Se escuchó un murmullo, de las demás mujeres que se encontraban allí en el momento que oyeron la confesión de Inés. Luis Fernando se pellizcó el puente de la nariz y trató de controlar la ira que amenazaba con emerger dentro de él.
— ¿Cuál era el plan? — preguntó con la voz acerada, que hizo dar a la mujer un respingo y que de inmediato hizo que las otras callaran, la autoridad que manaba en él, era impresionante en ese momento.
Inés tragó grueso.
—La doña sabía que al llegar los hombres de Los Chigüires, ustedes vendrían a este refugio, lo que yo tenía que hacer era sacar a la patrona del escondite, eso fue lo que me dijeron y eso fue lo que hice, pero también... — La mujer dejó de hablar abruptamente.
—¿También qué? —Preguntó él cerniéndose sobre la asustada sirvienta.
—No me vaya a meté presa, ellos me dijeron que lo hiciera...
—Habla de una vez, mujer, estás agotando mi paciencia.
María Victoria permanecía al lado de su esposo, nunca lo había visto tan furioso como esa noche.
—Me pagaron para que envenenara a la patrona, me dieron esto —Inés le entregó un frasquito con líquido transparente. —Yo no lo hice... porque tenía miedo.
—A mí no me vengas con cuentitos, no lo hiciste porque no tuviste la oportunidad, ya que Dolores no te dejó a cargo, porque es ella quien se encarga de mi mujer ¿No es cierto?
La mujer bajó la mirada.
Luis Fernando la agarró del brazo sin ninguna contemplación y salió del escondite.
—Por favor patrón, le juro que yo no quise hacerle daño, me tenían amenazada, perdóneme, no me vaya a meter presa.
Él hacía caso omiso a las súplicas de la mujer.
—Pablo —llamó al capataz que en ese momento arrastraba a unos de los cuerpos de los maleantes caídos en la reyerta.
—Diga patrón.
—Quiero que te lleves a esta mujer al pueblo y la refundas en la cárcel y le dices al comisario que más le vale obedecerme, que después que solucione unos asuntos iré por allá y hablaré con él.
—Como usted mande, patrón.
—Yo no tuve nada que ver, ellos me mandaron. — Gritó Inés llorando para que Luis Fernando se compadeciera, pero este ni se inmutó.
—Llévatela no la quiero ni un minuto aquí en mis tierras y deshazte de esos cadáveres cuanto antes.
Pablo agarró a la mujer y comenzó a impartir órdenes a los demás que se encontraban aplacando el fuego, que había disminuido sin tener mayores repercusiones.
Luis Fernando regresó al escondite...
—Ya pueden volver a la casa —ordenó.
Todas salieron sin decir una sola palabra, sabían que no era buen momento, María Victoria no se movió de su sitio, esperó a que los dejaran solos para poder hablar con su esposo.
Ella se acercó con intenciones de abrazarlo, pero él no se lo permitió, ella se sorprendió.
—¿Qué sucede? — Preguntó contrariada.
—Sucede que te has puesto en peligro innecesariamente, eso es lo que pasa, que si yo no llego a tiempo ese infeliz te hubiera hecho daño.
—Es que yo le creí y pensé en ese niño y...
—¿Y nuestro hijo que María Victoria? No sé si logras comprender donde estamos parados, contra que tú y yo nos encontramos luchando, ahora no solo somos nosotros, sino que está nuestro hijo y hay que protegerlo, esto es algo que debemos hacer juntos...
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Entre el Amor y la Venganza
RandomUn Amor... Una Traición... Y Una Venganza... En una tierra donde no existen las leyes, ni los límites, una venganza se lleva a cabo. María Victoria ha sido traicionada por el único hombre que ha amado en su vida, aquel que convirtió su vida en un to...