Solo
Pero no funcionó. Harry no podía creer que Severus tan solo le secara las lágrimas con besos y luego le consintiera siendo él quien le ayudase a vestirse, le invitara a quedarse a desayunar y hasta le llevara abrazado al carruaje.
Ahora iban camino a la Mansión Malfoy y seguía sin dar su brazo a torcer a pesar de que el joven Paje estaba logrando magistrales actuaciones de niño triste y desvalido que se resignaba a una suerte que no quería.
— No te molestes conmigo, Vida. —le mimó Severus besando su mano—. Quiero irme recordándote sonriente.
— No estoy enojado, Conde. —afirmó usando un tono que parecía estar conteniendo su verdadera tristeza—. Deseo que disfrute mucho de su viaje, no se preocupe por mí que no lo merezco.
— Lo mereces más que nadie, por eso he querido pasar mis últimas horas aquí contigo, me duele más a mí que a ti no poder llevarte.
Harry miró fijamente a los ojos negros del Conde y supo que no iba a lograr convencerlo, y tal vez era mejor dejar de insistir o podría incomodarlo en verdad.
— De acuerdo. —suspiró finalmente resignado en verdad—. Pero prométame que cada noche pensará en mí.
— Cada noche y cada mañana, y cada sueño será para ti.
— Lo voy a extrañar mucho, Conde. —exclamó Harry mientras se tambaleaba con el movimiento del carruaje para ir a sentarse sobre las piernas de Severus abrazándose a él.
Severus le estrechó con cariño, miró por la ventana, ya podía ver los límites terrenales de la Mansión Malfoy y supo que sus minutos a solas con Harry terminaban.
— Vida, tengo que pedirte algo.
— Lo que sea, Conde. —juró Harry hundiendo su rostro en el ángulo del cuello de Severus, queriendo memorizar su olor que no podría disfrutar quien sabe por cuánto tiempo.
— Durante mi viaje, no quiero que abandones la casa de Lucius, no salgas a ningún lado. Ya he hablado con él y no te llevará a sus diligencias.
— ¿Pero porqué? —preguntó intrigado.
— Solo obedece. —se limitó a responder—. Es muy importante para mí saber en dónde estás a cada momento.
Harry se apartó al escucharle, no esperaba una respuesta así y no pudo evitar fruncir el ceño.
— ¿Es solo por celos?
— Me prometiste que serías solo mío, fidelidad indiscutible, y según recuerdo anoche bailaste con otro hombre que no era yo.
Severus casi se arrepintió de haber dicho sus sentimientos, pero es que no pudo evitarlo, ese recuerdo de ver a Harry bailando con el Príncipe Krum era muy amargo, no le gustó presenciarlo... es más, no le gustó que sucediera, nunca debió pasar.
— ¡Usted ni se me acercó, incluso fingía no conocerme!
— La gente sabe que te conozco, eso no es cien por ciento cierto, Harry.
— Pues da igual, el hecho es que ni siquiera quiso que me quedara en la fiesta. Además, yo no invité al Príncipe, él lo hizo y no iba a ser tan maleducado como para negarme.
— Pues espero aprendas a saber dar una respuesta negativa cuando otro hombre te pida algo que solo debes hacer conmigo.
El carruaje se detuvo en ese momento, habían llegado a su destino final. Severus fue el primero en descender y tendió su mano para ayudar a Harry a bajar, pero el chico rehusó el apoyo y bajó por su propia cuenta. Antes de entrar a la casa, se giró hacia Severus mirándole rencoroso.
— Que tenga buen viaje, Milord. —siseó molesto—. Y descuide, nadie tocará su mercancía.
— Harry, no quiero que dejarte enojado, solo fui sincero contigo... No me gustó lo que hiciste anoche.
— ¿Y pretende que me disculpe por algo que no provoqué yo?
— No te pido eso, solo que me entiendas. Además, mi petición de que te quedes en la Mansión no es porque desconfíe de ti, sino por...
— Ya mejor no agregue nada, no pierda más tiempo, seguramente debe de estar ansioso de empezar su viaje.
Severus miró a su alrededor esperando que no hubiese nadie cerca, y se inclinó para besar a Harry, pero éste, bufando la darse cuenta de la precaución de no ser visto, dio un paso atrás rehuyendo al beso.
— Harry...
— No se arriesgue, Milord, ya habrá oportunidad de que tome de mí lo que le plazca cuando no haya riesgo de que desprestigie su honor.
Harry se apresuró a entrar a la Mansión cerrando la puerta tras de sí, sin importarle no haber permitido la entrada al Conde. "¡Al diablo el protocolo y las buenas costumbres!" Pensó abatido mientras lloraba apoyado en la puerta.
Le dolía mucho la desconfianza de Severus, ojalá nunca le hubiese prohibido salir de ahí pues eso solo demostraba un carácter machista, tan posesivo de él como de sus propiedades, pero luego recordó que había sido él quien coqueteara con el Príncipe con toda la intención de darle celos.
"¿Fue mi culpa?" Se cuestionó limpiándose las lágrimas, no había visto la situación desde el lugar de Severus. Si las cosas hubieran sido al revés, si él lo hubiese visto bailando con alguien más, coqueteándole tan descaradamente... Oh Dios, Harry se sentía capaz de matar a quien osara tocar a su Conde.
Salió corriendo con la intención de remediar la situación, él tampoco quería que Severus se marchara pensando que estaba enojado. Pero el carruaje ya había emprendido el regreso y apenas sí lograba divisarlo. Nunca lo alcanzaría por más rápido que corriera, así que se abalanzó hacia el establo donde guardaban los caballos de Lucius Malfoy.
Tomó el primero que encontró, uno gris con manchas negras y montó en él sin importarle no llevar silla... y sin acordarse de que había jurado no saber montar.
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Demonios con corazón de azúcar
FanficEran dos almas solitarias buscando embaucarse el uno al otro. Sin embargo, sus artimañas quizá no sean tan eficaces cuando el corazón decide entrometerse. Snarry