Capítulo 20

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Freissa:

Salgo a correr con Dayanne por las mañanas antes de prepararnos para las clases, el entrenador nombrara a las elegidas para la competencia entre estos días y no somos las únicas que están buscando ganar puntos finales, incluso en el mismo parque al que hemos ido, encontramos a otras compañeras.

—¿Cómo crees que se prepare Melanny? —Pregunta Dayanne sin dejar de correr.

—No lo sé, pero de seguro no está sentada viendo una película. —Respondo agitada.

Unas chicas nos saludas y respondemos con un gesto.

Dayanne hace una mueca disgustada. —Mira, el rumor se corrió rápido. —Lleva ambas manos a su boca. —¡Consigan su propio parque!

Las chicas se giran hacia nosotras, golpeo a mi amiga con el codo y ambas reímos.



(***)



Dayanne se bebe toda la botella de agua y me siento a su lado en la banca, respirando entrecortado.

Reviso mi móvil en el bolsillo de mis pantalones de deporte, lo saco y Dayanne corta el silencio.

—¿No han hablado?

Me sonrojo. —Quedamos en esperar que pase tiempo, sin presiones.

—Solo digo.

—¿Debería llamar?

—Quieres llamar.

Miro mi móvil y el corazón me late cada vez más rápido, tomo aire profundo y acabo guardándolo.

—¡Freissa!

—Hay que seguir entrenando! —Digo y ella echa toda la espalda en el respaldar, le tomo la muñeca y la agito, buscando que se ponga de pie.

—No quiero, descansemos un poco más..

Sigo insistiendo.

—Y a todo esto, no necesitas hacer esto, ya estas dentro. —Mi amiga arquea una ceja.

—Debo demostrarle a mamá que no pasara nada si me elijen. —Aflojo mi agarre solo por un segundo y vuelvo a tirar, Dayanne planta bien el trasero sobre la banca, sin dejarme levantarla. —Una reacción alérgica no tiene por qué tenerla angustiada todo el tiempo de mí.

—No la culpes, nos asustaste a todos. —Se ríe y la logro alzar un poco, aunque sigue poniéndose rigida.. —¿Puedes creer que hasta Lumer...

La suelto por la sorpresa y cae otra vez contra la banca.

—¿Qué?

—Dolió. —Se soba el trasero y señala mis pantalones. —Deberías usar más, te marca bien el trasero. —Ríe.

—Dayanne. —La llamo y junto las cejas, confusa. —¿Qué dijiste de Lumer?

—¿No lo recuerdas? —Pregunta sorprendida. 

¿Recordar qué? Si habla de que fue a verme en el hospital... tengo claro que la intención fue porque Dayanne estaba presente.

—¿Qué paso exactamente ese día?

Dayanne sonríe.—Freissa...

Hace una pausa y sigue.

—Lumer fue quien te cargo a su jeep y nos llevo al hospital.



(***)



¿Lumer?

¿Ese Lumer?

Miro al individuo ubicado en el patio salido de las clases, como es usual, sus amigos se encuentran a su lado, lanzándose un casco entre ellos y hablando de coches, y motos.

Hago una mueca, ignorándolos. Aun me es difícil creer que...

¿Realmente Lumer?

Se da cuenta que me le he quedado viendo dos veces, la primera extrañado y la segunda vez, mostrándome el dedo del corazón.

Imbécil.

Tomo un respiro profundo y voy en su dirección, no necesito llamarlo porque me ve.

—Brindley, te ves menos hinchada.

Sus amigos se burlan, no tienen idea de lo que hace una intoxicación. Idiota.

Suspiro. Hazlo y vete.

—Gracias.—Hablo fuerte para no tener que repetirlo.

Arquea una ceja.

—Dayanne me dijo lo que hiciste. —Intenta hablar, pero sigo. —Y antes que digas que lo hiciste por ella, igual. —Respiro profundo. —Gracias.

Se queda callado por un momento, mirándome y me siento incomoda.

—Consté que lo dije porque soy educada y por que no quería que pienses que no soy agradecida con quien me ayuda.

—¿Por qué te importa lo que piense?

¿Ah?

—No somos nada, pero es tu jodida personalidad de quedar bien con todos los que te rodean.

Arqueo una ceja. —Idiota.

No pierdo mi tiempo, pero apenas doy un paso, me sujeta el brazo.

—No pensaba decir nada, pero ya que hablas, me lo debes. —Menciona con una sonrisa. —No me mires así, Brindley, sabes como soy.

—¿Qué quieres? —Junto las cejas.

—Que me agradezcas de otra manera. —Arqueo una ceja al escuchar su respuesta.

—No tendrás una cita con Dayanne.

El suspira. —Tenía que intentarlo. —Y me mira de pies a cabeza. —Pero esta vez no es eso.

Me sonrojo, si este pervertido cree...

—Necesito tu cuerpo.

—Pervertido, estas mal de la ca...

Uno de sus amigos le lanza un casco, el mismo que me pone sobre la cabeza casi de inmediato, sujeta de ambos lados y me acerca a el.

Sus ojos permanecen muy cerca a los mío y esa sonrisa malvada crece.

—Serás mi copiloto esta noche, Freissa.



Serán 30 capítulos.

Como se dieron cuenta no actualizo los fines de semana, pero esta vez no creo actualizar hasta el martes o miércoles, el lunes al fin me quitan el yeso del brazo -Respira aliviada- , quiero ver como se adapta mi brazo estos días.

De todas formas una disculpa si me desaparezco.

Nos leemos. 

>>Yiemir.

Cadena de Mentiras (#5 Odio a las Chicas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora