Capítulo 21

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Micaela miraba con estupor a María Victoria.

-No te quedes callada, miserable, diles a tus hijos lo malvada que eres, que conozcan la clase de madre que les tocó. -Gritó María Victoria.

-Mientes - La doña se levantó del piso con ayuda de Jared, se encontraba con el cabello revuelto, la blusa estaba hecha girones, se le comenzaba a formar un moretón cerca de la boca y en un ojo, miró a Luis Fernando -Esa mujer miente, quiere embaucarte, que vuelvas a caer en sus redes, y confíes en ella, quien sabe cuáles ahora son sus intenciones, ella te dejó para irse con tu amante que no se te olvide.

María Victoria intentó soltarse, pero Luis Fernando la tenía bien sujeta y pegada a su cuerpo, si no hubiera estado tan ofuscada, habría disfrutado de aquel momento que tanto había añorado, pero debía centrarse en la bruja que tenía enfrente.

-Eres de lo peor... Tú planeaste todo esto, eres un monstruo, mataste a un inocente para poder separarme de tu hijo.

-Yo no he matado a nadie - Afirmó con Vehemencia - haces todo este show para desacreditarme delante de todos.

-Tú sola te desacreditas, eres cruel y malvada, pones de excusas el odio que sientes por mi padre para hacer tus maldades, haces sufrir a las personas que no tienen nada que ver, porque eres cruel... Diles a tus hijos lo que intentaste hacerle a Hadassah, por qué no le cuentas que la llevaste a los establos y la amarraste como si fuera un animal y con el látigo que aterrorizas a tus fieles

lacayos pretendía castigarla, para dejarla marcada de por vida.

-¿Tú hiciste eso? -Rugió Jared furioso. - ¿Te atreviste a golpearla?

Micaela estaba acorralada, no sabía que decir, Luis Fernando no decía nada, pero su mirada de hielo era peor que mil palabras.

-No hablas verdad, ya que no tienes como negarlo -Siguió María Victoria fustigándola. -Cuéntale como hiciste que Hadassah te secundara en tus mentiras, diles por qué querías castigarla, explícale que obligaste a mentir porque de lo contrario eras capaz de atentar contra la vida de tu propio hijo, Jared.

-Cállate Maldita. -Micaela se soltó y se le fue encima, pero Luis Fernando puso a un lado a María Victoria y se colocó delante de ella.

- Suficiente -Dijo haciendo que Micaela se detuviera de inmediato, miró a su madre con el ceño fruncido -¿Dime que todo lo que María Victoria ha dicho no es cierto? - Preguntó, aunque él ya sabía la respuesta.

-Hijo... -La mirada gélida de Luis Fernando la desconcertó, nunca la había visto así.

-Me lo imaginé -dijo él cuando ella se quedó callada.

-Jared busca a Hadassah que recoja sus cosas, se vienen conmigo, ninguno de los dos se quedarán ni minuto más aquí. -Luis Fernando observó alrededor, las mujeres del servicio y algunos habían presenciado todo el espectáculo, de inmediato les ordenó que salieran de la casa, luego se volteó y deslizó sus manos por las mejillas de su esposa y la acarició con dulzura -acompaña a Jared déjame solo con mi madre.

-Tienes que creerme, yo no te he engañado. - Le dijo Vicky, temerosa que Micaela lo engañara y lo pusiera en su contra.

-Ya hablaremos tú y yo -Luis Fernando le acarició el labio inferior con el pulgar, ella cerró los ojos ante su dulce caricia -No tardaré.

Vicky asintió y siguió a Jared, dejando a Micaela con su hijo.

Luis Fernando miró a su madre, caminó hasta una licorera que había sobrevivido a la pelea, se sirvió un poco de Brandy en un vaso y lo bebió de un solo trago.

La mente de Micaela ideaba la manera de convencer a su hijo, él tenía que creerle, no lo podía perder, a él no.

-Hijo nada de lo que dice esa...

-No digas nada, no se te ocurra mentirme nuevamente, no me hagas perder el poco respeto que te tengo... Lo sé todo.

Micaela se asombró y se puso una mano en el pecho.

Luis Fernando continuó:

- Cuando me enteré de lo que habías hecho, por una milésima de segundo traté de entender el por qué lo habías hecho, ya que para ti era muy difícil que yo estuviera con la hija del hombre que acabó con tus sueños e ilusiones, pero cuando el cuerpo de Octavio apareció, allí comprendí que no lo hacías por miedo, sino que tú ibas más allá. -Luis Fernando volvió a servirse otro trago, esta vez bebió un sorbo -Cuando tenía ocho años mi abuelo me llevó a la escuela, había un festival en honor a los padres, fue en ese momento me di cuenta de que yo era diferente, que mis amiguitos tenían un papá y yo no, vi como esos hombres abrazaban a sus hijos y se reflejaba en su rostro el orgullo que sentían por sus hijos y me pregunté ¿por qué yo no tenía un papá como ellos? Al regresar a la casa llorando, el abuelo me explicó lo que había sucedido y a manos de quien, a muy temprana edad, empecé a odiar a Antonio Araujo y me uní a lo que pensaba era tu sufrimiento. Por muchos años viví hundido en el odio y en el rencor, comía, bebía y respiraba venganza, ustedes me lo inculcaron y es una deuda que tengo pendiente con Antonio, no la he olvidado, pero solo con él, nunca me atrevería a hacerle daño a un inocente -Luis Fernando bebió lo que quedaba del licor - accedí a casarme con María Victoria, porque me había enamorado de ella casi desde el momento en el que la vi... Y aún creyendo las patrañas que te inventaste, fui a buscarla, ya que si era necesario, la obligaría a quererme porque resulta que esa mujer es mi vida... Tendrás que matarme para separarme de la mujer que amo.

-Ella te hundirá, no corresponde a tu amor, los Araujo no saben lo que es el amor.

-La que no sabes amar eres, todos estos años he intentado comprenderte y no lo consigo, Jared y Hadassah han crecido sin el afecto de una madre, le has negado ese derecho, ellos que no tenían la culpa de nada, los humillas y los tratas como a cualquiera de los peones, los has marcado y los has obligado a respirar puna venganza que no les pertenecía, le has hecho tanto daño, pero eso se terminó... Me haré cargo de mi familia y no permitiré que vuelvas a herir a ninguno de los míos, desde hoy tomamos rumbos diferentes.

-¿De qué estás hablando? - Preguntó horrorizada.

-Te dejo sola, con tus odios y con tus venganzas, que me libero de tus ataduras y libero a mis hermanos.

-No pretenderás abandonarme, soy tu madre, eres mi vida, hijo y te amo - Dijo con la voz entrecortada.

-Tú no sabes amar, está llena de odio y no le das valor a las personas que han anhelado quererte, no has querido sanar, escogiste dejar la herida siempre abierta y nos arrastraste a todo con tu odio, pero se acabó Micaela.

Luis Fernando dejó el vaso en la repisa, miró a su madre y pasó por su lado, Micaela lo agarró por el brazo.

-No me hagas esto, no me saques de tu vida. - Le imploró.

-Tú misma decidiste salirte. -Él le quitó la mano de su brazo y caminó hacia la puerta.

-Luis Fernando -gritó Micaela una y otra vez, pero él no miró hacia atrás ni una sola vez.

Esa fue la primera vez en mucho tiempo que Micaela Montenegro se derrumbó por completo y lloró amargamente.

Alecia estaba escondida en un rincón observando en silencio y sonrió al ver a su cuñada en aquel estado, todo había salido mejor de lo que habían planeado y eso que solo era el comienzo.

Entre el Amor y la VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora