Capítulo 15

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María Victoria se soltó del agarre de Luis Fernando, furiosa con él y consigo misma, tan solo un toque y ya estaba allí deseando cosas imposibles, sentir sus labios y ya había olvidado lo que le hizo, el daño que le había causado, su traición, no podía ser tan débil, una vez lo olvidó, olvidó quien era ese hombre, su verdugo y las cosas terminaron muy mal.

—No vuelvas a tocarme —le gritó ella furiosa y se apartó de él.

Luis Fernando la volvió a agarrar por los brazos.

—Te agarro cuando me dé la gana, para tu desgracia y la mía, aún seguimos casados y pienso ejercer mi derecho.

—No puedo comprender tu descaro, tu cinismo, me pediste que largara de tu vida y ahora que estoy dispuesta a darte gusto, lo impides y te llenas la bocota diciendo que soy tu esposa.

—¡¿Qué yo te pedí que te fueras?! ¿Esa es la mentira que usaste para que Julio, Dolores y Verónica te siguieran a esta locura? ¿Dónde está tu amante? ¿Te vas a reunir con él?

—¿De qué estás hablando? ¿Qué amante?

—Deja de mentir. —La zarandeó

—No estoy mintiendo, no sé de qué me hablas...

Se escucharon pasos y luego unos grititos.

—Vicky, oh Dios Vicky —la voz de Verónica los interrumpió. —¡Prima!

—Aquí estoy Vero. —Vicky intentó soltarse del agarre de Luis Fernando, pero esta la tenía bien sujeta. —Suéltame.

—No, te dije que si intentabas huir tendría consecuencias, así que ahora tú y yo juntitos, nos iremos, no te quedarás aquí ni un minuto más.

—¿Qué estás diciendo? Esa es mi casa ahora, tú no puedes hacerme esto... suéltame maldita sea.

Verónica ya se encontraba muy cerca de ellos.

—Tú te vienes conmigo, María Victoria.

—Tú no puedes obligarme.

—Te irás conmigo.

—Si me obligas, nunca te lo voy a perdonar.

—No te vas a quedar ni un minuto más aquí.

—Ni muerta vuelvo a Los Sauces ¿Me oyes?

Ella empezó a forcejear con él, pero era una tarea titánica porque Luis Fernando era como una roca inamovible, nada de lo que hacía le afectaba, la tenía bien sujeta por el brazo y comenzó a arrastrarla hasta su camioneta. Verónica corrió tras ellos, pero en el momento que ellos llegaron a la carretera, Jared lo estaba esperando y le entregó las llaves del vehículo.

—Encárgate de Verónica.

—¿Qué le van a hacer a mi prima? —Preguntó Vicky angustiada —Ustedes son unos desgraciados, miserables...

Verónica salió a la carretera también y al ver que tenía a su prima corrió

hacia Luis Fernando, pero Jared la detuvo y con una mano le tapó la boca.

Luis Fernando, por su parte, agarró a María Victoria y la montó en la camioneta a la fuerza.

—Quiero que te quedes quietecita, que no intente ninguna estupidez, que ya rebasaste mi jodida paciencia, te vendrás conmigo a cumplir tu papel de esposa abnegada hasta que a mí me dé la gana. —Soltó Luis Fernando furioso.

—Tú no entiendes, yo puedo volver a San José, no me lleves a Los Sauces. —María Victoria bajó la guardia y trató de razonar con él.

—¿De qué tienes miedo? ¿De qué la gente te señale con el dedo? —Preguntó Luis Fernando mientras encendía la camioneta y bloqueaba todas las puertas.

Entre el Amor y la VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora