Actos de riesgo
Ronald tuvo que quedarse en la habitación de Viktor aún cuando Draco ya se había retirado a descansar. Estaba muy nervioso y no ayudaba en nada recordar las palabras que el Príncipe le susurrara al oído. Sin embargo, cuando se quedaron solos, Viktor pareció ignorarlo y dedicó toda su atención en dormir a su hijo en una cama con barandales que le prepararon en un extremo de la enorme habitación la cual había sido rodeada con espesos cortinajes para que no le molestara el ruido.
Ron continuó de pie pegado a una de las paredes mirando hacia la puerta con deseos de regresar a su habitación de inmediato, pero como no había recibido ninguna orden al respecto no tenía idea de si debía marcharse o seguir ahí, esperando seguir pasando desapercibido.
Pero cuando Viktor cerró los cortinajes después de dormir a su hijo, se giró hacia el pelirrojo sonriéndole de una manera que Ron no esperó, de inmediato bajó la mirada siguiendo el protocolo.
— Tú no eres un Paje. —comentó Viktor caminando hacia él.
Ronald contuvo la respiración, había tenido la esperanza de que su ignorancia no fuese tan evidente, ahora con toda seguridad el Príncipe le echaría.
— ¿Porqué Draco te puso en esta posición? —le preguntó al ver que no obtenía ninguna respuesta del pelirrojo—. Él debió saber que me daría cuenta.
— Mi Señor intentó enseñarme, siento mucho haber fallado.
Ron dobló su cuerpo en una pronunciada reverencia. Viktor se acercó aún más inclinándose para buscarle la mirada como si estuviese siendo parte de un juego que le divertía.
— No diré nada, quiero que sigas conmigo.
— Pero...
— ¿Quieres erguirte?... es difícil ver tus ojos en esta posición.
El pelirrojo obedeció, no tanto por ansiedad de mirarlo sino por la sorpresa de escucharle decir aquello, estaba confundido, siempre había escuchado que la Monarquía era soberbia y altanera, y sí, Viktor podría tener una personalidad arrolladora que podía inspirar miedo si se lo proponía, era fuerte, con brazos firmes y poderosos capaces de vencer a cualquier enemigo... pero su mirada no era diferente a la de cualquier otro ser humano.
O quizás sí, Ron estaba convencido que nadie le había mirado como ahora lo hacía el Príncipe. Tal vez era parte de la magia de un futuro Rey.
— Nunca había visto unos ojos tan azules como los tuyos. —aseveró el Búlgaro como si realmente el color de los irises de Ronald fueran únicos en el mundo—. Me gustan.
Esas últimas palabras volvieron a provocar un sonrojo en el pelirrojo. Cada vez se asombraba más por sentir sus mejillas acaloradas, él no acostumbraba ser vergonzoso pero el Príncipe tenía ese poder.
— Gracias. —musitó obligándose a no bajar la mirada, eso pareció complacer a Viktor quien le sonrió de inmediato—. Yo... me disculparé con el Señor Malfoy por mi fracaso, seguramente mañana le conseguirán a alguien digno de usted, Alteza.
— No quiero a nadie más. Te quiero a ti.
Ron no supo qué decir, aquella situación era absurda, ya no podía fingir que no se daba cuenta que el Príncipe estaba intentando algo con él pero esperó que no se atreviera a hacer nada más. Sin embargo, se equivocó.
Viktor aprovechó que Ronald no tenía por donde huir y le acorraló contra la pared para enseguida apoderarse de sus labios.
Ni siquiera lo pensó, su puño se estrelló drásticamente en el ojo derecho del Príncipe quien cayó pesadamente en el suelo. Ron no se detuvo a ayudarlo, salió corriendo de la habitación con la seguridad de haberse colgado la soga al cuello.0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0
Ajeno a lo que vivía su amigo, Harry despertó después de un breve sueño al que cayó después de su primera experiencia sexual. Suspiró al sentirse rodeado por el brazo y la pierna del Conde y su respiración cayendo en su cuello.
Lentamente se deshizo del abrazo y salió de la cama.
"Auh" se quejó en silencio al sentir un peculiar dolor en su trasero, pero más que sufrirlo, le gustó.
Hacía un poco de frío pero no podía ponerse la ropa con la que había llegado, así que tomó la camisa que Severus dejó caer en el piso y se la colocó encima. Volvió a sonreír ante el contacto de la suave tela y el aroma que impregnaba de ella. Quiso regresar a la cama pero el ruido de un trueno llamó su atención, así que fue hacia la ventana asomándose entre las cortinas. Afuera caía una más de las tormentas de temporada.
No podía creer que hacía tan poco tiempo una de esas tormentas le hacía querer gritar de impotencia, pero ahora podía disfrutarla sintiéndose el hombre más feliz del mundo entero.
— ¿Qué haces levantado?
Harry saltó en su lugar, no había escuchado cuando Severus abandonó la cama, y ahora lo había vuelto a abrazar apoyando su mentón en la coronilla del joven ojiverde.
— Perdone si lo desperté, Milord.
— Tenía el mejor sueño de mi vida cuando te apartaste. —le dijo ronroneando meloso—. La ausencia de tu calor ha sido un vacío desagradable... pero ahora me alegro de haber despertado pues tenerte aquí, siendo una realidad, es mucho mejor que cualquier sueño.
— Es usted todo un seductor, Milord. —sonrió Harry feliz—. Lo amo.
Harry continuó mirando el cielo iluminado por relámpagos, no esperaba unas palabras que correspondieran a las suyas, tan solo había necesitado decirlo y jamás se arrepentiría por hacerlo.
Severus lo sabía, y aunque ansiaba poder decir lo mismo, le estaba prohibido. Sin embargo, en sus manos quedaba demostrárselo.
— Cada tarde yo te veía en esa colina. —le dijo señalando el lugar a la distancia aprovechando la luz de un rayo.
— ¿Ah sí? —respondió fingiendo no saberlo.
— Usaba unos miralejos pero aún así no lograba ver a detalle, y de todos modos, algo dentro de mí me gritaba que nuestras vidas se unirían algún día.
— Y aquí estamos, juntos.
— Lo cual demuestra que la vida no se equivoca, estabas destinado para mí y no quiero seguir buscando más. Hoy todo es perfecto.
Harry no quiso cuestionarle qué sucedería si la Corona le exigiera un heredero, no era momento para deprimirse cuando acababa de escuchar una velada declaración de amor.
— Vamos a la cama. —sugirió Severus.
— No, aún no.
El ojiverde se apartó, colocó sus dos palmas sobre el pecho de Severus empujándole con suavidad hacia la pared. El Conde le miró sin comprender pero ya empezaba a sentirse excitado, la mirada pícara de Harry y verlo vestido con su camisa no podía ser más estimulante.
Así que fue toda una sorpresa cuando le vio arrodillarse y buscar su miembro semi endurecido para besarlo antes de introducirlo casi por completo a su boca.
El ruido de un trueno ahogó el grito de placer de Severus Snape, las manos inexpertas de Harry sujetándole, su lengua compensando su falta de pericia con esos movimientos húmedos y calientes, y sus labios cuasi virginales eran una combinación perfecta. Ni el más atrevido de sus amantes había llegado a provocarle ni un ápice de aquel sentimiento de felicidad que ahora sentía.
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Demonios con corazón de azúcar
FanfictionEran dos almas solitarias buscando embaucarse el uno al otro. Sin embargo, sus artimañas quizá no sean tan eficaces cuando el corazón decide entrometerse. Snarry