Sobreviviendo

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Sobreviviendo







Dos pares de pisadas resonaban en la superficie empedrada y sucia de las más míseras mazmorras del Conde Snape. Lucius llevaba una antorcha y caminaba delante de su amigo iluminando el camino hasta detenerse en una de las celdas más profundas y frías.


— ¿Estás seguro de esto?

— Y ansioso. —respondió el Conde, sus ojos negros tenían aquella mirada que hacía mucho tiempo Lucius no veía en su amigo, aquella por la que todos le temían y nadie osaba enfrentársele.


El Barón abrió la reja ayudado por su varita y al entrar colocó la antorcha sobre la pared enmohecida. Las penumbras dejaron ver a un hombre atado con cadenas en una de las esquinas, su respiración era agitada y nerviosa, pero sus pequeños ojos oscuros como de rata brillaron de terror al ver quienes acababan de entrar.


Quiso suplicar, pero ni un sonido brotó de su garganta. Lucius le miró con asco mientras ofrecía su varita a Severus.


— No manches la tuya con esta bestia.

— No, Lucius, alguien como él no merece ningún contacto con la magia.


Lucius se guardó una expresión de sorpresa pero comprendió lo especial del caso. Salió de la celda y regresó un par de minutos después con un enorme látigo de tres colas con pinchos en las puntas.


Pettigrew se encogió sobre la pared comprendiendo lo que le esperaba, abrió su boca con la intención de rogar por piedad pero ningún sonido brotó de sus labios. Y cuando sintió el primer azote golpeando su espalda ni siquiera tuvo el consuelo de gritar de dolor.


Una y otra vez Severus cercenó la piel del hombre que incitó a mancillar a la persona que más había amado, no tuvo piedad ni compasión por él, y hasta su silencio le irritaba a pesar de saber que no era su culpa, pero quería oírlo gritar, llorar e implorar perdón.


Peter también ansiaba hacerlo, el dolor era insoportable, hizo tal esfuerzo que su garganta terminó desgarrada lo que casi le provoca ahogarse con la hemorragia y el dolor que se provocó.


— Es suficiente, Severus. —intervino Lucius pacientemente, sabía que su amigo hubiera podido continuar hasta matarle pero ese no era el plan.


Severus asintió dejando de azotar, regresó el látigo a Lucius mientras se acercaba hacia el aldeano que aún tenía espasmos en todo su cuerpo y jalaba aire desesperado. Sin conmoverse, el Conde le sujetó violentamente por el cabello obligándole a mirarlo.


— Debiste haber enloquecido al pensar que podías salir bien librado de esto, miserable rata. —siseó lleno de odio—. Has tocado lo más preciado de mi vida y eso no tiene perdón... no morirás de mi mano porque ni eso mereces, pero de ahora en adelante éste será tu hogar, nadie sabe ni nadie sabrá dónde estás. Sin embargo, siéntete feliz, seguramente tu nombre hará leyenda sobre lo que le pasa a los que se meten con Harry Potter.


Severus dejó caer con brusquedad la cabeza de Peter contra el concreto, y salió mientras daba la orden a Lucius que nadie le alimentara ni saciara su sed en una semana. El Barón no siguió a su amigo de inmediato, al quedarse solo con Pettigrew se acercó a él sonriéndole malignamente.


— Milord ha sido generoso contigo, yo sí te mataba... No ha sido Harry Potter al único que lastimaste. Espera mañana mi visita y verás lo que yo les hago a los que tocan a Remus Lupin.


Una violenta sacudida de pánico se apoderó de Peter. Casi había olvidado ese gran detalle.


Poco después, Lucius y Severus salieron a la luz de la superficie, solo fue necesario una mirada para saber que ninguno de los dos debía decir nada sobre la suerte que correría Pettigrew. En cuanto a los demás que participaron, a pesar de su incapacidad de hablar, Severus les había impuesto un año en prisión. Una orden que resultó sorprendente para Lucius, en otros tiempos habrían sido condenados a morir lapidados en la plaza. Ojo por ojo.


Pero ahora Severus no quería que Harry se viera más afectado de lo que ya estaba. Regresaría a su lado y se dedicaría a él, eso era lo más importante. Lo demás, ya no ocuparía ni su tiempo ni su mente.


Demonios con corazón de azúcarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora