Capítulo 2

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La hallaca​ es un tamal​​ tradicional de Venezuela.​​​​​ Algunos lo consideran un plato más elaborado como para ser clasificado de tamal.​ Consiste en una masa de harina de maíz sazonada con caldo de gallina o de pollo y pigmentada con onoto o achiote, rellena con guiso de carne de res, cerdo y gallina o pollo.

La Hallaca venezolana es el plato típico de la Navidad en Venezuela, da cuenta de nuestro sincretismo gastronómico para celebrar la temporada de fin de año, de unión familiar, de compartir con amigos su receta y recordar el nacimiento de Jesucristo.

Guanare, Estado Portuguesa, diciembre 1994

—¿Julio por qué no quieres acompañarme al río? Siempre te invito y nunca quieres venir.

—Rosita, usted cree que yo soy un hombre fácil, apenas llevamos conociéndonos dos meses ¿Cómo voy a ir contigo al río? ¿Qué va a decir la gente de nosotros? —Respondió el hombrecillo haciéndose el difícil.

—Hay tú si eres bobo, yo soy la que debería preocuparme por lo que diría la gente, no tú.

—Yo también tengo mi dignidad, no quiero que mi nombre ande rodando por ahí, ya los escucho diciendo: "hay va el Julio pa' el río con Rosita tan serio que se veía"

—Pero si no más, nos vamos a bañar. —Contestó Rosita riéndose.

—A Elenita no le va a gustar naitica que yo ande bañándome contigo.

—Pero si Elenita está bien lejos, tonto, además ¿quién le va a decir?

—¡Gua! En todos lados hay chismosos, ya le dije que yo no soy un hombre fácil que se entrega a la primera.

La discusión de la peculiar pareja se vio interrumpida por Dolores, que llamó al hombrecillo,

el cual había mandado a hacer un encargo y ya llevaba más de una hora de retraso.

—Ay, mi Diosito querido, ya se me hizo tarde, la vieja me va a matar —se santiguó un par de veces, no le dio tiempo ni de despedirse de Rosita.

—Julio —Gritó la muchacha —La próxima vez si vamos pa' el río ya lo verás.

Al llegar a donde Dolores, esta lo esperaba enojada y le dio un par de escobazos cuando lo tuvo cerca.

—Yo esperando las hojas para hacer las hallacas y tú enamorando a cuanto veguerita se te atraviesa por el camino.

—¡Ay! —dijo sobándose el brazo y la cabeza —si yo me he portado bien.

—¿Bien? Hoy estabas con la hija de Eulalia y ayer con la hija de Pancha.

—Pero si Rafaela me quería bridar unos, raspados*.

—¿Trajiste el encargo?

—Aquí está toitico. —Abrió el saco y le mostró las hojas de plátanos que había comprado en el mercado.

—Al menos algo hiciste bien sinvergüenza, ven a comer que las arepas ya están listas.

Julio se frotó las manos, contento y entró a la casa de la hermana de Dolores.

Consuelo era una mujer ya entrada en años que vivía sola en la ciudad de Guanare, sus hijos ya adultos se habían marchado del hogar, unos se casaron y otros se fueron a la capital.

La mujer al ver a su hermana con todo ese gentío no le importó, porque lo que más ansiaba era la compañía de alguien, para Consuelo vivir sola se le había hecho una carga muy pesada, sus hijos de vez en cuando la llamaban y en las fiestas de navidad, solo le enviaban alguna carta por correo.

Entre el Amor y la VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora