— ¿Así que volviste?
— Le expliqué a Hermione que todo se malinterpretó... si va a verla ahora a su casa podrá solucionar el problema.
La expresión de Draco se suavizó, sin embargo no dijo nada más, tan solo bajó corriendo la escalera mientras se cubría con su capa, para él era más importante recuperar a quien amaba... ya después ajustaría cuentas con el pelirrojo.
Harry le vio marcharse sin dejar de sentirse enfurecido, Ron se merecía una disculpa de Draco y éste no lo había hecho, se fue sin agradecerle su intervención y él sabía bien cuánto debió costarle a su amigo poder hacerlo.
— ¿Estás bien?
Ron quería decir que sí, pero estaba llegando al límite de sus fuerzas, no solamente creía que podría desmayarse en cualquier momento, sino que su corazón palpitaba con intenso dolor. Apenas sí logró sostenerse de Harry pasando un brazo sobre los hombros de su amigo.
— Cama... —pidió exhausto.
— ¡Ronald, estás ardiendo! —exclamó Harry al tocarle la frente—. ¡Por Dios, es que no debiste empaparte!
Ron cerró los ojos esforzándose por no desmayarse, Harry no iba a poder llevarlo hasta sus habitaciones sin ayuda de nadie.
ESTÁS LEYENDO
Demonios con corazón de azúcar
FanfictionEran dos almas solitarias buscando embaucarse el uno al otro. Sin embargo, sus artimañas quizá no sean tan eficaces cuando el corazón decide entrometerse. Snarry