Nuevos sentimientos
Intentó quedarse en cama, dormir y dejar de pensar en él, pero le fue imposible, no encontraba tranquilidad en ningún lado, necesitaba con urgencia buscarle y verle, sobre todo ahora que no sentía ese rencor tan amargo que le impedía disfrutar por tenerlo cerca.
Abandonó la cama, se vistió con prontitud cubriéndose con la capa. No quiso esperar a que le prepararan el carruaje, tan solo montó su caballo y se fue galopando velozmente hacia la mansión Malfoy. Ni siquiera sentía el viento húmedo pegando en su cara, la emoción era más desbordante de lo que había sentido antes por nada, y tan solo se cubrió con la capucha cuando empezaron a caer las primeras gotas de lluvia.
"No me importa lo que haya tenido que hacer" Pensó mientras hacía que su caballo saltara un gran charco de lodo sin detenerse. No olvidaba el coqueteo de Harry con el tendero pero ya no le importaba. "Su corazón es puro, siempre lo supe... y estaba en problemas ¿porqué no pude verlo antes?"
Severus recordó aquellas tardes en que le espiaba y le veía cuidar de su pequeña parcela. Sintió que el corazón se le llenaba de ternura y un enorme afecto, pero también de mucho coraje consigo mismo. "¡Debí haber ido por él!" Se reclamó angustiado, eso habría evitado tantos malos entendidos, pero sobre todo, le habría ahorrado a Harry pasar por terribles momentos.
Dejó de recriminarse cuando vio la Mansión aparecer ante sus ojos, aceleró aún más la marcha, oía el golpetear de los cascos de su corcel sobre la hierba y no eran más fuertes que los latidos de su emocionado corazón, ahora las cosas serían distintas. No sabía ni qué iba a decirle cuando le viera pero no importaba, ya saldrían las palabras por sí solas, después de todo, ahora estaba dispuesto a permitir que su corazón le ayudara.
Desmontó su cabalgadura, apresurándose hacia la entrada de la casa. Uno de los guardias le abrió la puerta enseguida, así que Severus no tuvo que esperar más tiempo del necesario. Sin embargo, al estar ahí adentro supo que tenía otro problema más, no sabía en qué habitación dormía Harry.
Estaba a punto de ir en busca de Lucius cuando apareció uno de los Mayordomos, aún parecía adormilado y vestía su camisón.
— ¿Milord? —preguntó alumbrándole con la vela que llevaba en mano.
— John, dime dónde duerme el Paje de Lucius. —apremió contento con su racha de suerte.
— En la última habitación del segundo piso, Milord, pero...
— Ve a la cama, John, solo quiero hablar con él unos minutos... y no despiertes a Lucius, no es necesario.
Severus terminó su frase cuando ya subía corriendo las escaleras. El mayordomo le observó intrigado pero finalmente se encogió de hombros y regresó sobre sus pasos hacia su cama, no iba a cuestionarle nada al personaje con mayor autoridad del condado.
Al estar frente a la puerta que supuso era la habitación de Harry, Severus se dispuso a tocar, pero apenas levantó su mano para hacerlo y se arrepintió. Eran cerca de las dos de la mañana y con toda seguridad estaba durmiendo.
"Es una locura estar aquí" razonó angustiado, pensó que si le despertaba podría espantarlo. Tal vez lo mejor era regresar por la mañana y hacer las cosas correctamente. Sin embargo, sus piernas se negaban a obedecerle, necesitaba verlo, era una urgencia más allá de cualquier lógica. Usó su varita para colocarse un hechizo sobre sí mismo que le haría ser invisible y entonces, con toda la precaución posible, entró a la habitación.0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0=0
Ajeno a lo que pasaba en ese lado de su casa, Lucius Malfoy disfrutaba de una noche apasionada en su habitación. Remus llegó puntual a su cita, y una cosa les llevó a la otra, ahora no paraban de besarse y gemir de placer.
Ambos comprobaron que la primera noche no había sido solo un sueño, realmente había alguien en el mundo que se acoplaba a él en todos sentidos, que le hacía sentirse obnubilado de tanta lujuria.
Sus cuerpos enredados y desnudos eran una fuente interminable de sensaciones estremecedoras. Remus era para Lucius un gran trago refrescante, diferente a todo lo que acostumbraba, tenía experiencia, no sabía si igual o más que él, pero su proceder era cauteloso a pesar de estarse brindando por completo.
A Lucius le hipnotizaban esas pestañas doradas ahora unidas en un gesto de placer, eso lo motivaba a hundirse cada vez más profundamente y continuar arrancando los más eróticos gemidos que sus oídos hubiesen escuchado jamás.
Finalmente ambos llegaron juntos a la cúspide. Remus arqueó su espalda mientras sus dedos se hundían en la piel de su amante.
Abrió sus ojos aún en medio de los espasmos orgásmicos y sonrió débilmente.
— Eso fue... sublime, Milord.
Lucius correspondió con un ardiente beso, y volvió a estremecerse al sentir los dedos de Remus hundirse en su larga cabellera rubia. Lentamente se apartó saliendo del interior de su amante, rió con suavidad al escucharle quejarse por el vacío en sus entrañas.
— Remus, puedes llamarme Lucius... por lo menos en la cama.
La incipiente luz en el rostro de Remus se desvaneció dando sombra a una triste sonrisa que ocultó al hundir su rostro en el cuello del rubio.
— Es usted muy generoso, pero prefiero no hacerlo. Sería mucho más difícil disimular mi afecto si un día le veo en público.
— Remus, tú entiendes ¿verdad?
— Sí, Milord, lo prometo. —respondió mordisqueando la oreja de Lucius—. No soy un hombre que suela despegar los pies del piso.
Remus se apartó dejando ver su sincera sonrisa, aunque su corazón estaba un poco herido, no mentía, jamás se haría más ilusiones de las necesarias ni quería exigir algo que no se le daba a un plebeyo. Volvió a besar a su amante para olvidarse de todo, era feliz disfrutando de aquello mientras durara.
Lucius respiró tranquilo y pudo corresponder al beso sin más preocupaciones. Remus le importaba y no quería lastimarle. Además, ahora le necesitaba, era sorprendente como cada vez quería más de él, no se cansaba de besarlo, de tocarlo, de olerlo... tal vez nunca se cansaría.
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Demonios con corazón de azúcar
FanfictionEran dos almas solitarias buscando embaucarse el uno al otro. Sin embargo, sus artimañas quizá no sean tan eficaces cuando el corazón decide entrometerse. Snarry